Los árbitros que evitan las peleas en la comunidad de vecinos

  • El servicio regional Asivecam ayuda a vecinos a resolver sus conflictos.
  • Está formado por educadores sociales que intentan que los vecinos se conozcan.
  • Antes se peleaban por el ruido y la basura; ahora plantan jardines en grupo
Los vecinos del número 39 la calle de Carmen Amaya, en Leganés Norte, frente al mediador vecinal.
Los vecinos del número 39 la calle de Carmen Amaya, en Leganés Norte, frente al mediador vecinal.
Elena Buenavista
Los vecinos del número 39 la calle de Carmen Amaya, en Leganés Norte, frente al mediador vecinal.

¿Quién no ha sufrido a un vecino ruidoso? ¿Y al típico propietario que no paga las derramas? Los residentes del número 39 de la calle Carmen Amaya (en Leganés Norte) estaban acostumbrados a estos problemas. Pero sus conflictos vecinales iban más allá: algunos residentes dejaban la basura en los portales, tendían la ropa en el descansillo o destrozaban los espacios comunes.

"He estado con pastillas por su culpa, son muy molestos, la gente así te consume", dice Marimar, inquilina en este edificio público del Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima).

La situación llegó a ser insostenible, con peleas diarias y los descansillos de cada piso convertidos en trincheras. "Cuando llegaba la Fiesta del Cordero, los españoles se quejaban del ruido que hacían los marroquíes; en Navidad, era al revés... El choque de culturas en vivo", recuerda un vecino.

El conflicto llegó a oídos de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio (la propietaria del inmueble a través del Ivima y que ostenta las competencias en materia de vivienda), que puso en marcha su protocolo para tender puentes en el vecindario: a los pocos días, llegó al edificio el Servicio de Asistencia Vecinal (Asivecam), un equipo de educadores sociales especializados en mediar en fincas conflictivas.

Ahora, los vecinos del número 39 de Carmen Amaya han decretado una tregua. Los mediadores iniciaron su terapia de grupo incitándoles a colaborar en la plantación de un jardín: "El patio era un campo de tierra. Pero bajamos todos, durante unos días trabajamos juntos y conocí a gente con la que antes solo discutía", apunta Mohamed, el marido de la presidenta de la escalera.

La reforma del patio fue solo el primer paso. Después, los propios vecinos tomaron la iniciativa: "Pintamos los muros, limpiamos la suciedad y vigilamos para que los niños no rompan nada. Estamos en paro y aprovechamos para hacer algo útil", añade Dris. Su próximo objetivo es habilitar un cuarto como sala de juntas. "Mohamed es un fenómeno, un manitas; mueve a todos los vecinos", le elogia Esperanza.

470 fincas en 14 municipios

Esta comunidad es una de las 470 de la región donde actúa el Asivecam (en 14 municipios). "La clave es realizar actuaciones para que se conozcan entre ellos, sobre todo si hay diversas culturas. Pero nosotros somos un apoyo, solucionar el problema es mérito de los propios vecinos", explica la coordinadora del servicio, María José Alonso.

Neutrales y como un vecino más

El mediador asignado al número 39 de la calle Carmen Amaya parece un vecino más. Pasa el día entre los residentes, incitándoles a dialogar para resolver sus rencillas y resolviendo sus dudas comunales ("¿Qué se puede hacer contra los morosos? ¿Cuántos votos se necesitan en las juntas?"). Los técnicos de Asivecam están a medio camino entre educadores sociales, psicólogos y asesores jurídicos. "Hace falta mucha sensibilidad y neutralidad para escuchar a ambas partes y crear espacios de diálogo", comentan.

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