La atleta española y capitana del equipo, Ruth Beitia, se quedó a las puertas del bronce en una final de salto de altura. "Mi felicidad es agridulce. Estoy feliz porque he saltado dos metros. Es la primera vez que lo consigo en una gran competición y me voy con la medalla de chocolate me la voy a comer seguro", declaró entre jadeos y risas, en declaraciones a TVE.

Después, Beitia se internó en las tripas del estadio, donde le esperaban una docena de periodistas. Fue decir su primera frase y echarse a llorar, y en condiciones, el tiempo justo para que los allí presentes disfrutaron del espectacular relevo jamaicano. Beitia ni lo vio, seguía emocionada.

La victoria fue para la gran favorita, la rusa Svetlana Chicherova, con la mejor marca mundial del año (2,05). La de plata para la estadounidense Brigetta Barrett y la de bronce para otra rusa, Svetlana Shkolina, las dos con igual marca de 2,03 metros, récord personal en ambos casos.

La atleta cántabra se sentía totalmente "preparada para la final", después de superar la calificación sin un solo nulo. Solo tenía que atacar el listón con más agresividad para mejorar su séptimo puesto de Pekín.

No estaba la croata Blanka Vlasic, lesionada. Las favoritas eran dos campeonas mundiales: Chicherova, que lo es al aire libre, y la estadounidense Chanunte Howard, titular en pista cubierta. Pero allí estaba también, de vuelta al atletismo tras ser madre dos veces, la defensora del título, la belga Tia Hellebaut, una atleta competitiva como pocas.

Las doce finalistas comenzaron a saltar en 1,89 y todas pasaron. El grupo se fue aligerando y cuando el listón subió a 1,97 quedaban siete en un concurso que dominaban Chicherova y Shkolina, las únicas hasta ese momento sin fallos.

A Ruth Beitia le había costado dos intentos superar los 1,97, la marca que en Helsinki le dio un mes antes el título europeo, y estaba cuarta cuando la barra se situó en 2,00, su mejor marca del año y solo dos centímetros por debajo de su récord español. Lo consiguió a la primera.

Chicherova continuó infalible también en 2,03. La española, en cambio, tenía que hacer el mejor salto de su vida para seguir con vida en el concurso.

Barrett, que tenía un centímetro menos que Beitia como récord personal, lo mejoró en dos para situarse en posición de podio, desalojando de su privilegiado tercer puesto a la española, que falló sus tres tentativas. Chicherova cometió su primer fallo en 2,05, pero superó la altura a la segunda, despejando ya cualquier duda.

El 28 de junio pasado, Ruth Beitia, se había doctorado al aire libre con una medalla de oro en los campeonatos de Europa de Helsinki que por sí sola le permitía ya retirarse "en lo más alto" después de 23 años batiéndose con el listón.

Con dos medallas mundiales y cuatro europeas bajo techo en su largo historial, Beitia ha superando con matrícula de honor su asignatura pendiente, justamente el año en que pondrá fin a su carrera deportiva. Ahora, le quedan varios desafíos: abandonará la competición de alto nivel pero todavía le quedan un par de mitines y quiere seguir ayudando a su club. Sin olvidar la política. De momento, su ilusión más inmediata es otra: "Comprarme unos patines y una bicicleta".

La última pregunta pedía un balance de la situación actual del atletismo español, cuyo paso por Londres ha sido digamos discreto. Beitia fue muy diplomática, muchísimo: "Creo que se ha trabajado de maravilla en nuestro atletismo y que los éxitos volverán a llegar. Si le ponemos un poco más de espíritu de sacrificio compensaremos otras dificultades. Hace unos años, sería imposible pensar en lanzadores o velocistas en los Juegos, y mira ahora".