Los expertos aseguran que la secesión de Cataluña es posible si hay una mayoría y negociación

Muy complicada, pero no imposible. La secesión de Cataluña, no recogida en la Constitución, podría, sin embargo, llevarse a cabo si concurren tres factores: una mayoría cualificada, la negociación con Madrid y el apoyo de la Unión Europea y la comunidad internacional. Tras la manifestación independentista del pasado 11-S en Barcelona, que reunió a más de un millón de personas, varios expertos en derecho constitucional y ciencia política nos explican cómo podría andarse el camino hacia una República catalana y las consecuencias de realizar ese viaje.

1. ¿Es viable que Cataluña se independice?

"Si el 60% de la población de Cataluña optase por la independencia, el proceso sería irreversible, diga lo que diga el derecho. Una democracia debe escuchar una opinión tan mayoritaria", asegura Cesario Rodríguez Aguilera, catedrático en Ciencia Política de la Universidad de Barcelona (UB). En su opinión, aunque desde el punto interno la secesión no sería posible sin una reforma constitucional, desde el externo, todo dependería de la actitud al respecto de Europa y de la comunidad internacional.

Coincide con su planteamiento Joan Lluís Pérez Francesch, profesor de derecho constitucional de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), que considera que pese a que la Constitución española está blindada frente a la secesión, en el derecho internacional hay mecanismos para hacer un referéndum en Cataluña apelando a la autodeterminación y al derecho a decidir. "Jurídicamente es complicado, pero es posible siempre que haya una mayoría y que se negocie. Comportaría un problema de relaciones con España y, por lo tanto, habría que negociar con ella", explica.

El director del Instituto complutense de derecho parlamentario, de la Universidad Complutense de Madrid, Javier García Roca, también cree que en democracia la regla básica es la soberanía popular y que "un millón de personas, la opinión del pueblo, merece respeto". Sin embargo, añade que el único legitimado para convocar un referéndum en Cataluña, al estilo de Quebec, es el Gobierno central. "Y si la situación sigue así, Madrid no tendrá más remedio que convocarlo", explica, aunque espera que, antes de llegar a ese extremo, los partidos hagan un ejercicio de autocrítica y  expliquen las ventajas de la integración nacional.

2. ¿Qué fórmulas podrían usarse?

Referéndum consultivo en Cataluña: El proceso consistiría en que el Gobierno central convocara un referéndum consultivo en Cataluña y autorizara a la Generalitat para conocer la voluntad de sus ciudadanos. "Si ganase el sí a la secesión, se abriría un proceso de reforma constitucional para reconocer el derecho de autodeterminación", afirma Rodríguez Aguilera. Este sistema se basaría y apoyaría en una sentencia del Tribunal Supremo de Canadá que reconoce el derecho a convocar un referéndum con una pregunta clara, plenas garantías y una mayoría cualificada, según el profesor García Roca.

Referéndum consultivo en toda España: El Gobierno también podría convocar el referéndum consultivo a nivel estatal. "No es tan evidente que los españoles votasen en contra de la secesión de Cataluña. De hecho, hay más ingleses que escoceses a favor de la independencia de Escocia", sostiene el catedrático de la UB.

Declaración de independencia y referéndum de autodeterminación: "Este método siempre es fruto de una ruptura y suele ser violento, complejo y duro", asegura Pérez Francesch. El parlamento catalán haría una declaración unilateral de independencia y convocaría una referéndum de autodeterminación al amparo del derecho internacional, por lo que debería existir una mayoría muy amplia a favor de la secesión. Después comenzaría la construcción del Estado, y de una constitución y de leyes propias.  "Si el Gobierno central no negociara, sería muy complicado. Todo dependería del apoyo de la Unión Europea para que le de legitimidad. Un proceso tan contundente, si no se hace con sentido común, es complicado y poco beneficioso, sobre todo en tiempos de crisis ", añade.

Independencia-asociación: "La independencia no siempre tiene que significar que Cataluña se vaya del todo de España", explica Pérez Francesch. Esta fórmula consistiría en que Cataluña gozase de autogobierno y luego se asociase libremente al Estado español, como en el caso de Puerto Rico y Estados Unidos.

3. ¿Qué consecuencias cabría esperar?

"Tras la secesión, Cataluña sería un nuevo Estado en Europa, pero no en la Unión Europea porque quien está en ella es España. La República catalana tendría, por lo tanto, que pedir su ingreso y esperar a la cola varios años hasta conseguirlo", argumenta Rodríguez Aguilera, que opina que las consecuencias políticas serían severas.

¿Y quién pagará la pensión a una persona que haya cotizado 25 años a la Seguridad Social en Cataluña?. Este es uno de los interrogantes que se hace Peréz Francesch sobre las consecuencias económicas de la secesión. "Tendría que haber una etapa transitiva de adaptación al nuevo Estado. Entonces se resolverían problemas como éste o cómo se reparte la cuota de solidaridad o los bienes de España en Cataluña, como las delegaciones del Gobierno", declara. De hecho, los expertos coinciden en que "la independencia de un país de siete millones de habitantes sale carísima", como asegura García Roca. "Hay que crear un ejército propio, embajadas y representación internacional, para empezar. Los partidos deberían dar esa información a los ciudadanos", sostiene.

Sobre la posibilidad de que la independencia de Cataluña provocase un efecto dominó y animase a otras autonomías, como el País vasco, a seguir sus pasos, el profesor de derecho constitucional es tajante: "Euskadi ya es, de entrada, insolidaria, así que el tema económico es muy diferente al de Cataluña, como también lo son las bases de su idea de país. No creo que provocase ningún efecto en los vascos", calcula.

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