Invertir en la alta montaña

Caras y rentables: A pesar de tener un precio superior a otras segundas residencias, su revalorización atrae a los compradores.
Son muchos los que ya han dejado de lado la casa de la playa como segunda residencia (y forma de invertir en ladrill)– y han puesto su dinero a producir en la montaña. El disfrute de un nuevo modelo de turismo y su alta rentabilidad compensan el precio de estas viviendas, un poco más alto del habitual.

Es el momento de pensar en invertir en las zonas de nieve, ahora que se acerca el invierno. Existen más de treinta pistas de esquí en toda España para elegir. Sin embargo, no todas se comportan de la misma manera ni ofrecen los mismos atractivos. El factor geográfico es, en este caso, determinante.

Cuestión de altura

Las cordilleras más altas son las que cuentan con las mayores pistas, aunque también son las más masificadas. Esta saturación repercute en el precio del metro cuadrado y hace de los Pirineos y Sierra Nevada las zonas más caras.

"Los precios bajan a medida que nos alejamos de la montaña", afirma Marta Gil, directora de Solaris Grupo Inmobiliario. Para quienes echen de menos la vida de un núcleo urbano, poblaciones como Jaca (Huesca) o Sort (Lleida), con el metro cuadrado en torno a los 2.600 euros, se encuentran muy cerca de la alta montaña y son de las más asequibles del Pirineo.

Otra opción es buscar sistemas montañosos menos elevados, como el Cantábrico o el Ibérico, aunque la presencia de nieve aquí no siempre está garantizada.

Caso aparte es el del Sistema Central, que acusa su cercanía a Madrid. Así, aun contando con pistas pequeñas y una altura media no excesivamente elevada, las poblaciones cercanas a Navacerrada, La Pinilla o Valdesquí mantienen unos precios bastante altos. "Cuanto más cerca de una gran ciudad, más caras son las viviendas (reconoce Gil), porque pasan de ser casas de verano a ser de fin de semana".

La resurreción

Una de las principales ventajas que ofrece invertir en las zonas de montaña es la rentabilidad que ofrecen, en la mayoría de los casos por encima del 20% anual. Y esto, gracias a un nuevo modelo de turismo que se está desarrollando en torno a estos parajes naturales.

"La gente ya no piensa sólo en el invierno para venir, sino en disfrutar los recursos naturales todo el año", afirma Gil. La proliferación de deportes como la escalada, el descenso de rápidos o el senderismo, por una parte, y del turismo rural, por otra, ha hecho que en los últimos diez años muchos municipios deprimidos que no vivían del turismo se hayan volcado en él.

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