Otra rueda de prensa a las tantas de la noche, con fiesta jamaicana de actuación estelar. ‘Soy leyenda’ Usain Bolt tocó todos los palos y respondió a cada pregunta, mientras Blake y Weir participaban en las bromas o directamente se partían de su amigo y rival, el ogro que amenaza con dejarles a dieta de plata y bronce.
El jamaicano está satisfecho y se le nota. Un pequeño dolor de espalda a mitad de carrera ha frenado su zancada y evitado el récord mundial, pero él ya ha pasado a la eternidad. “Sí, quería ser una leyenda y ya lo he conseguido. Ahora puedo decir que soy el mejor”.
Puede gritarlo si quiere, pues no hay velocista que doblase oro en 100 y 200 metros en dos Juegos Olímpicos. Nadie, ni el ‘amigo’ Carl Lewis. “A Lewis no le tengo ningún respeto. Él habló sobre mí y el dopaje. No ha hecho nada por el atletismo”. A Michael Johnson y Jesse Owens los trató con mucho más respeto, casi devoción. “Estoy a la altura de Johnson y me hubiera encantado competir con Owens”.
Se le pregunta a Bolt por su futuro, pero se hace el remolón. Sigue sin ver el salto a 400 metros y ni loco se plantea competir con el otro rey de los Juegos, David Rudisha: “Cada uno tiene su distancia. Quiero competir en los Mundiales de Moscú, pero ya veremos que pasa”.
Y por último, un directo al corazón. ¿Y esas fotos con las jugadoras de balonmano suecas? “No fue nada, simplemente vinieron y me pidieron las fotos, pero no pasó nada. Reímos y luego yo me fui a dormir, como voy a hacer ahora”. ¿Un tipo romántico usted? “Tengo ganas de enamorarme, yo soy muy pasional”. Y se nos fue. Todavía queda una oportunidad más para verle volar, en el relevo 4x100.
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