Arte incómodo en el lugar más insospechado

  • El exterior de la sala del Consejo de Derechos Humanos de la ONU cuenta con obras donadas por Gobierno violadores de los derechos fundamentales.
  • Allí figuran regalos hechos a la ONU por Suzanne Mubarak (esposa del ex presidente egipcio Hosni Mubarak) y por el Gobierno sirio de Bachar el Asad.
  • El responsable de este archivo histórico defiende que las obras donadas en ningún caso están vinculadas a los regímenes que se las ofrecieron.
Dos personas caminan frente a las esculturas regaladas por Suzanne Mubarak, esposa del expresidente egipcio Hosni Mubarak (izquierda) y por el Gobierno de Siria a la Oficina de las Naciones Unidas en Ginebra.
Dos personas caminan frente a las esculturas regaladas por Suzanne Mubarak, esposa del expresidente egipcio Hosni Mubarak (izquierda) y por el Gobierno de Siria a la Oficina de las Naciones Unidas en Ginebra.
EFE
Dos personas caminan frente a las esculturas regaladas por Suzanne Mubarak, esposa del expresidente egipcio Hosni Mubarak (izquierda) y por el Gobierno de Siria a la Oficina de las Naciones Unidas en Ginebra.

El exterior de la sala del Consejo de Derechos Humanos de la ONU es un pequeño museo de obras donadas por los Gobiernos de diversos países, que paradójicamente figuran en la "lista negra" de violadores de los derechos fundamentales.

Llaman la atención, especialmente ahora, los regalos hechos a la sede europea de la ONU por Suzanne Mubarak (la esposa del ex presidente egipcio Hosni Mubarak) y por el Gobierno sirio de Bachar el Asad, emplazados muy cerca de la entrada principal del Consejo.

La paradoja, o la ironía, es que el regalo de la esposa del derrocado y condenado expresidente de Egipto es una pequeña estatua de la diosa egipcia de la verdad y la justicia, y que la del Gobierno de Damasco es una reproducción de "Némesis", la diosa de la justicia retributiva y la venganza en la mitología griega. Esta diosa castigaba a los que no obedecían a aquellas personas que tenían derecho a mandarlas, algo que en la situación actual de Siria le da al regalo, realizado en 2004, un carácter premonitorio.

El Palacio de las Naciones muestra y esconde numerosas obras de arte que los países miembros de las Naciones Unidas han donado a lo largo de los años para decorar los pasillos del edificio, más de 2.000 piezas que en algunos casos ocupan emplazamientos que pueden resultar poco apropiados si se vinculan al contexto actual.

Al lado de la sala del Consejo, también hay obsequios recientes de la Junta Militar de Birmania y del Gobierno de Bahrein, cuyo historial de respeto a los derechos fundamentales deja mucho que desear, aunque para los responsables del patrimonio artístico de la ONU es necesario separar con claridad arte y política.

"Las obras de arte que tenemos en la ONU están por encima de la actualidad política y en ningún caso representan al Gobierno, sino a un país y sus gentes", defendió la documentalista y responsable del archivo artístico de la ONU en Ginebra, Nora Beriou.

Por este motivo, Beriou descartó la posibilidad de cambiar el emplazamiento de las obras y opinó que su ocultación como forma de castigar al país "sería muy triste". "Las dos estatuas son muy antiguas (la siria es una reproducción de un original del siglo II después de Cristo) y en ningún caso están vinculadas al Gobierno más que por la época en la que fueron donadas", defendió Beriou.

Junto a las dos piezas regaladas por Siria y Mubarak, el palacio oculta en salas y pasillos en torno a medio millar de cuadros, esculturas y obras de ebanistería que los países (primero miembros de la Sociedad de Naciones (desde 1919 a 1946) y después de las Naciones Unidas) han regalado a la organización.

La colección artística de la ONU en Ginebra se inició en 1921 cuando el artista británico George Flemwell donó un dibujo a la Sociedad de Naciones; después llegarían pequeños retratos, bustos, esculturas o incluso la conocida cúpula de Miquel Barceló de la Sala de los Derechos Humanos y la Alianza de las Civilizaciones, con la que España obsequió a la ONU en 2008.

Preguntada por los países más generosos en el número de piezas de arte donadas a la ONU, Beriou indicó que Sudáfrica es, con 67 piezas, el país que más obras ha regalado, aunque concentradas en tan solo cuatro donaciones.

En términos de donaciones, Rusia e Italia serían los dos países que más han contribuido, con 15 donaciones cada uno que suponen 27 piezas en total en el caso de Rusia y 16 en el de Italia. "Por ejemplo resulta raro que entre las que fueron las dos grandes potencias exista una diferencia tan grande, porque Rusia ha donado muchas obras de arte y Estados Unidos solo ocho (6 cuadros y 2 esculturas) en dos donaciones", agregó Beriou.

Pese a que más de la mitad de los países miembros no han regalado ninguna obra de arte, la variedad cultural se hace evidente en los rincones del Palacio, en los que alfombras persas comparten espacio con antiguos jarrones japoneses y extravagantes obras de arte contemporáneo italiano.

En los fondos artísticos de la ONU existen además más de 1.500 dibujos, retratos y caricaturas que retratan la Sociedad de Naciones, la II Guerra Mundial o personajes políticos de la época, en su mayoría ocultos en un depósito, protegidos de la luz. La coordinadora de actividades culturales de la oficina de la ONU en Ginebra, Carmen Willen, explicó que por lo general se reciben en torno a una decena de regalos de este tipo al año (desde el inicio de 2012 se han contabilizado cuatro), si bien en 2005, con motivo del 60 aniversario de la ONU, se recibieron 40 obras.

"En general intentamos mostrar todo lo que nos regalan. El director general (Kassym-Jomart Tokayev) escoge qué obras quiere mostrar y dónde quiere que se exhiban", agregó Willen.

Pese a la amplitud del Palacio, en ocasiones la falta de espacio impide mostrar todas las obras, como el caso de cuatro importantes lienzos franceses que presidían antaño la Sala de las Asambleas, y que desde hace 40 años están en el depósito porque una restauración de la sala no dejó espacio para ellos.

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