Recorriendo la ciudad de Zaragoza en solo 48 horas

  • Si hay algo que marca indiscutiblemente su perfil es su Basílica del Pilar.
  • Es uno de los pocos lugares en el mundo que cuenta con dos catedrales.
  • El Castillo-Palacio de la Aljafería es Patrimonio de la Humanidad (Unesco).
El imponente perfil del Pilar junto al Ebro a su paso por Zaragoza.
El imponente perfil del Pilar junto al Ebro a su paso por Zaragoza.
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El imponente perfil del Pilar junto al Ebro a su paso por Zaragoza.

Cuna de genios ilustres como Goya y encrucijada de caminos y culturas a orillas del Ebro, Zaragoza es una ciudad con carácter que ha sabido crearse una personalidad propia. Monumental en sus formas, próxima y sencilla en sus gentes, es uno de los pocos lugares en el mundo que cuenta con dos catedrales. Y es que esta ciudad, más allá del Pilar, ofrece muchas más cosas. Vamos a descubrirla para que, en dos días, la disfrutemos a fondo.

Primera mañana

10.00 h - Basílica del Pilar

Vengamos de donde vengamos, si hay algo que marca indiscutiblemente el perfil de Zaragoza es su Basílica del Pilar. Este templo barroco al que peregrinan muchos fieles, abre cada día de 7.00 de la mañana a 21.30 de la noche, y reúne uno de los fondos artísticos más notables de España. Fijémonos en los frescos de Goya, situados en la bóveda del Coreto y la cúpula de Regina Martyrium. Es de lo mejor que hay en el interior de la basílica. También son de visita obligada el retablo mayor (del s. XVI), el coro mayor, el órgano y su museo.

Si queremos ver a la Pilarica, y sería un pecado no hacerlo estando allí, la encontraremos en la Santa Capilla, situada sobre el Pilar. Allí cuenta la leyenda que se apareció al apóstol Santiago. De la Virgen del Pilar se dice que es la mejor vestida y coronada: posee 10 coronas diferentes y, desde 1504, ha sido obsequiada con diversos mantos, a cual más espectacular. Algunos de ellos han sido esparcidos por el mundo, mientras que otros han sido confeccionados directamente para dar cobijo a fieles en su lecho de muerte.

El milagro de Calanda que se le atribuye es, cuanto menos, sorprendente: se dice que restituyó por completo la pierna amputada de un joven, allá por 1640. De ser cierto, no podemos irnos de la basílica sin encenderle una vela a la Pilarica y comprar su cinta para regalarla. Solo así podrá darnos realmente buena suerte y guiarnos. Es importante no perderse la vista del Pilar de noche, desde el puente de piedra.

12.00 h - Zona Expo (Acuario Fluvial de Zaragoza)

Desde el Pilar hasta la nueva zona de la Expo, siguiendo la recuperada Ribera del Ebro, lo ideal es ir andando o en bici. No tardaremos más de 15 minutos y a cada paso, la ribera nos sorprende con algo diferente, sobre todo con sus puentes. El más impresionante es el Pabellón Puente, firmado por Zaha Hadid, que cruza a la zona de la Expo. Tiene forma de gladiolo y apoya un extremo del tallo en una ribera del río y el otro, bifurcado en tres ramales, en el lado izquierdo.

La zona de la Expo es de nueva construcción y se levantó con motivo de la Exposición Universal de 2008, dedicada al agua y a la sostenibilidad. Lo más destacado de ver es la Torre del Agua. Se trata de un alto tótem de cristal transparente, en forma de gota de agua, opaca de día y gran faro luminoso de noche. Puede llegar a acoger a 2.000 visitantes por hora. El Acuario Fluvial, de Alvaro Palazuelo, es el mayor de Europa. Recubierto por un cristal blanco que simula un iceberg, alberga unos 2.500 animales, de 300 especies de río diferentes, y la reproducción de diversos paisajes fluviales.

Por último, cabe destacar el Parque del Agua Luis Buñuel, en el meandro de Ranillas, junto a la Expo. Es un parque urbano de nuevo concepto, con 120 hectáreas dedicadas a actividades, servicios y zonas verdes. Aquí podríamos pasarnos, tranquilamente, nuestros dos días de recorrido. Quedémonos un rato para pasear por él, pero deberemos ser selectivos.

