Siempre he soñado con ser conductora. Quería ser como mi padre, Juan Pérez. Tenía tres años y prefería ir a la cochera que a un parque.

¿Y qué le decían?

Mi madre, María, creía que era una afición pasajera porque era un oficio de hombres.

Pero no fue así.

Con 16 años fui aprendiz de mecánico. Quería conocer todo para estar segura de qué era lo que llevaba entre manos. Con 18 me saqué el carné de coche, con 19 el de camión y con 20 el de autobús.

¿Cómo fue su primer día?

Me impresionó mirar por el espejo y ver 50 cabezas. En ese momento asumí la gran responsabilidad que suponía mi trabajo.

¿Y su primer viaje largo?

Tenía 22 años y conduje hasta Italia. Todo el mundo me saludaba. La Guardia Civil me paró tres veces; imagino que les chocaría verme, pero jamás me he sentido rechazada ni por mis compañeros ni por los viajeros, sino todo lo contrario.

Lo mejor y lo peor.

Conocer a tanta gente y ver la calidad humana de las personas. Eso te hace tener la mente más abierta. Lo peor, que tienes que pasar sin la gente a la que quieres.

¿Y renunciar al amor?

No. Pepe, mi marido, también es conductor. Nuestra suerte es que hemos coincidido dos personas con el mismo gusto profesional y la forma de ver la vida.

Cuénteme una anécdota.

En Florencia aparqué en un sitio donde habían más conductores y cuando llegué se cuadraron todos en fila y me hicieron el saludo militar. Fue muy divertido.

BIO

Pepi Pérez nació el 6 de agosto de 1966 en Alicante. Ahora ha tomado las riendas de la empresa de transportes Autocares Carcelén, que fundó su padre, Juan Pérez.