En una entrevista publicada por el diario El Mundo, María Luisa Sanz de Limantour narra toda su experiencia vital.

No fue hasta los quince años cuando tuvo noticia de sus ilustres orígenes. Su progenitor, Alfonso, y su tío Fernando Sanz, fueron el fruto de los amores "prohibidos" del Rey Alfonso XII y la cantante de Ópera, emparentada con la aristocracia, Elena Sanz.

En la película "Donde vas Alfonso XII, interpretada por Vicente Parra y Paquita Rico en los papeles del díscolo Rey y su esposa María Cristina, se menciona a Elena Sanz, de una forma que no le gusta nada a su descendiente. Según María Luisa Sanz de Limantour la relación entre su abuela y el Rey perduró hasta la muerte de éste.

Le escribía cariñosas cartas en las que hablaba de sus hijos como "mis nenes" y hasta Isabel II, que guardaba un extraordinario cariño a Elena Sanz, la consideraba "mi nuera ante Dios". No tan buena fue la relación con la segunda esposa del Rey, la Infanta María Cristina, bisabuela de Don Juan Carlos, quien obligó a firmar unos misteriosos papeles a la amante de su marido cuando éste falleció. María Luisa quiere hacer valer los derechos de sus nietos a usar el apellido Borbón “que es muy importante en este país. Y además es nuestro apellido”.

Otros bastardos reales 

Don Leandro de Borbón ya le ha abierto el camino. El tío bastardo del Rey, hijo de Carmen de Moragas y Alfonso XIII, un metro noventa de estatura y el mismo perfil del Conde de Barcelona, una sentencia judicial le reconoció su derecho a utilizar el apellido Borbón. Ya ha escrito dos libros sobre el tema, y prepara un tercero sobre los devenires de la monarquía española.

El caso de Maria Luisa y Leandro no es nuevo ni exclusivo de nuestro país. En la edad media los monarcas tenían derecho de pernada, y sus hijos bastardos se contaban por docenas, pero no había revistas del Corazón.

El más famoso fue Jeromín, "Juan de Austria", hijo de Felipe II. El origen real del guaperas de los Austrias nunca fue negado por su progenitor.

Salvando las distancia fue muy comentado el caso de Alexandre, el hijo mulato de Alberto de Mónaco, reconocido por su padre el pasado año.

El pequeño nació de la relación fugaz del actual soberano monegasco y una azafata de origen togoles.

El parecido entre Delphine Boehl, la presunta hija bastarda de Alberto II de Bélgica y la difunta reina Astrid es escandaloso, y el tema fue siempre una noticia recurrente tanto entre la población francófona como valona. Al final no tuvo más remedio que reconocer que era hija suya.

Y dejando aparte las monarquías, al todopoderoso Fidel Castro, le nacen como hongos los presuntos hijos putativos.

Y no hay que olvidar tampoco que al propio Rey Juan Carlos le salió una aspirante a hija.

Una cincuentona bastante fea que de cuando en cuando aparece en el pronto, nunca en el Hola, y sostiene ser el fruto del amor de juventud entre Don Juan Carlos y la Princesa María Gabriela de Saboya.