Primera tarde

14.00 h - Comer en un palacio

Vamos a andar un poco más, pero valdrá la pena. Volvemos por donde hemos venido hasta el centro, a unos 15 minutos a pie, porque vamos a comer como reyes en un palacio renacentista. El Montal (Torre Nueva, 29) es un restaurante y una tienda de delicatessens. Su fachada ya de por sí apetece, pero dentro nos esperan la familia Montal, que lo regenta desde 1919, y su más que apetecible carta de platos de verduras, carnes y pescados que habrá que acompañar con un buen Somontano. En la sobremesa, podemos pasarnos por su museo bodega y por su tienda para comprar alguna delicia para después.

Como opción, proponemos el restaurante La Bastilla (Recomendado por Repsol) (c/ Coso, 177), a solo cuatro calles del restaurante Montal. Es un bonito restaurante situado en un edificio declarado monumento artístico histórico, en el que la cocina también es un arte. Otra opción sería el restaurante La Matilde  (c/ Predicadores, 7); un acierto se mire por donde se mire.

16.00 h - La Aljafería, Patrimonio de la Humanidad

Después de comer, cogemos la calle Condes de Aranda y nos vamos directos al reino de taifas (girando por el paseo María Agustín y cogiendo Aljafería a mano izquierda). En el parque de la Aljafería está el monumento más destacado de ese período: el Castillo-Palacio de la Aljafería (del siglo XI). Es espléndido. De hecho, está declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y se considera el mejor conservado de la época. Por él no pasan los años, pero sí pasó a manos de reyes cristianos, tras conquistar la ciudad Alfonso I.

Actualmente, después de haber sido incluso sede de la Inquisición, es la sede del Gobierno de Aragón. Podemos visitarlo por dentro. Su salón del trono, la gran escalera de acceso, la planta superior renacentista y su mihrab, entre otros, son visitas muy recomendables. Pero si no tenemos mucho tiempo, podemos ir directos al famoso patio de Santa Isabel, rodeado de arcos de herradura, y sentarnos allí un rato a observarlo. Es un espacio realmente tranquilo. La torre del Trovador fue inspiración para una ópera de Verdi. De noche, el castillo iluminado se ve estupendo.

18.00 h - Callejeando por El Tubo

Ya es hora de volver al centro de la ciudad. Desde la Aljafería, seguiremos la calle que lleva su mismo nombre para adentrarnos de nuevo en el casco histórico de Zaragoza y, de ahí, a su corazón comercial. Nos llevará no más de 10 minutos, pasando la avenida César Augusto y siguiendo por la calle Predicadores.

Entre las calles Alfonso I y Jaime I está el meollo de Zaragoza; su corazón. Es la zona del casco antiguo y esta es la hora ideal para aparecer por allí. El ambiente es buenísimo. Sus pequeñas callejuelas, llenas de tiendas, restaurantes, tabernas y bodegas, lo convierten en el barrio obligatorio para tomar las primeras cañas. Entre tanto, no quitemos ojo de las paredes, ya que están llenas de espectaculares grafitis que forman una espontánea exposición artística urbana. En este casco viejo, hay tres calles que se conocen como El Tubo.

Por dar algunas referencias, en la calle Estébanes están los maestros del tapeo. Croquetas, tortillas, migas, huevos… todo son buenas ideas para tomar con un buen vino de la zona (que los hay, como por ejemplo el Somontano, el Cariñena o el Borja).

Para los prefieran el dulce, la pastelería Fantoba (Don Jaime I, 21) ha cumplido ya los 100 años de historia. Aquí, además de pedirnos una “trenza de almudévar”, riquísima, podemos tomarnos algo y descansar un rato. Por otro lado en Chocolates de la Abuela (Don Jaime I, 22), nos espera un surtido de chocolates, mermeladas y licores, ¡simplemente irresistibles!

En Don Jaime I con Verónica está el Teatro Principal Zaragoza. Seguro que tiene alguna obra buena en cartelera, porque su programación es impecable. Su interior es impresionante y majestuoso, aunque está perfectamente cuidado y al día en tecnología.

Seguimos andando para llegar a Alfonso I, la calle peatonal más comercial de Zaragoza. Allí encontraremos lo que queramos para darnos una alegría: tiendas de moda, de zapatos, y multimarca donde comprar un detallito, como Aston. También podemos visitar La Parisién, donde venden mantones de Manila y mantillas. Si lo que queremos es algo de recuerdo tradicional, podemos llevarnos unos adoquines, piedras de río o frutas de Aragón (todos ellos dulces), ropa baturra y cántaros o las clásicas esparteñas en Alfaro (c/ Alfaro), que iremos encontrando por esta calle. Y quien busque recuerdos religiosos, bajando Don Alfonso I está la Plaza del Pilar y ahí, en la tienda Belloso, los encontrará todos.

