Para un tentempié
Coca-Cola: Logró convertirse en sinónimo de bebida carbonatada con extracto de cola por su condición de pionera en el segmento. El término no está aceptado por la Real Academia Española.
La Casera: Ha logrado la misma condición respecto a las gaseosas gracias a su publicidad: La Casera, pídala en todas partes, un mandato disfrazado de eslogan que ha acabado por convertir en estándar el vino con casera.
Chupa Chups: Uno de los inventos españoles más celebrados –y vendidos– es la marca genérica con la que se conoce en medio mundo a los caramelos con palo incorporado.
Donuts: El célebre donut es el nombre con el que Panrico bautizó a la rosquilla dulce que en EE UU se conoce como doughnut –la misma pronunciación para una ortografía mucho más complicada– y en muchos países hispanohablantes como dona. Nacidos en los años sesenta, los donuts son los abuelos de los donetes y de los bollycaos, marca que ha acabado designando a los y las adolescentes de buen ver, también conocidos como yogurines.
En la oficina
Papel celo: La oficina, epicentro de las invenciones tecnológicas del mundo empresarial, ha dado un puñado de genéricos al diccionario. Entre ellos están el papel celo (comercializado inicialmente bajo la marca O-Cel-O) o el ubicuo post-it, productos ambos del gigante norteamericano 3M.
Tippex: Las tachaduras pasaron a mejor vida cuando una secretaria inventó el tippex, ese líquido milagroso que devuelve al papel su blanco original.
Cosas de casa
Turmix y Vaporeta: Si por la oficina entra el high-tech laboral, por la cocina lo hace el doméstico. Es por ello que a la batidora de vaso siempre se le llamó aquí turmix y al artefacto de limpieza a presión, vaporeta. No están en el diccionario.
Cristasol y picadora Moulinex: Hasta que no se demuestre lo contrario, el líquido para limpiar las ventanas se llama cristasol y la máquina de trocear ajo y perejil se le conoce como (un, dos, tres) picadora Moulinex.
Sobre ruedas
Jeep: Hasta que llegaron los 454, la gente se refería a los vehículos todoterreno como jeeps (pronunciado yips), haciendo una metonimia del fabricante Jeep, creador del venerable vehículo de doble tracción que ayudó a los aliados a vencer en la segunda guerra mundial. El término no está aceptado por la RAE.
Vespino: Del mismo modo, durante décadas la vespa y la vespino definían a sus respectivas categorías de motos de baja cilindrada, hoy bastante más conocidas por el nombre de scooters.
En el botiquÍn de los genéricos
Aspirina: La marca se impone en la farmacia, el territorio de los genéricos. La aspirina que todos pedimos en la botica no es otra cosa que la marca comercial del ácido acetilsalicílico, un medicamento desarrollado, eso sí, por Bayer.
Tiritas: Es la marca con la que comercializa el fabricante Hartmann esos apósitos adhesivos de color piel, y que hasta la propia Real Academia reconoce como término en su diccionario.
Tampax: La que aún no tiene entrada en el diccionario es la palabra tampax, el modo popular y fino de llamar a los tampones, para solaz de Procter & Gamble, que los fabrica.
Kleenex: Si algún producto de higiene se lleva la palma en cuanto a genérico ése es el kleenex, el pañuelo de papel que llegó para acabar con los pañuelos con iniciales bordadas en la tela. La castellanización de la marca ha derivado hasta en singular: «Dame un clin».
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