A veces las redes sociales, combinadas con las prisas, pueden jugar malas pasadas. La última víctima de ellas ha sido la cantautora Russian Red, quien ha decidido este mismo jueves cerrar su cuenta de Twitter al recibir un torrente de críticas por un tuit desafortunado.

Todo ocurría casi a la vez que la Fundación del Español Urgente alertara sobre el "desprestigio" que puede suponer "una falta de ortografía, una mala expresión o un mal dato" en la Red, ese espacio incorpóreo donde, sin embargo, todo queda registrado y el usuario puede ser sometido fácilmente a escarnio público.

La joven madrileña escribió en su perfil un confuso mensaje en el que indicaba: "La manera de combatir la falta de belleza es la extrema delgadez", para luego añadir: "Stop a la anorexia".

Al instante, varios tuits reprendían a la cantautora por defender la anorexia.

"¿Por qué habéis entendido todo lo contrario de lo que estoy diciendo?", se quejaba poco después ella, extrañada, antes de caer en la cuenta del error e insistir: "No, no y no a la anorexia por Dios, ya".

Sin embargo, los mensajes que le han dirigido han hecho mella en la artista, que finalmente se ha despedido de Twitter.

No es la única celebridad cuyas palabras en Internet han prendido fuego a las redes sociales. Una frase de David Bisbal sobre las pirámides de Egipto ("Nunca se han visto las pirámides de Egipto tan poco transitadas, ojalá que pronto se acabe la revuelta") publicada el pasado mes de febrero disparaba el sentido del humor más ácido de los tuiteros, que tras crear el hashtag #turimobisbal, se dedicaron a escribir frases como "Qué gente más rara hay en Chernóbil #turismobisbal", "Ojalá paren las guerrillas en el Congo, qué pena de selvas... ni un carril bici se puede poner... #TurismoBisbal", etc.

También el escritor Arturo Pérez Reverte recibió multitud de criticas  e inspiró un hashtag (#perezrevertefacts) cuando en 2010 se mofó de las lágrimas de Miguel Ángel Moratinos al dejar su cartera ministerial y, después, alardeó del revuelo que había causado.

Otros casos son los de Andrés Calamaro que, como Lourdes Hernández (Russian Red), decidió acabar con su cuenta de Twitter y describió el site del que renegaba como  "un coro de subnormales".

Por su parte, Alejandro Sanz ha tenido que soportar carros y carretas de los internautas a causa de su encendida defensa de la ley Sinde.