Morsi, el 'hermano musulmán' que quiere para Egipto un renacimiento islámico

Fotografía realizada el 17 de mayo de 2012 en el que aparece el candidato a la presidencia de Egipto Mohammed Morsi.
Fotografía realizada el 17 de mayo de 2012 en el que aparece el candidato a la presidencia de Egipto Mohammed Morsi.
EFE/Khaled Elfiqi
Fotografía realizada el 17 de mayo de 2012 en el que aparece el candidato a la presidencia de Egipto Mohammed Morsi.

El candidato de los Hermanos Musulmanes en las elecciones presidenciales de Egipto, el islamista Mohamed Morsi, ha logrado ganar la primera vuelta, seguido muy de cerca por el militar Ahmed Shafiq, último primer ministro de la época de Hosni Mubarak.

Pese a su falta de carisma, Morsi se ha posicionado precisamente como punta de lanza en la lucha contra los remanentes del antiguo régimen —los fulul— y ahora quiere también convencer a los liberales y revolucionarios convirtiéndose en adalid del "antimubarakismo". Su última propuesta es la de formar un frente nacional para encarar a los representantes del pasado.

Morsi es el presidente del Partido Libertad y Justicia (PLJ), brazo político de la Hermandad, ilegal durante la época de Mubarak y muy implantado en los barrios populares. Su candidatura fue casual, ya que el primer candidato de los Hermanos Musulmanes, Jairat al Shater, fue descalificado por haber estado en la cárcel. Algunas sátiras lo llamaban el "neumático de repuesto".

Suele hacer referencias a la Sharía (ley islámica) y a su proyecto de Nahda —un renacimiento islámico— para Egipto. Y siempre inicia sus alocuciones con la Fatiha, la fórmula clásica empleada por todos los devotos musulmanes; la misma con la que se abre el Corán, para subrayar la importancia y solidez de un testimonio: "En el nombre de Dios, el clemente, el misericordioso".

Con raíces rurales

Con su perenne corbata y maneras sencillas, este hombre tímido de escasa estatura, que no oculta sus raíces rurales. Muchos comparan a Morsi con Al Shater, un empresario carismático, y lo acusan de imitar su propuesta del renacimiento islámico para Egipto, principio fundacional de la cofradía.

Nacido el 20 de agosto de 1951 en el seno de una familia de clase media en el pueblo de Al Adwa, en el delta del Nilo, Morsi desarrolló una carrera brillante dentro de la Hermandad, que transcurrió en paralelo a la de ingeniero.

Entre 1985 y 2010, fue jefe del departamento de Ingeniería de la Universidad de Zagazig, adonde regresó después de haber trabajado como profesor universitario en California (EEUU) durante tres años.

A finales de los setenta, empezó a sentirse atraído por la ideología de los Hermanos Musulmanes y en 1979 se afilió al grupo, donde inició su labor en el departamento religioso. Poco a poco, fue escalando puestos hasta que en 1995 se convirtió en miembro de su Consejo Consultivo, el máximo órgano de decisión.

Diputado en el Parlamento

Desde 1995 hasta 2005, fue diputado en el Parlamento y llegó a ser portavoz oficioso de los Hermanos Musulmanes en la Cámara, ya que durante el régimen de Hosni Mubarak (1981-2011) la organización era ilegal y presentaba a sus candidatos como independientes.

En las elecciones de 2005, Morsi perdió su asiento y un año después fue encarcelado durante seis meses por apoyar las manifestaciones de jueces reformistas que denunciaron el fraude en los comicios.

Morsi es un "hermano" muy activo y ha estado muy implicado en su proyecto político, como en 2007, cuando ayudó a la elaboración del programa de la cofradía que defendía que la Presidencia de la República solo podía ser ejercida por un hombre musulmán.

Durante la revolución que derrocó a Mubarak en febrero de 2011, fue detenido en la prisión de Wadi Natrun, al norte de El Cairo, aunque salió de la cárcel dos días más tarde por el caos generado en los presidios, tras la desbandada de los guardianes.

Un hombre del 'aparato'

El 30 de abril de 2011, Morsi renunció a su puesto en el Consejo Consultivo de los Hermanos para convertirse en presidente de la primera formación política del grupo en sus ochenta años de historia, el PLJ.

Ser un hombre del aparato de los Hermanos Musulmanes es una de sus bazas, pero también uno de sus puntos débiles, ya que algunos sectores temen que un solo partido controle el Parlamento, el Gobierno y la Presidencia, como ocurrió en la época de Mubarak.

Además, los Hermanos han sido muy criticados por presentar a un candidato presidencial cuando en un principio se habían comprometido a no hacerlo. El destino de Morsi está unido al de la Hermandad en el Egipto posterior a la revolución, donde todas las posibilidades están abiertas.

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