20.30 h - Cena de tapeo

Es hora de empezar a pensar en la cena. Hoy, ya que estamos por el Tubo podemos regalarnos una cena de de órdago, en La Ontina (galardonado con un sol de Repsol) (c/ San Clemente) o la Granada (galardonado con un sol de Repsol) (c/ San Ignacio de Loyola, 14), dos restaurantes exquisitos, con una cocina excepcional, y un Sol de Repsol cada uno. Otra muy buena alternativa es irnos de tapas.

Empezar la ruta por La Miguería (c/ Estébanes, 2) donde, claro, hay que pedirse unas migas, que aquí las bordan. Seguir por El Limpia (c/ Cuatro de agosto, 17) donde además de tapear nos limpiarán los zapatos. El “papa-pico” –picadillo de carne y patatas– es de auténtico vicio así como las empanadillas de cualquier cosa, que son la bomba, con vino o con champán. De aquí ir al Vinos Nicolás (c/ Estébanes, 4) y pedir unos fritos o cualquier tapa con vinos exquisitos. Y acabar en Casa Pascualillo (c/ Libertad, 5-7), clásico bar de tapas típicamente zaragozanas.

Puestos a rondar por las calles del casco antiguo, que es lo suyo en la noche zaragozana, vamos directos al Rock and Blues (c/ Cuatro de agosto, 5-7-9) a tomar la primera copa. Impacta por su curiosa decoración y suelen ofrecer buena música en vivo. A ver si hay suerte. Si aún no nos ha entrado el sueño, nos podemos pasar por el Mombasa (c/ Cuatro de agosto, 9) –una curiosa combinación de taberna irlandesa y decoración africana– y por el Bis de Bez (c/ Estébanes, 9) para tumbarnos un rato en sus cómodos sofás. Y ya, si el cuerpo nos pide más, podemos seguir por La Preciosa (c/ Arquitecto Yarza, 3) y el Jane Birkin (c/ Méndez Núñez, 16).

Si por el contrario, buscamos una noche tranquila y algo más sofisticada, siempre podemos cenar en el Moss (Paseo Constitución, 23). Se trata de un local moderno, de calidad y absolutamente de moda; un restaurante-local de copas, donde viviremos la otra cara de la noche zaragozana.

Segunda mañana

09.00 h - La Zaragoza romana en museos

Empezamos nuestro segundo día con una ruta romana, ya que Zaragoza tiene muchas y buenas representaciones de este periodo. Está toda condensada en la otra gran zona neurálgica de la ciudad, entre la calle Don Jaime I y la del Coso, en la parte derecha del casco antiguo.

Nos vamos cruzando por la Plaza del Pilar hacia Don Jaime I y bajamos por ella hasta la calle San Jorge, donde está nuestro primer destino. El teatro romano es uno de los más grandes conservados hoy en día. Con un aforo de 6.000 espectadores. Podemos visitar sus ruinas en el Museo del Teatro de Caesaraugusta (c/ San Jorge, 12). Volvemos por donde hemos venido hasta llegar Museo del Foro (Plaza de La Seo, 2).

Este recoge lo que fue el centro social de la vida romana en la ciudad. Organizado alrededor de un gran espacio abierto y rodeado de pórticos, tiene a su alrededor los edificios más significativos. Entre ellos, destacan la curia, la basílica y el templo. Todo ello está salpicado de elementos ornamentales, como estatuas, arcos de triunfo, aras para sacrificios y un largo etcétera. El Museo del Puerto Fluvial (Plaza de San Bruno, 8, detrás de la catedral) muestra la importancia del río Ebro para esta cultura.

Existe un dato sorprendente: por él se podía navegar desde Tortosa hasta Logroño. De ahí que el puerto de Zaragoza fuera estratégico para su intenso comercio, como redistribuidor de mercancías como trigo, madera, hierro, pieles, lino, vino, cerámicas, etc. Esta ruta romana finaliza en el Museo de las Termas Públicas de Caesaraugusta (c/ San Juan y San Pedro 3-7, volviendo por Don Jaime I, hasta la calle Mayor y cogiendo la calle Refugio). Sus restos se extienden entre el foro y el teatro, y tuvieron diversas salas con instalaciones como vestuarios, salas calientes, templadas y frías, gimnasio... Hoy se conserva parte de una gran piscina porticada debajo de la cual aparecieron las letrinas, con capacidad para nada menos que 20 personas.

