Un 'ecoartista' que hace balones con pipas, cámaras de fotos con cítricos, radios con verduras...

  • El rumano Dan Cretu reproduce objetos cotidianos con materiales perecederos y renueva el concepto clásico de bodegón.
  • Ve un reto personal en transformar algo común en "inusual, vivo y atractivo".
  • Crea las obras efímeras, que después fotografía, sólo con procedimientos manuales.
Una de las creaciones del "ecoartista"
Una de las creaciones del "ecoartista"
© Dan Cretu
Una de las creaciones del "ecoartista"

Asocia ideas con materiales que no les corresponden, da papeles sorprendentes a objetos de la vida cotidiana. Un cucurucho hace que una bombilla de bajo consumo se convierta en helado, tres guindillas se convierten —con una pequeña adenda de plástico— en tubos de pintura.

Dan Cretu, un artista rumano de 31 años, da un giro al bodegón tradicional cuando fabrica una cámara fotográfica con cítricos o un balón fútbol con pipas de calabaza y girasol.

Se autodenomina "ecoartista". Apasionado por la fotografía, pero sin encontrar un lenguaje propio, hace dos años, cansado de buscar en la calle temas para sus imágenes, abrió la nevera y se dejó inspirar por dos naranjas: "Fue el nacimiento de mi primera foto exitosa, la bicicleta naranja. Desde ese día tengo que decir que ya no veo las frutas y la verduras de la misma manera. Ahora, cada vez que voy al mercado paso minutos frente a los mostradores, tratando de imaginar mi siguiente trabajo".

Sin tratar la imagen en el ordenador

Se siente afortunado de usar las "creaciones de la naturaleza" para reproducir inventos de la mente humana como una moto o un radiocasete. Todo está hecho a mano, en un proceso artesanal sencillo como un juego. A pesar de que hay detalles que requieren precisión y especial concentración, hay que trabajar rápido porque el material es perecedero, se seca, pierde brillo y forma. Cretu emplea entre tres y cuatro horas en cada obra para inmortalizarlas después en todo su esplendor con una fotografía.

Para crear los juegos visuales le vale casi todo. El artista ve un reto personal en "transformar un objeto común, del que ya ni siquiera nos percatamos, en algo inusual, vivo y atractivo".

Reconoce que en esta era de imágenes digitales, quien ve sus trabajos aprecia la manufactura, el esfuerzo de desarrollar una idea sin tratar una imagen en el ordenador: "Me encanta ver las reacciones de la gente, que muchos se pregunten si hay Photoshop de por medio. Que mi trabajo cobre vida en una foto (algo tan paradójico como suena) y en origen sea un objeto vivo que he creado con mis manos, añaden satisfacción personal a lo que hago".

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