El Papa denuncia que Occidente desprecia a Dios y pide respeto para las religiones

Más de 200.000 fieles, en su mayoría bávaros, se concentraron en el recinto ferial de la ciudad alemana de Múnich, donde Benedicto XVI ofició una misa al aire libre en su segunda visita a Alemania como sumo pontífice y la primera que realiza a su Baviera natal. En su homilía, denunció que Occidente desprecia a Dios y pidió respeto para las religiones.
Una multitud de fieles da la bienvenida al Papa Benedicto XVI quien oficiará una misa al aire libre en Munich, Alemania.(Peter Kneffel / EFE)
Una multitud de fieles da la bienvenida al Papa Benedicto XVI quien oficiará una misa al aire libre en Munich, Alemania.(Peter Kneffel / EFE)
Peter Kneffel / EFE
Una multitud de fieles da la bienvenida al Papa Benedicto XVI quien oficiará una misa al aire libre en Munich, Alemania.(Peter Kneffel / EFE)
Benedicto XVI denunció en Munich que en Occidente se desprecia a Dios y que despreciar lo sagrado se considera un derecho de libertad, pero que ese tipo de tolerancia no es la que esperan los pueblos, "ya que tolerancia -dijo- significa respetar aquello que para otros es sagrado".

El Papa afirmó también que los pueblos africanos y asiáticos no consideran al cristianismo una amenaza para su identidad, sino que esa amenaza la ven en el pensamiento occidental que excluye totalmente a Dios del hombre e intenta imponerlo a sus culturas.

Joseph Ratzinger hizo estas manifestaciones ante unas 200.000 personas que en una mañana luminosa y soleada asistieron en el recinto de la Feria de Muestras, en las afueras de Múnich, a
su primera misa como Papa en la ciudad de la que fue arzobispo y cardenal desde 1977 a 1981, cuando fue llamado a Roma por Juan Pablo II para hacerse cargo del ex Santo Oficio.

En una densa homilía aseguró que el mundo necesita a Dios, pero que el hombre no le escucha, "se ha vuelto sordo", y que "todo lo que se habla de El parece anterior a la ciencia, no adaptado a los tiempos actuales".
Más de 200.000 fieles

El sol radiante y las altas temperaturas favoreció la llegada temprana de las primeras decenas de miles de personas, mientras la policía y servicio de orden organizaban la llegada ordenada de los alrededor de 3.000 autobuses en que viaja el grueso de los fieles.

Fuentes policiales indicaron que todo está transcurriendo a la perfección y que, pese al alto número de asistentes, no ha habido apenas enbotellamientos en los accesos al recinto ferial, en las afueras de la capital bávara.

Benedicto XVI llegó ayer a Múnich, en su segunda visita a Alemania como Papa y la primera que realiza a su Baviera natal.

Se estima que, a lo largo de esa jornada, se llegaron a concentrar hasta 150.000 personas entre el trayecto al aeropuerto y la Marienplatz, donde el Papa Joseph Ratzinger oró ante los muniqueses.

El Papa recibió asimismo en audiencia privada al presidente del país, Horst Koehler, a la canciller Angela Merkel y al primer ministro de Baviera, Edmund Stoiber.

En los próximos días, Benedicto XVI recorrerá los lugares más representativos de su infancia y juventud, como su pueblo natal, Marktl am Inn, la ciudad de Ratisbona, en cuya Universidad estudió y ejerció la docencia, así como el santuario de Altotting y la tumba donde están enterrados sus padres.

El viaje papal se prolongará hasta el jueves, en que regresará desde Múnich a Roma.

Pide a los alemanes que sean fieles al cristianismo

Emocionado y muy contento "por volver a casa", Benedicto XVI llegó el domingo a Munich, primera etapa de su sentimental viaje de seis días por su Baviera natal, donde nada más llegar pidió a los alemanes que se mantengan fieles al cristianismo y tendió los brazos a las iglesias luteranas.

Benedicto XVI también dijo a sus compatriotas que aunque le hubiera gustado volver a su tierra, Dios, al que llamó "el Patrón", "ha decidido de otra manera", y lo le ha mantenido en Roma como sucesor de San Pedro.

"Deseo que todos mis compatriotas de Baviera y de toda Alemania sean vehículos de transmisión de los valores fundamentales de la fe cristiana a los jóvenes del mañana", dijo el papa Ratzinger en su discurso de bienvenida ante el presidente federal, el protestante Horst Kohler, y la canciller, también luterana, Angela Merkel.

El obispo de Roma, de 79 años, subrayó la adhesión a lo largo de la historia de la sociedad alemana a los valores del cristianismo.

Dijo que "aunque el contexto social actual es diferente al pasado", sigue pensando que "nos une (en referencia a las diferentes iglesias cristianas) la esperanza de que las nuevas generaciones sean fieles al patrimonio espiritual que a través de todas las crisis de la historia ha resistido".

El presidente Kohler, que se deshizo en alabanzas a Benedicto XVI, resaltó que el papa llegaba por segunda vez al país donde nació la reforma luterana, pero que en Alemania "es fuerte" el deseo de avanzar en el ecumenismo.

Cálida respuesta del pueblo alemán

Tras las bienvenida y en medio del calor de unos 70.000 bávaros, el Papa se dirigió al centro de Munich, a la "Marienplatz", donde se levanta la "Mariensaule", la columna de María, erigida en 1638 por Maximiliano I en agradecimiento por el final de la ocupación sueca de la ciudad durante la Guerra de los 30 Años.

Al igual que hizo en 1982, cuando el por entonces cardenal Ratzinger abandonó la ciudad al ser llamado al Vaticano por Juan Pablo II para hacerse cargo del antiguo Santo Oficio, Benedicto XVI volvió hoy a poner en manos de la Virgen a Baviera y toda Alemania.

Ante los bávaros que le aclamaron con cánticos, palmas y ondear de banderas, Benedicto XVI recordó la historia de su antecesor en la diócesis de Munich San Corbiniano y la leyenda del oso que mató al caballo con el que se dirigía a Roma y el santo obligó al oso a llevarle a la Ciudad Eterna. Al llegar a Roma le dejó libre.

Benedicto XVI partiendo de esa historia, aseguró que al igual que el oso, al que tiene en su escudo papal, él se ha convertido en una "dócil bestia de carga" que trabaja día a día para Dios.

"El oso fue dejado libre a su llegada a Roma, pero en mi caso 'el Patrón' ha decidido de otra manera", afirmo el Papa en referencia a que él, que cuando cumplió 75 años presentó la dimisión para volver a su Baviera natal pero Juan Pablo II le retuvo en el Vaticano, del que ya no salió, al ser elegido Pontífice el 19 de abril del pasado años, en el primer cónclave del tercer milenio.

Tras su primer baño de multitudes en la Marienplatz, el Papa se reunió en el palacio real con el presidente Kohler, la canciller Merkel y el ministro presidente de Baviera, Edmund Stoiber.

Esas visitas de cortesía pusieron fin a la primera jornada de su segundo viaje a Alemania, marcado por el recuerdo.

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