11.00 h – Un paseo por las torres mudéjares

De Roma, damos un salto en el tiempo y nos vamos a la época mudéjar, sin cambiar de barrio ni de calles. Zaragoza guarda importantes recuerdos de entonces, algo que salta a la vista. Más que nada, porque sus torres mudéjares se ven y destacan entre el entramado del casco antiguo de la ciudad, a poquitos minutos la una de la otra. La primera que veremos es la torre de la iglesia de Santa Magdalena (s. XIV), en la plaza de su mismo nombre (en el cruce de la calle Mayor con la calle del Coso). Con motivos ornamentales de clara influencia árabe, esta torre sigue el patrón de un alminar almohade.

Podemos rodearla por fuera, pasando por la calle Mayor, o bien entrar y admirar su retablo. La de San Miguel de los Navarros (c/ San Miguel, 52, bajando por la c/ del Coso) está en una iglesia de construcción románica, con ampliación mudéjar (s. XIV). La planta de esta torre se divide en tres tramos, con una planta cuadrada. Ahora vamos a la iglesia de San Pablo (San Pablo, 42), volviendo por la calle del Coso, hasta la avenida de César Augusto, donde en un cruce empieza su calle.

Esta iglesia fue reformada y ampliada en sucesivas épocas, con lo que tiene pedacitos arquitectónicos de varios siglos y estilos. Por ello, la torre que inicialmente estaba a los pies del templo, está ahora en mitad del edificio. Fijémonos porque es muy curiosa: su planta es octogonal y tiene una torre exterior que envuelve otra interior, con unas escaleras que las unen. Y ahora volvemos hacia atrás, hasta Don Jaime I, para acabar nuestra ruta mudéjar en San Gil Abad (c/ Don Jaime I, 15). Construida en la Reconquista, fue derribada para levantar la actual iglesia mudéjar. Su torre está documentada del 1356 y está construida toda en ladrillo. Combina su planta cuadrada de la parte inferior con la rectangular de la parte superior y se acaba con unos vanos donde están las campanas.

12.30 h - Descubriendo a Goya

A escasos minutos de donde nos encontramos, bajando por Don Jaime I hasta la calle del Coso, y girando por el Hotel Silken Zentro, nos vamos a la Plaza de los Sitios. Además de ser una de las más bonitas, aquí hay unos estupendos bares de tapas. Así que podemos tomar el aperitivo en tascas o bares como Candolías, Monumental, Babel o Argüelles. En cualquiera de ellos disfrutaremos y podremos recuperar fuerzas, porque ahora tenemos cita con dos grandes de Zaragoza: Goya y Pablo Gargallo.

El genial pintor nos espera aquí mismo, en el Museo Provincial (Plaza Sitios, 6) donde están expuestas varias de sus valiosas obras. Entre los numerosos cuadros, destacan sus retratos y su obra religiosa.

De ahí, muy cerquita se encuentra el Palacio de Argillo (Plaza San Felipe, 3), donde nos espera el gran caballo de Gargallo. Esta antigua casa de los Villaverde (s. XVII) hoy acoge la sede del Museo Pablo Gargallo, dedicado al célebre escultor aragonés (uno de los más importantes e innovadores del siglo XX). Aunque su obra está diseminada por diferentes lugares de España, en este museo se reúne su colección más importante, cedida por su hija Pierrette Anguera-Gargallo.

Segunda tarde

14.00 h - Aragón en la mesa

No hemos acabado con las obras de arte todavía. Ahora es el momento de degustarlas en uno de los templos de comida tradicional aragonesa de la ciudad. Nos vamos andando hacia la calle Joaquín Costa, cruzamos la calle Independencia y vamos directos al Hotel Palafox. En el restaurante Aragonia Paradís, del Hotel Palafox (Marqués de Casa Jiménez), nos reservan una selección de productos aragoneses: trufa de Teruel, aceite del Bajo Aragón, jamón de Teruel, verduras, ternera, olivas negras, longaniza... Aquí podremos encontrar una inmejorable calidad en un entorno tranquilo. Como detalle, su decoración corre a cargo de Pascua Ortega. Y en su cocina, aparte del chef, manda también el pastelero, que seguramente nos sorprenderá.

También podemos acercarnos a comer a La rinconada de Lorenzo (c/ La Salle, 3) bajando desde la plaza de Paraíso por el paseo Gran Vía. Allí, además de degustar una buena cocina y productos zaragozanos, estaremos al lado de nuestro próximo destino a visitar.

16.00 h - El Renacimiento de Zaragoza

Ahora que ya hemos repuesto fuerzas, nos vamos muy cerca de aquí, a la sede de Ibercaja (San Ignacio de Loyola, s/n). Las apariencias engañan. En su interior esconde algo poco conocido: la fachada de un palacio y el Patio de la Infanta. Estas dos piezas son lo único que queda de la casa renacentista de un rico banquero, que fueron recuperadas por esta entidad. Su estructura está cargada de ornamentos renacentistas aragoneses.

