Robert Manrique se reunió el pasado viernes con uno de los etarras de Hipercor, el atentado más sangrante de ETA, que provocó 21 muertes y dejó a Manrique malherido. Hoy hace 25 años.

¿Qué esperaba del encuentro con el etarra Caride Simón?

Sabía que sería duro encontrarme con alguien con 24 muertos a la espalda, pero desde que recibí su carta, en 2011, tenía ganas de hacerlo.

¿Obtuvo lo que esperaba?

No me esperaba nada en especial, se debía hacer porque después se haría llegar el mensaje al resto de la gente. No hubo ningún grito ni ningún mal gesto. Hubo una distancia, coherente con el hecho de que estás delante de quien te ha querido matar.

¿Qué ha obtenido?

Durante una hora y media me dijo continuamente que estaba completamente arrepentido y que la violencia no lleva a ninguna parte. No pidió perdón de forma explícita, pero cuando lo repite tantas veces...

¿Estas citas suponen un resarcimiento para las víctimas, una vía hacia la paz?

Es una vía más para llegar al final de ETA.

¿Qué aporta a las víctimas?

He recibido más de 300 mensajes de apoyo, todos a favor de estos encuentros porque es una forma de dividir ETA. Conseguimos un cierto resarcimiento. Es importante que se enfrenten con sus propios compañeros.

25 años después de Hipercor, ¿se ha podido pasar página?

No se puede pasar página: los muertos no vuelven, la salud tampoco, los familiares están muy tocados. Ahora, es muy positivo que ETA ya no mate. Hay la garantía de que nadie más pasará este padecimiento.

¿Tienen la garantía?

ETA dijo que no hay marcha atrás, que no volverá a atentar. Que me lo digan algunos de los terroristas más sanguinarios es una garantía.