La nueva Somalia: un cóctel lleno de esperanza, pero también de incertidumbres y peligros

  • Tras la elección de su presidente se aventura una difícil mezcla: combinar la tradición somalí con pinceladas de sociedades occidentales.
  • El país vive una guerra casi ininterrumpida desde 1991.
  • Superar el sistema de clanes se ve ahora más cercano: "la gente está más formada y dentro de dos años, los partidos presentarán sus programas y la gente les votará por éstos y no a los clanes", argumentan varios ciudadanos.
  • La mujer y los ciudadanos con estudios tendrán un mayor protagonismo en la vida pública.
  • Lo primero choca con los fundamentalistas religiosos, que no ven con buenos ojos que la mujer entre en política.
  • El gran objetivo es volver a la Somalia unida, ya que actualmente está dividida de facto entre Somalilandia y la región semiautónoma de Puntlandia.
Mujeres en un centro de alimentación en Somalia.
Mujeres en un centro de alimentación en Somalia.
Espen Rasmussen / MSF
Mujeres en un centro de alimentación en Somalia.

La nueva Somalia que nacerá del final de proceso de transición (con la elección de un nuevo presidente) tratará de combinar la tradición somalí con pinceladas de sociedades occidentales, hogar de gran parte de su numerosa diáspora.

Con un país que vive una guerra casi ininterrumpida desde 1991, y aún con enfrentamientos armados entre los radicales islámicos de Al Shabab y las tropas multinacionales favorables al Gobierno, la convocatoria de elecciones ha sido sustituida por un sistema tradicional: la voluntad de 135 ancianos representativos. "Los ancianos no han sido elegidos", dice sin rodeos el vicerepresentante especial de la ONU para Somalia, Peter de Clercq, en una entrevista con corresponsales extranjeros en Mogadiscio.

"Cuando salió el tema en una reunión, (los somalíes) nos dijeron: 'todo el mundo sabe quiénes son los ancianos'. Luego resultó ser más complicado que eso. Básicamente, llegamos al número de 135 al multiplicar 30 por el criterio del 4,5", agrega el representante de la ONU.

La controvertida "fórmula 4,5" establece cuatro clanes mayoritarios en Somalia (Darod, Dir, Hawiye y Rahanweyn), y el "coma cinco" serviría para representar a los clanes minoritarios, por lo que todos los clanes del país (asegura De Clerq) están representados en ese "consejo de ancianos". A pesar de que muchos somalíes integrados en sociedades occidentales niegan la importancia del clan en Somalia, el periodista somalí Abukar Albadri asegura que esa estructura sigue siendo la base del país africano.

"Si quieres acceder a un cargo, tienes que recurrir a tu clan y contar con su apoyo y aprobación. Sin eso, no llegarás a ninguna parte", comenta Albadri.

Pero para los somalíes no parece ser un problema: "Ahora la gente está más formada. Dentro de dos años, los partidos presentarán sus programas y la gente les votará por éstos y no a los clanes. Pero todavía tenemos que respetar el equilibrio del pueblo, que se basa en clanes", indica el presidente de Somalia, Sharif Sheik Ahmed.

Los ancianos tradicionales fueron los encargados de nombrar a la Asamblea Nacional Constituyente, que aprobó la nueva Constitución el pasado día 1, y que deberá ser ratificada por el nuevo Parlamento somalí, cuya elección también depende de los representantes de los clanes. Para esa tarea, los ancianos manejan una serie de criterios aceptados por la ONU para elegir a los nuevos 275 diputados.

El papel de la mujer

Los principales son no contar con historial criminal, haber superado los estudios de secundaria y que, al menos, el 30% de la Cámara lo compongan mujeres.

Sultan Aliyoow Ibrow (de 42 años, y uno de los 135 líderes como representante de los clanes Digil y Mirifle) pudo observar el rol de las mujeres en un país occidental durante los 18 años que vivió en EE UU y es partidario de darles un mayor protagonismo en la Somalia moderna.

"El 30% (del Parlamento) es una buena proporción. Otros ancianos y yo estamos en campaña por las mujeres y presionamos al resto de los miembros. Algunos dicen que son musulmanes y que no quieren a las mujeres (en el ámbito político)", afirmaba hace unos días Ibrow. Sin embargo, lograr esa cifra se antoja ya imposible: desde la Oficina Política de la ONU para Somalia apuntan que, con 259 de los 275 diputados de la nueva Cámara ya designados, el número de mujeres supone sólo el 14%.

El proceso para zanjar la transición en Somalia (iniciada en 2004) acumula retraso, y falta completar el nuevo Parlamento (aunque con los más de dos tercios aprobados, cuenta con quórum), que elegirá al presidente de la Cámara y al jefe del Estado, algo que se espera suceda en breve. Estas nuevas autoridades tendrán un mandato de cuatro años y relevarán al Gobierno Federal de Transición.

Sobre lo que la mayor parte de los actores coincide es en volver a una Somalia unida, ya que actualmente está dividida de facto entre Somalilandia (una región relativamente estable y autoproclamada independiente en 1991), la región semiautónoma de Puntlandia y el centro-sur de Somalia, donde se encuentra Mogadiscio. "Si garantizas la seguridad, Somalia será un solo país bajo un solo liderazgo", señala el presidente somalí.

Quedará por ver cómo encaja en la nueva Somalia la tradicional sociedad nómada del país, poco dependiente del poder central, y que se estima en torno al 60% de la población. Y son los pastores nómadas quienes, históricamente, se han hecho cargo del ganado, uno de los principales recursos económicos del país africano.

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