Los centros educativos de Infantil y Primaria de la Comunidad de Madrid han comenzado el curso sumidos en el desconcierto. A la reducción de las becas, el recorte de profesores interinos —2.000 este curso, según los sindicatos— y el incremento de alumnos —1.138.390 estudiantes, un 1% más— se han sumado las instrucciones dictadas a última hora por la Consejería de Educación.

El problema, explican desde los centros consultados por 20minutos.es, es que la orden para permitir el uso de tarteras en los comedores se hizo pública tarde, solo una semana antes del inicio de curso. Asimismo, las partidas pertenecientes a las becas de libros eliminadas y con las que cada centro debe crear ahora un sistema préstamo de libros —entre 1.500 y 10.000 euros dependiendo del centro— no han sido transferidas hasta esta semana.

Así las cosas, los directores se han encontrado sin medios para gestionar el uso de los 'tuppers' en sus comedores y con padres que, necesitando las ayudas para comprar los materiales escolares, ya los han adquirido para que sus hijos pudiesen empezar las clases.

"Es desconcertante", explican desde el colegio Luis Bello (barrio de Prosperidad, Madrid). "Esperábamos que la Consejería, la inspección o la Dirección de Área Territorial nos aclarasen cómo íbamos a poner todo esto en marcha, pero nos han dejado el 'embolao' y nosotros se lo tenemos que explicar a los padres, así que hemos aplazado el tema de los 'tuppers' hasta octubre", comenta un miembro del equipo directivo.

"No tenemos neveras ni microondas, y menos aún dinero para comprarlos, pero lo que más nos preocupa es cómo vamos a garantizar que ningún niño se intoxique en el comedor si trae la comida de su casa. El comedor ya funciona, pero cuando se apunten el grueso de los alumnos, en octubre, no sabemos cómo nos vamos a apañar", alertan.

Precisamente, el grupo municipal de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Madrid tildó este jueves de "claramente insuficientes" las inspecciones de control de alimentos y condiciones sanitarias que el Consistorio tiene programadas para este año en los centros escolares de la ciudad: cinco por mes y distrito, 18.412 en total.

El problema se repite en cada colegio de Infantil y Primaria de la región. El Castilla, en Alcobendas, tampoco permitirá traer comida de casa este mes. "Solo tenemos un microondas y no tenemos nevera porque el comedor lo lleva una empresa. Educación se ha desentendido de la seguridad alimentaria y no nos dice nada en este sentido. Si la comida viene de fuera, tampoco podremos controlar la dieta de los niños como hasta ahora".

La reducción de las becas de comedor, añaden desde la dirección, provocará otro efecto negativo: el despido de parte del personal que atiende el servicio. "Si los padres tienen menos ayudas, se acentuarán las bajas que venimos sufriendo los dos últimos años, porque no les llega para todo, así que se necesitará menos gente".

El Antonio Machado de Fuenlabrada, explica su jefa de estudios, ni si quiera tiene espacio para poner más neveras o microondas en su cocina. "Si hay que habilitar otro espacio, alguien tendrá que pagarlo. Hemos establecido el precio para los niños que traigan tartera en 3,20 euros al día, cuando el de un niño que venga al comedor normal paga 4,80 euros", detalla.

El colegio Henares, de Alcalá, se muestra rotundo: "No sabemos nada, solo lo que se dice en los periódicos y poco más. Nos apañaremos como podamos". El León Felipe de Móstoles tampoco lo tiene claro, ya que las instrucciones de Educación no dicen nada más que los niños "podrán hacer uso del servicio de comedor llevando la comida elaborada en su casa", siendo los consejos escolares los que establecerán "las condiciones y características" para garantizar el servicio.

Consultado por 20minutos.es, un portavoz de la Consejería de Educación explicó que el departamento no dará a los colegios ninguna partida adicional para adaptar sus comedores porque, en opinión del Ejecutivo, todos los centros públicos "ya están perfectamente equipados".

La acusaciones de falta de previsión contra la Consejería se repiten al hablar del fondo de préstamo de libros, unos ejemplares que deben durar cuatro años y que las familias deberán pagar si no devuelven en perfectas condiciones. En otros casos, los libros ni siquiera son reutilizables porque los niños hacen los ejercicios sobre ellos.

El Luis Bello asegura que la cantidad transferida por el departamento que dirige Lucía Figar no llega para cubrir las demandas de todas las familias que se han quedado sin beca. "El 90% de nuestros alumnos son inmigrantes o pertenecen a familias con rentas bajas. Los padres nos llegan con auténticos dramas familiares, pero no hay para todos", concreta su secretario.

"Tenemos 4.500 euros. He ido a las librerías y los cuatro libros básicos cuestan 120 euros. Con eso no nos llega ni para 40 niños, y tenemos 380. Dicen que tienen que durarnos 4 años, pero las editoriales nos los cambian cuando quieren porque es su negocio. ¿Qué vamos a hacer? ¿Ha pensado en eso la Consejería?", advierte el director del Castilla.

En el Antonio Machado, muchos padres ni siquiera se han enterado de que podían pedir libros prestados. "Con 3.000 euros, en principio nos llega. El curso ya ha empezado y los niños ya han venido casi con todos los materiales. El año que viene, este dinero se va a quedar muy corto porque la gente lo está pasando muy mal", añade su jefa de estudios.

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