Salud y verano: bondades y riesgos de las altas temperaturas

  • En verano, las personas con enfermedades reumáticas experimentan una mejoría.
  • En estos meses aumentan las prácticas de riesgo relacionadas con la cistitis.
  • Con el calor, los diabéticos sufren más descompensaciones metabólicas.
Unas mujeres sufren la ola de calor ante un termómetro de calle expuesto al sol que marca 46 grados, en el centro de la ciudad gallega de Ourense.
Unas mujeres sufren la ola de calor ante un termómetro de calle expuesto al sol que marca 46 grados, en el centro de la ciudad gallega de Ourense.
EFE
Unas mujeres sufren la ola de calor ante un termómetro de calle expuesto al sol que marca 46 grados, en el centro de la ciudad gallega de Ourense.

Al mal tiempo buena cara, dice el dicho. Pero, ¿qué es mal tiempo? Para muchos el verano es una pesadilla que agudiza sus males físicos. Sin embargo, para otros el calor veraniego contribuye a paliar los síntomas de su enfermedad. Es el mismo calor, con sus riesgos y sus bondades.

Para unos y otros, las organizaciones médicas y sociales insisten en las recomendaciones de hidratarse aunque no se sienta sed, no hacer ejercicio en las horas centrales del día, vestir ropa holgada y ligera, y prestar especial atención a niños y ancianos.

Celebrando el verano: reuma y virus

En verano, con el calor, las personas con enfermedades reumáticas suelen experimentar una mejoría. Según el jefe de la sección de Reumatología del Hospital Universitario de Guadalajara, Jesús Tornero, los afectados por enfermedades reumáticas se suelen encontrar mejor en verano y ha señalado que los días soleados invitan a ir con más zonas de la piel expuestas al sol, lo que contribuye a sintetizar mejor la vitamina D, fundamental para huesos y músculos.

Sin embargo, según el presidente del Colegio de Médicos de Segovia, Juan Manuel Garrote, aunque las enfermedades reumáticas mejoran durante los meses de verano, pueden experimentar el efecto contrario y ver cómo se agravan los síntomas debido a la mayor retención de líquidos que provoca el calor.

También mejora en general durante los meses de verano la salud de los niños, y se reducen de forma considerable las afecciones ligadas a procesos víricos, aunque –observan los expertos– crecen algunas de esas enfermedades comunes entre los más pequeños, como las otitis o algunas dermatitis.

El maldito verano: cistitis, sueño, diabetes...

En el lado oscuro del verano están enfermedades como la cistitis. En esta época aumentan las prácticas de riesgo relacionadas con su contagio, como las relaciones sexuales o el baño en lugares públicos. Los expertos aconsejan beber abundante líquido y orinar justo después de una relación sexual.

Para los diabéticos tampoco el verano es el mejor momento del año. Según el doctor Garrote, la mayoría de los enfermos crónicos "reconocen cuándo sus síntomas van a empeorar", como ocurre en los casos de "descompensaciones metabólicas de los diabéticos", un síntoma que se incrementa en los meses de más calor.

Empeoran también algunos transtornos asociados al sueño, y según datos de la Sociedad Española del Sueño hasta un 60% de las personas mayores llega a padecer esos transtornos, debido sobre todo a que el calor ambiental hace que el descanso sea "inestable y fragmentado".

Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), experimentar problemas de insomnio es habitual en verano entre la población general, pero los enfermos crónicos, los niños y las personas mayores se muestran más sensibles ante la subida de la temperatura.

Carlos Tejero, de la SEN, explica que muchos medicamentos dificultan la regulación del ciclo del sueño, por lo que quienes están obligados a una medicación diaria pueden ver agravada esa situación y esos transtornos nocturnos.

Los afectados por la esclerosis múltiple o alguna enfermedad neuromuscular también sufren el verano. Según el doctor Tejero, en estos enfermos, "el cansancio añadido al calor les impide desarrollar con normalidad sus actividades diarias y la fatiga puede agravar sus síntomas".

El sol y el cuidado de la piel

Muy conocidos son los daños del sol asociados a la piel, pero los expertos han advertido de que el aumento de la radiación solar y la mayor exposición al sol pueden ocasionar daños en los párpados, cataratas, retinitis o quemaduras, según advierte la Fundación Rementería, especializada en asistencia oftalmológica.

Con respecto a los niños, el jefe del Servicio de Pediatría del Hospital La Mancha Centro, de Alcázar de San Juan (Ciudad Real), Ramón Garrido, alerta acerca de la "sobreprotección" que se produce en verano, lo que puede resultar contraproducente y derivar en un agravamiento de problemas de salud.

Garrido asegura que abrigar demasiado a lactantes y a recién nacidos no es bueno ya que un niño de esa edad tiene la misma temperatura corporal que un adulto, unos 37 grados.

Este pediatra explica que "cualquier enfermedad crónica de un niño se puede descompensar cuando se añade otra patología habitual o cualquier virus", pero ha observado que eso ocurre con más frecuencia en invierno" y el verano es "generalmente bueno" para los niños y una época en la que se registran menos ingresos hospitalarios.

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