Los maltratos a niños en los preventorios del franquismo: "Nos fregaban con estropajo"

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Otilia Rodríguez, en una foto tomada en la época en la que ingresó en un preventorio y en la actualidad.
Otilia Rodríguez, en una foto tomada en la época en la que ingresó en un preventorio y en la actualidad.
20 MINUTOS
Otilia Rodríguez, en una foto tomada en la época en la que ingresó en un preventorio y en la actualidad.

Algunos pasaban tres meses; otros, unas semanas; y en alguna ocasión puntual, uno o varios años. Muchas de las 70.000 niñas de entre 6 y 12 años que pasaron por el Preventorio Doctor Murillo (Guadarrama, Madrid), según estimaciones de Consuelo García del Cid –investigadora y autora de Las desterradas hijas de Eva–, pudieron haber sufrido vejaciones.

La situación se repetía en los 12 preventorios masculinos y femeninos que había repartidos por todo el territorio nacional en los que pudo haber hasta un millón de niños.

Treinta años (funcionaron de 1945 a 1975 como colonias para prevenir enfermedades) que han quedado borrados como por arte de magia de los registros y los archivos públicos del Estado. "Llevo un año buscando algún dato oficial sobre estas cárceles del franquismo para adoctrinar a los menores y no he encontrado nada. Oficialmente es como si no hubiera existido", confiesa García del Cid. Ni el Ministerio del Interior ni el de Sanidad tienen constancia de estos centros. Para el politólogo y experto en la Guerra Civil Francisco González de Tena los documentos podrían haber sido destruidos antes de ser archivados, "una práctica muy utilizada por las dictaduras".

Pero la realidad es que sí que existieron y ahora estas mujeres piden justicia por los abusos, maltratos y vejaciones que, según denuncian, sufrieron por parte de las cuidadoras del centro. "Lo más humillante eran las duchas. Nos ponían a todas en fila en el patio completamente desnudas y nos fregaban con un estropajo de esparto y una pastilla de jabón Lagarto", cuenta M.ª Nieves. Cumplió allí los nueve años. "Yo vomitaba casi todos los días y la cuidadora me ponía de pie y con la cuchara me daba los vómitos", explica indignada Ángela. "Recuerdo que tuve un padrastro en un dedo y me lo cortaron con unas tijeras. Mis gritos se escucharon por toda la sierra de Guadarrama", recuerda Amparo.

Los testimonios no varían con el paso de los años. De 1945 a 1975, idénticos métodos, maltrato psicológico y físico, mala alimentación, inyecciones constantes, duchas frías... Pero ¿dónde están esas cuidadoras?, ¿quién designó que se utilizaran esos métodos?, ¿qué eran esas inyecciones constantes?, ¿dónde están los informes médicos?

Usadas como cobayas

Muchas de las internas que pasaron por el centro de Guadarrama aseguran que desde que salieron de allí han sufrido múltiples problemas físicos a lo largo de su vida. "Las pinchaban y les daban pastillas un día sí y otro también y no estaban enfermas. Solo estaban allí como prevención para evitar que se contagiaran de tuberculosis", cuenta García del Cid. Esta investigadora señaló a 20 minutos que no sería nada descabellado pensar que algunas de estas menores fueran usadas como cobayas humanas y la Administración debería investigarlo. "No es normal que les dieran tanta medicación y no exista ninguna referencia médica, un expediente, un informe, algo".

No es la única tesis que habría que investigar, según García del Cid. Cuenta que a las chicas que estaban más desarrolladas les hacían fotos cuando estaban en la ducha. "La persona que las fotografiaba aún sigue viva. No podemos decir nada más sobre este asunto porque no tenemos pruebas que lo demuestren salvo el testimonio de algunas de las mujeres".

Un bufete de abogados se ha ofrecido para llevar el caso judicialmente, aunque de momento las víctimas no se han agrupado en ningún colectivo y solo demandan "saber la verdad, no llevar a nadie a la cárcel ni cobrar indemnizaciones". La Fiscalía General ha explicado que no puede actuar si no hay denuncias de por medio. También habría que dilucidar qué tipos de delitos habría que investigar y si no han prescrito ya.

Otilia Rodríguez estuvo en Guadarrama con 6 años: "Me pegaron por limpiarme los mocos"

"De pequeña fui una niña enclenque, delgadísima y con eternos problemas de bronquitis. El médico me recomendó el aire puro de la sierra y mi padre consiguió una plaza en el preventorio. Allí, las normas eran estrictas y claras, como que no podías moverte de la cama y solo podías beber dos vasos de agua al día. La ropa, escrupulosamente limpia, con una cinta en la cabeza que me quedaba tan pequeña que los dolores de cabeza eran constantes. La papilla del desayuno daba tanto asco que cuando la vomitábamos nos teníamos que comer lo devuelto. Lejos de mejorar con mis problemas mucolíticos y bronquiales, empeoré. Me llevé una tremenda bofetada cuando un domingo en misa tuve que limpiarme los mocos con mi ropa ya que no nos daban pañuelos. El miedo estaba servido. Por la noche, las pequeñas ni nos movíamos aunque tuviéramos ganas de ir al servicio, de hecho había niñas que mojaban la cama. Las cartas que enviabas a tu familia nunca llegaban. Sin olvidar que nos quitaron las maletas con las que llegamos al preventorio y nos despojaron de la ropa y comida que nos dieron nuestros padres. Mi pesadilla terminó cuando un día vinieron a verme mis padres, que nunca recibieron mis cartas, y les rogué que me sacaran de allí. Ahora quiero que se investigue, que salgan archivos, que se sepa la verdad".

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