Tres de los artistas plásticos emergentes más notables de los EE UU expondrán en paralelo y en la misma galería de Nueva York. Son Audrey Kawasaki, Jeff Soto y Judith Supine, unidos por una común inclinación hacia la sicodelia y la exploración de mundos creados en el interior de la mente.

Las muestras del trío serán exhibidas, entre el 8 de septiembre y el 6 de octubre, en tres espacios diferentes pero colindantes de la Galería Jonathan Levine, especializada desde su fundación, en 2005, en el arte joven cercano al cómic, la ilustración, el grafiti y otras manifestaciones de matiz callejero.

Aunque no están vinculados artísticamente entre sí, Kawasaki (1982), Soto (1975) y Supine (1978), como se puede apreciar por las fechas de nacimiento, forman parte de la misma generación. Sus referencias también son similares: el manga, el despiadado mundo del cómic cyberpunk, el surrealismo pop, la alienación contemporánea y la sicodelia.

Decay and Overgrowth (Decadencia y sobrecrecimiento) es el título de la muestra de Soto, originario del artísticamente fértil territorio del sur de California. Muy vinculado al grafiti, el street art, el skateboard, el hip-hop y el rock —acaba de firmar los carteles para la gira europea de Eddie Vedder y también ha trabajado para los Black Keys—, el artista utiliza en sus nuevos cuadros los temas de los mitos, la muerte (dos de los abuelos de Soto han muerto hace poco) y la relación perversa entre el ser humano y el medio ambiente.

"Cada vez tengo más presente lo cortas, fugaces e inesperadas que son nuestras vidas", declara el artista, que se ha basado en el sentimiento de "mortalidad", la "domesticación de las plantas y animales" y la "muy lenta evolución de las culturas actuales". Seres híbridos y calaveras humanas que son depositarias de nuevas formas de vida pueblan la obra de Soto, que siente una "continua fascinación" por las relaciones de los humanos con la naturaleza, "llenas de buenos y malos hábitos que se han repetido una y otra vez durante decenas de miles de años".

Nacida en una familia de origen japonés y establecida en Los Ángeles, Kawasaki presenta Midgnight Reverie (Ensueño de medianoche), dibujos a lápiz y pintura de aceite sobre madera, en los que juega con intriga en el terreno de la sensualidad femenina y el erotismo. Sus protagonistas son enigmáticas, aparecen rodeadas de esqueletos animales o adornos florales y miran al espectador con una pose de descarado deseo.

"A pesar de que mis obras están pobladas de mujeres estáticas, habitantes de un limbo, algunos de los cuadros tienen ventanas, pasajes hacia otros mundos a los que ellas podrían entrar aunque no se atreven. Me gusta añadir espacios negros que representen el vacío de lo desconocido", dice la artista.

En Too Much For One Man (Demasiado para un solo hombre), Judith Supine —seudónimo artístico de una creadora que usa el nombre de soltera de su madre porque prefiere trabajar desde el anonimato— presenta pastiches que elabora a partir de objetos encontrados casualmente, sobre todo libros y revistas.

Sus collages, asegura, nacen de la "combinación disparatada de imágenes que dan como resultado algo que en principio no era ni siquiera aparente". Sobre las piezas aplica luego capas de vibrantes y planos colores fosforescentes, que dan el acabado final grotesco característico de Supine, que dice inspirarse en la "vulgaridad publicitaria".

Supine es muy concida en el ambiente del arte callejero neoyorquino por sus intervenciones en lugares públicos. En 2007 colgó una figura de casi 20 metros de largo del puente de Manhattan Bridge; en 2008 dejó una obra flotando en el East River y al año siguiente abandonó piezas en Central Park y el puente Williamsburg.