En el piso principal, se exhiben de forma permanente obras de Goya. Así que, después de admirarlo, podemos seguir empapándonos de la obra de este genial pintor aragonés. Luego, seguiremos por la calle Independencia y la calle Don Jaime I y, en escasos minutos, nos situaremos ante el último punto de encuentro de nuestra ruta: La Seo. De camino a ella, podemos pasarnos por la Vinoteca Foncea(c/ Felipe Sanclemente, 14) para llevarnos de Zaragoza un recuerdo vinícola de sus caldos.

18.00 h - La otra catedral, La Seo

Ya hemos llegado. Estamos ante la otra gran catedral de Zaragoza: La Seo. A menudo, este suele ser un gran descubrimiento para la gente que visita Zaragoza, por el protagonismo de la Pilarica, que de hecho está al otro extremo de la plaza. La Seo se asienta sobre lo que fue el foro romano y más tarde la mezquita mayor de la antigua ciudad musulmana. Lo primero que vemos es su cabecera románica (s. XII), lo único que conserva de este estilo, ya que este templo combina muchos estilos, hasta el Neoclásico. La capilla parroquial con muro mudéjar, el retablo mayor y los ábsides de estilo gótico, la torre barroca, la portada clasicista o la colección de tapices flamencos dan fe de esta mezcla de estilos. Esta mezcolanza nos da una idea, a su vez, de la cantidad de culturas que han poblado estas tierras durante su historia. En su interior, no hay ningún rincón al que no se nos vaya la vista. Es un festival arquitectónico. Se recomienda especialmente pasear por ella y perderse por todos estos rincones.

Salimos y, por la parte trasera, encontraremos anexa la Casa del Deán: un conjunto de casas anexo a la catedral, con un curioso puente y un bonito arco. El puente se construyó para unir la casa del deán con la iglesia principal. Y en este punto hay un mirador perfecto para curiosear discretamente lo que pasa en la calle. Hoy es uno de los rincones más emblemáticos de la Zaragoza medieval, y justo al lado se encuentra la plaza de Santa Marta, bonita, especial y llena de buenos rincones donde tomar un vino. Será el lugar perfecto para poner punto y final.

Un plan para todos

  • Para los sofisticados
    El Chalet (Recomendado por Repsol) (Santa Teresa de Jesús, 25), elegante, distinguido y tranquilo, nos abre sus puertas a un bonito jardín-comedor. Tiene una sugerente carta, bien pensada y de calidad, donde podremos elegir desde un sencillo plato hasta una receta muy elaborada y vanguardista. La elección siempre convence y satisface, al igual que su extensa carta de vinos. Si buscamos comer bien en un lugar especial, este es ideal.
  • Disfrutar del relax
    Estamos al lado de la mismísima basílica, pero parece que estemos en el cielo. Las torres Hotel & Spa (Plaza del Pilar) tienen su particular wellness bajo tierra, en unas salas abovedadas de piedra de tenue iluminación. Parece ser que aquí sí que se obra el milagro: relax total.
  • Para los más aventureros
    Rocódromos, puentes, tirolinas, un canal de aguas bravas o una vuelta en kayak, aquí podemos disfrutar de todo esto sin salir de Zaragoza, en el Parque del Agua Luis Buñuel, justo detrás de la zona de la Expo. Nautida Aventura Urbana nos ofrece circuitos de aventura y actividades a diversos niveles. ¿Preparados? Dirección: Avenida Pablo Ruiz Picasso, 72, Torre del Agua, Zócalo.
  • Para amigos
    Nos vamos a disfrutar de la renovada ribera del Ebro. Cogemos las bicis –o vamos andando– y bordeamos toda su zona verde, con vistas al río y a otra perspectiva de Zaragoza. De día, podemos parar a comer en su Club Náutico (Paseo Echegaray y Caballero s/n); hay que reservar antes y si es en el jardín, mejor aún. De noche, podemos cenar aquí mismo y luego irnos por los chiringuitos abiertos en el paseo, en los que siempre hay buen ambiente y algún concierto en directo. Las vistas son espectaculares al ponerse el sol. Luego, cada uno verá…
  • Para familias
    Nos vamos a dormir con los peces, tal cual, rodeados de anacondas, pirañas, arapaimas y cocodrilos. El Acuario Fluvial de Zaragoza organiza divertidas noches a las que hay que ir dispuesto y con saco de dormir. Si los peques no se atreven, siempre podemos participar en la yincana o en cualquier otra de sus divertidas actividades. Los aburridos deberán abstenerse.
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