Milagros: "Derribaron mi casa, donde vivían 22 personas, en un tris tras, pero yo no voy a irme"

  • El Ayuntamiento de Madrid ha derribado dos casas del poblado de Puerta de Hierro.
  • Amnistía internacional denuncia que no eran chabolas, sino casitas de ladrillo.
  • Unas 300 personas, entre ellas 70 menores, se hacinan ahora en las dos casas, la iglesia y la escuela que quedan en este asentamiento entre la A-6 y la M-30.
Milagros, delante de los escombros de su casa recién derribada.
Milagros, delante de los escombros de su casa recién derribada.
Jorge París
Milagros, delante de los escombros de su casa recién derribada.

La casa de Milagros es un montón de escombros de cemento. Hace apenas unas horas era el único hogar de 10 adultos y 12 niños a los que el derribo, ordenado por el Ayuntamiento de Madrid, ha dejado a la intemperie. "En un tris tras han tirado abajo mi casa, en la que vivíamos 22 personas. No es que tuviéramos mucho espacio, pero teníamos un techo. Ahora no pienso moverme de aquí", asegura, entre lágrimas, a 20minutos.es.

Las demoliciones en el poblado de Puerta de Hierro, situado entre la A-6 y la M-30, empezaron a inicios de 2011. Ahora ya solo quedan dos casas, una iglesia y la escuela, así que sus 300 habitantes, entre los que hay 70 menores, duermen en coches o se hacinan en los edificios que quedan, según fuentes de Amnistía Internacional. "No son chabolas, sino casas de cemento y ladrillo con agua, luz y condiciones de habitabilidad. Un país que respeta los derechos humanos no deja a los niños y a los adultos a la intemperie sin darles ninguna alternativa", denuncia Julia Tamayo, responsable de investigación de esta ONG.

La vivienda de Milagros fue construida en los años 60. "Mi casita tenía 120 metros cuadrados, tres habitaciones y un salón de 45 metros. Vivía aquí con mis cuatro hijos, porque sus casas fueron derribadas antes, y mis 12 nietos, de entre seis meses y 12 años. No creo que una persona deba hacerle tanto daño a otras personas", asegura, muy emocionada.

"Lo peor es que un funcionario municipal que se llama Julio César Santos, encargado del derribo, ha estado riéndose y haciendo gestos de victoria, delante de los habitantes del asentamiento. No ha mostrado ningún respeto por estas personas. Es un sádico", denuncia Tamayo. Casualmente Amnistía Internacional inauguraba este miércoles en casa de Milagros una exposición de fotografías y audiovisuales sobre la historia del poblado. "Ahora vamos a mantener la instalación, aunque sea al raso, para denunciar este abuso", afirma.

Aunque esta organización ha denunciado los derribos ante la justicia, no ha logrado paralizarlos. "Las autoridades no entienden que esto no es un asunto menor, es un asunto de derechos humanos. Hemos acudido también a la alcaldesa, pero no ha servido para nada. Es muy lamentable y esta gente va a quedarse en el poblado porque no tiene adónde ir", se queja Julia.

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