Somos animales sociales y para nuestro desarrollo es básico interactuar con otros, crecer con y a través de otros. Por eso el aislamiento puede resultar tan perjudicial para nuestra salud, especialmente en las fases de crecimiento.
La ciencia ha observado ya que los niños que sufren aislamiento social experimentan impedimentos cognitivos y sociales en la edad adulta. Ahora, investigadores del Hospital Infantil de Boston han demostrado cómo ocurre este proceso.
El concreto, han visto que el aislamiento social durante la vida temprana evita que maduren las células que forman la materia blanca del cerebro, y que se produzca la cantidad adecuada de mielina en las fibras nerviosas.
El estudio, publicado en Science, también identifica la vía molecular implicada en estas anomalías, mostrando que es interrumpida por el aislamiento social, y sugiriendo que podría ser, potencialmente, tratada con medicamentos. Por último, la investigación indica que el momento de la privación social es un factor importante en la causa del deterioro cognitivo.
Los investigadores tomaron como modelo las carencias sociales en ratones, poniéndolos en aislamiento durante dos semanas. Con más detalle, cuando el aislamiento se produjo durante un 'periodo crítico', comenzando tres semanas después del nacimiento, los oligodendrocitos no consiguieron madurar en la corteza prefrontal, una región del cerebro importante para la función cognitiva y la conducta social.
Como resultado, las fibras nerviosas mostraban revestimientos más delgados de mielina –que es producida por los oligodendrocitos– y los ratones mostraron alteraciones en la interacción social y la memoria de trabajo.
Estudios en niños criados en instituciones donde el descuido era evidente, como otra investigación reciente del Hospital Infantil de Boston, muestran cambios en la materia blanca de la corteza prefrontal, pero el mecanismo de los cambios aun no estaba claro.
La mielina es esencial para la velocidad y la eficiencia de la comunicación entre las diferentes áreas del cerebro, por lo que la disminución de la mielinización puede explicar los déficits sociales y cognitivos en los ratones.
El laboratorio de Gabriel Corfas, uno de los autores del estudio de Boston, está desarrollando fármacos para estimular el crecimiento de mielina.
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