Anni Trenta. Arti in Italia oltre il fascismo (Los años treinta. El arte en Italia bajo el fascismo), una gran retrospectiva que se inagura este mes en Florencia, permitirá por primera vez tener una visión de conjunto de las luchas internas del arte de la época más dura de la dictadura de Benito Mussolini, el líder fascista que ya había desarrollado las bases legales de un régimen monopartidista. La exposición, que organiza el Palazzo Strozzi, reúne 130 piezas de arte, entre cuadros, esculturas y objetos decorativos.

La muestra ilumina la historia artística del país en una época de especial convulsión política y social cuya antesala, en 1931, fue la aprobación de las llamadas leyes fascistísimas —anulación de pasaportes, sanciones contra los inmigrantes clandestinos, supresión de los periódicos antifascistas, disolución de los partidos opositores, institución de la cárcel domiciliaria, creación de una policía secreta, instauración de la pena de muerte...—. La exposición estará en cartel entre el 22 de septiembre y el 27 de enero de 2013.

Al igual que la sociedad, el panorama artístico estaba sometido a "vigorosas convulsiones", dicen los organizadores, con un debate abierto entre clasicismo, futurismo, expresionismo y abstracción. Por otra parte, los años treinta fueron en Italia los de la eclosión de los medios de comunicación de masas (radio, cine y revistas ilustradas), que permitieron la difusión rápida y extensa del arte.

Aunque la pintura es la gran protagonista de Anni Trenta. Arti in Italia oltre il fascismo, la exposición concede especial importancia al diseño industrial, otro de los fenómenos de la década en el país, que llegaría a ser una referencia mundial en este campo a partir de las Trienales de Milán de 1933 y 1936.

La muestra estudia el papel de las escuelas locales de las diferentes ciudades: Milán, cuna del movimiento novocentista con Wildt, Tosi y Funi; Florencia, con Soffici, Rosai, Lega y Viani; Roma, excindida entre clasicistas y realistas, y Turín, con Casorati, y expone piezas abstractas y futuristas de Licini, Prampolino, Radice y Crali.

Desde las leyes racistas dictadas por Mussolini en 1938, muchos de los artistas de vanguardia italianos fueron considerados, copiando el modelo nazi, como degenerados y, por tanto, sus obras no podían ser expuestas. Entre los creadores perseguidos figuraban los también presentes en la exposición De Chirico, el expresionista Birolli y los abstractos Ghiringhelli, Reggiani y Melotti.

Para contextualizar la perversa influencia de las ideas nazis, la muestra exhibe por primera vez en Italia Los cuatro elementos, el cuadro de Adolf Ziegler de cuatro desnudos femeninos que Hitler tenía colgado en su despacho. Ziegler, miembro del Partido Nazi y amigo personal de Hitler, fue el encargado de purgar a los elementos generados del arte alemán.