El pasado fin de semana ha sido el más mortífero en las carreteras catalanas en lo que llevamos de año.

Ha habido ocho víctimas mortales desde el viernes, lo que ha llevado al Govern a mostrarse "consternado" por un repunte de muertos de tráfico que no se daba desde la introducción del carnet por puntos.

La consellera de Interior, Montserrat Tura, calificó ayer de "resultado terrorífico" esta cifra de víctimas en las carreteras cercana a la decena.

De hecho, la semana anterior se vivió una situación totalmente distinta, ya que, según Tura, fue "extraordinariamente bien", sobre todo, si se compara con este último, que ha marcado un récord totalmente negativo.

La consellera de Interior negó que este repunte de los accidentes tenga que ver con la falta de dispositivos de control. Tura hizo una llamada a "la responsabilidad de los conductores", a quienes les recordó que, en la carretera, «a menudo, se paga con la vida».

Última víctima

La lluvia se apunta como la causa más probable de la muerte, ayer, de un motorista de 32 años, que chocó contra un coche en la N-240, en Riudecols (Baix Camp) después de que las ruedas patinaran sobre la calzada.

Este joven motorista fue la última víctima de una lista de ocho que se inició el pasado viernes en la C-12, en Lleida.

Allí se produjo el siniestro con más víctimas: tres muertos tras chocar frontalmente dos vehículos.

Otra víctima se registró el sábado en La Jonquera, cuando un hombre fue atropellado por un camión en la N-II. Aunque llevaba un chaleco reflectante, parece ser que el camionero no lo vio y lo arrolló.

También el sábado, un autocaravana que circulaba por la autopista AP-7 se salió de la vía y volcó. Un hombre de 67 años, británico, murió en el acto. En el Eix Transversal y en Cabrera hubo otras dos víctimas.