Los restos del presbítero Francisco Vicaría vuelven al cementerio de San Miguel

El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, ha presidido este lunes un acto "cargado de significación histórica" en el cementerio San Miguel de la capital, ya que, se ha llevado a cabo la reinhumación de los restos mortales del presbítero Francisco Vicaría, religioso carmelita que auxilió espiritualmente al General Torrijos y sus compañeros en las horas previas a su fusilamiento en la playas de Huelin.

El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, ha presidido este lunes un acto "cargado de significación histórica" en el cementerio San Miguel de la capital, ya que, se ha llevado a cabo la reinhumación de los restos mortales del presbítero Francisco Vicaría, religioso carmelita que auxilió espiritualmente al General Torrijos y sus compañeros en las horas previas a su fusilamiento en la playas de Huelin.

Así, el nicho número 37 del camposanto de San Miguel, que en un principio dio sepultura al general Torrijos, vuelve a ser ocupados por Vicaría, después de que hayan sido restaurados, por ello tuvieron que sacarse los restos.

De la Torre ha recordado la historia del general Torrijos y del presbítero Francisco Vicaría y ha insistido en que "la historia de Torrijos y Málaga es una historia que no debemos olvidar y debemos tener muy presente, ya que, en gran medida, el título que en el escudo de Málaga existe de la Málaga comprometida con la libertad, defensora de la libertad, tiene que ver con todos estos momentos", ha apostillado.

En el cementerio de San Miguel se dio sepultura al general Torrijos, tras su ejecución el 10 de diciembre de 1831 y del entierro se encargó su hermana Carmen de Torrijos, que en ese momento estaba en Málaga. Poco después, la enfermedad y muerte del rey Fernando VII y el debilitamiento del absolutismo, permitió a su viuda, María Luisa Sáenz de Viniegra, que entonces estaba exiliada en París, encargar la compra del nicho.

La venta se aprobó por acuerdo del Cabildo Municipal de 26 de septiembre de 1833, y la escritura se formalizó en la Escribanía de don José Aldana Rivero, el 13 de diciembre de 1834. Ese mismo mes se abrió por vez primera el nicho, ante un representante municipal, para comprobar que los restos de Torrijos no habían sido profanados por sus enemigos.

La operación se realizó a las 22.00 horas, dado el gran número de ciudadanos que había acudido y por "el miedo a que quisieran tocar el cadáver de quien suscitaba tanta admiración", según ha explicado el presidente de la Asociación de Amigos del Cementerio de San Miguel, José Luis Cabrera.

Monumento en la plaza de la merced

Posteriormente, el 17 de abril de 1842, se puso la primera piedra del monumento de la plaza de la Merced que hoy alberga al general Torrijos y a sus compañeros y ese mismo día fallecía el presbítero don Francisco Vicaría.

El padre Vicaría no pudo superar la "injusticia" de esta ejecución y "perdió la razón, quedando muy impresionado, deprimido y hundido mentalmente como consecuencia de aquella visión de unas personas inocentes que querían la libertad, un Estado para todos en aquella España" y también por el hecho de que se fusilara a un grumete de 15 años, que se había unido a la expedición simplemente porque quería ser marinero.

Esto le llevó a un estado de enajenación en el que repetía dos frases: "son inocentes" y "justicia del cielo", hasta su muerte, 10 años después. El 4 de mayo de 1842, el entonces alcalde de Málaga, José Hernández, solicitó a la condesa de Torrijos el permiso para que, cuando se exhumiera al General, pudiera ser enterrado en su nicho el padre Vicaría, que había sido depositado en un nicho provisional, a lo accedió la viuda de Torrijos.

El 11 de diciembre de 1842 fueron trasladados el General Torrijos, junto a sus compañeros, al monumento erigido en la plaza de la Merced, sepultándose en este nicho número 37 el religioso carmelita.

"Con este acto, se vuelve a dar hoy cumplimiento de la voluntad del Ayuntamiento de Málaga y de la viuda del general Torrijos, devolviendo los restos del padre Vicaría a este lugar, que perpetúa la memoria de este hecho histórico y de la caridad y compasión del padre Francisco Vicaría", han señalado.

De la Torre ha dicho que es bueno recordar estos hechos y la etapa del siglo XIX "hermosa y trágica al mismo tiempo, del compromiso por la libertad y del fusilamiento de Torrijos", de quien ha dicho que fue "una persona de cualidades extraordinarias y comprometido con las libertades".

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