Los súper tiran a la basura 50.000 toneladas de comida fresca al año porque no pueden donarla

  • Un derroche que alimentaría anualmente a 43.000 familias.
  • Sanidad prohíbe su donación.
  • Piden que se flexibilicen las leyes para poder aprovecharlos.
Un grupo de personas busca comida en contenedores de un supermercado de Madrid.
Un grupo de personas busca comida en contenedores de un supermercado de Madrid.
JORGE PARÍS
Un grupo de personas busca comida en contenedores de un supermercado de Madrid.

Más de 50.000 toneladas de comida fresca de los supermercados acaban cada año en la basura porque Sanidad prohíbe que se done a las asociaciones que se dedican a distribuir alimentos entre las personas sin recursos y los comedores sociales, según una estimación realizada por el Ministerio de Agricultura y la Federación Española de Bancos de Alimentos (Fesbal).

La ley no lo permite porque estas entidades no cuentan con la infraestructura necesaria para su mantenimiento y distribución: furgonetas con equipo de frío y cámaras de almacenamiento, entre otros requisitos.

Solo con los productos frescos de los supermercados que son desechados anualmente se podría alimentar a unas 43.000 familias de cuatro miembros durante todo un año, calcula Fesbal.

La cifra de familias sin recursos atendidas podría ser mucho mayor si sumáramos las toneladas de  alimentos que sí pueden ser donados (legumbres, latas, aceite...), pero que los comercios no ponen a disposición de las asociaciones por varios motivos: evitar que se aprovechen personas que no lo necesitan y la molestia de tener que almacenarlos. Se calcula que por esta vía se despilfarran otras 357.000 toneladas al año. Solo el 20,5% de los distribuidores donan habitualmente estos productos.

Aunque está prohibido, varias asociaciones de barrios de Madrid, Barcelona y Bilbao recogen desde hace tiempo los alimentos frescos de los supermercados y los distribuyen entre las familias que lo necesitan. «Como no pueden recoger la comida con furgonetas se la llevan en bolsas como si estuvieran haciendo la compra. La diferencia es que cuando pasan por caja no pagan. Luego la dividen y la reparten entre las familias sin recursos del barrio», explicó a 20 minutos uno de los encargados del Banco de Alimentos de Madrid.

Fesbal, asociación sin ánimo de lucro galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, solicitará esta semana a la ministra de Sanidad, Ana Mato, que flexibilice la normativa para poder aprovechar la comida fresca que desperdician los supermercados. «Nosotros hablaríamos con los comercios, pero serían las asociaciones de barrio las que recogerían la comida cada día y harían el reparto», explicó Juan Raúl Sanz, director general de Fesbal.

El despilfarro de alimentos no es, ni mucho menos, culpa solo de los supermercados y grandes superficies. En realidad, de los nueve millones de toneladas de comida que se tiran a la basura al año en España, la mayoría (41%) procede directamente de los hogares. La industria alimentaria desecha otro 40%, los restaurantes el 14% y los supermercados el 5%.

Familias en la puerta del súper por la noche

Muchas familias van a las puertas de los súper a las 22.30 horas para coger la comida sobrante. Es una realidad que se extiende por todo el país. Cierran a las diez, pero hasta y media no sacan los contenedores. En su interior, kilos de comida fresca en perfectas condiciones que llenarán la despensa de varias familias sin recursos. Con delicadeza los seleccionan y se los reparten: "Aquí hay pan", comenta uno de ellos. "Yo he conseguido algo de carne", responde otro.

Los dueños de los establecimientos conocen la necesidad de estas personas y no ponen trabas. "El problema es que cada día viene más gente, la mayoría inmigrantes, y eso provoca alguna que otra discusión. Además, dejan la calle bastante sucia y los vecinos se quejan de los olores y de algunas de la personas que vienen. Muchos de ellos viven en la calle y no tienen muy buena pinta", confesó el dueño de uno de los establecimientos cercanos al supermercado, situado en el barrio de la Hispanidad (Madrid).

Los supermercados tienen la obligación de vender los productos frescos con un margen de tiempo suficiente como para que puedan ser consumidos. Por este motivo, si un alimento está a punto de caducar debe ser retirado.  Están en buen estado, pero no pueden ser comercializados.

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