La vida de Teodoro —un hombre parapléjico de 52 años con dos hijos con problemas de salud (uno de ellos, en estado vegetal)— ha dado un giro de 180 grados en solo dos días. Su maltrecha situación económica, podrían haberse quedado en la calle en cuestión de meses, ha dejado de ser un problema inminente.

"Nos han llamado de toda España para ofrecernos ayuda. Donativos, comida, ayuda a domicilio y muchísimo ánimo y cariño. No sé como podré agradecer a la gente todo lo que está haciendo por mí y por mi familia", relataba emocionado.

En Madrid, los once trabajadores de una peluquería cercana a la Puerta de Alcalá han decidido también intentar aliviar la situación de Teodoro y los suyos.

Un mago de Barcelona, incluso, se ha puesto en contacto con ellos para montar una gala benéfica para recaudar fondos. "He hablado con el Ayuntamiento de Móstoles (Madrid) para ver si nos facilita un teatro para realizar la gala", confirmaba por email a este diario.

Y es que, la noticia de esta familia ha llegado al corazón de nuestros lectores, que han acudido, en multitud, a su ayuda. Solo en dos días más de cien personas que se han puesto en contacto con 20 minutos para ayudar a Teo y a los suyos.

Son decenas de historias dignas de relatar. "Casi no llego a final de mes, pero ellos lo necesitan más que yo", explicaba una anciana madrileña con la voz temblorosa. "Es vergonzoso que tenga que ser la gente de la calle, incluso personas sin muchos recursos, quienes les echen una mano", lamentaba Teresa en nuestra web.

Otros, como el internauta Cernujos, esperarán a ayudar a esta familia. Muchos de los lectores que se han interesado por la situación de Teo saben que las ayudas deberán continuar para que la situacion de esta familia no sea mejor solo durante un tiempo. "Como sabemos que hay mucha gente ayudándoles ahora, les llamaremos en un mes para ver qué les hace falta", explicaba Esther, una de las primeras lectoras en acudir a ayudar a esta familia.

"Les preguntaré si les puedo abonar las medicinas. No me gustaría que este señor esté ni un solo día más sin tomar su medicación", matizaba un señor de Castellón. "Yo no puedo darles nada, pero me acercaré un día a su casa a ver en qué les puedo ayudar. Hacer la comida, poner lavadoras, lo que sea", contaba una mujer toledana.