Rocío Vega tiene 41 años y dos hijas que estudian en un colegio  público de Pozuelo. Ella y su marido –desempleada y autónomo– han tenido que tomar una decisión tras desaparecer el sistema de cheque-libro que la Consejería de Educación instauró en 2006-2007 para ayudar a las familias a comprar el material. "O comen o llevan libros a la escuela", cuenta Rocío. Y la pareja ha optado por lo primero. La mayor –4.º de Primaria– tiene que apañarse con las fotocopias que le facilita la tutora.

Como ella, una de cada tres familias de escolares de la región (30%) están teniendo problemas para comprar el material de sus hijos y decenas de padres aún no lo tienen, según denuncia la Ceapa y la Fapa Giner de los Ríos.

El motivo es que a la  crisis y a la subida del IVA se suma este curso el nuevo sistema de préstamo de libros por el que la Comunidad ha sustituido la ayuda en metálico que sí concedió el año pasado: 90 euros en Primaria y 110 en Secundaria.

De hecho, un mes después de empezar el curso, hay centros con "lista de espera" de familias que ni tienen los libros ni pueden pagarlos. Es el caso de un instituto de Parla donde la Comunidad ha transferido 3.945 euros que han llegado para comprar el material a 39 alumnos. "Hay 41 que se han quedado sin nada, no tienen libros ni material. Hemos pedido que nos amplíen el fondo", cuentan fuentes del centro. En este centro el año pasado hubo 200 alumnos con cheque-libro (unos 20.000 euros).

Como el de Parla, los centros educativos de toda la región están "desbordados", según denuncian desde los sindicatos FETE-UGT y CC OO. Y es que el anuncio del nuevo sistema no solo se hizo tarde –en  julio–, sino que Educación ha delegado en los consejos escolares de los centros la concesión de los libros.

"Estamos desbordados. ¿A quién le entregas los libros cuándo todas las familias los necesitan? No nos han dado criterios y, además, estamos accediendo a una información fiscal y de renta que no deberíamos conocer", coinciden en denunciar desde las AMPA y los sindicatos.

Este diario ha preguntado a Educación el importe de la partida presupuestaria que ha destinado al sistema de préstamo de libros y cuántos centros han pedido una ampliación por lista de espera, pero la Consejería de Lucía Figar no ha facilitado los datos.

Los profesores están haciendo encaje de bolillos para que sus alumnos puedan disponer del material necesario. "Hacemos fotocopias, escaneamos fichas, rotamos manuales por días o compramos algunos", explican los docentes consultados por 20 minutos.

Y lo hacen por una razón. Según los pedagogos, el material es un hilo conductor fundamental para que los alumnos puedan seguir una clase sin distraerse y prestando atención. Además, "es necesario que los chicos tengan un soporte común que ahora no tienen".