Reconstruyen la revolucionaria casa anticrisis de Prouvé que la burocracia francesa rechazó

  • Fue ideada para los sin techo por el arquitecto en el invierno siberiano de 1954, en el que murieron varios en la capital francesa.
  • Se monta en siete horas, tiene 57 metros cuadrados, dos dormitorios, salón, baño y cocina y puede ser fabricada en serie con materiales muy baratos.
  • Una galería de París ha reconstruido la 'Casa de los días mejores', de la que Le Corbusier dijo que era la vivienda más hermosa jamás diseñada.
Vista frontal del prototipo de la casa, en la Galerie Patrick Seguin, de París
Vista frontal del prototipo de la casa, en la Galerie Patrick Seguin, de París
©Galerie Patrick Seguin
Vista frontal del prototipo de la casa, en la Galerie Patrick Seguin, de París

Era demasiado avanzada para su tiempo y la burocracia administrativa, que de avances nunca ha entendido demasiado, impidió que se construyera en serie porque faltaba un permiso. Era la Maison des Jours Meilleurs (Casa de los días mejores), una idea revolucionaria del arquitecto social Jean Prouvé (1900-1984), que hubiera permitido la fabricación de una casa barata y digna para los homeless de París, una respuesta rápida, innovadora y asequible a una crisis de vivienda.

Todo sucedió a gran velocidad en el invierno de 1954-1955, una temporada de frío siberiano que estaba poniendo en peligro la vida de miles de personas sin hogar. En la ciudad, que todavía se recuperaba de los destrozos de la II Guerra Mundial, había una gran escasez de viviendas y quienes vivían a cielo abierto eran familias enteras.

Lucha contra la exclusión

El sacerdote católico Henriu Grouès, el cura fundador de los traperos de Emaús, conocido como Abé Pierre y entregado a la lucha contra la exclusión y la pobreza, llama la atención a las autoridades municipales y pide que se asigne un fondo de emergencia para construir viviendas temporales. Calcula que serán necesarios mil millones de francos antiguos, equivalentes a 1,5 millones de euros.

El 1 de febrero de 1955, el pleno del Ayuntamiento de París rechaza la enmienda. Esa misma noche un niño y una anciana mueren de frío en las calles de la ciudad. Grouès se presenta sin avisar en los estudios de Radio Luxemburgo y logra que le dejen emitir un discurso en directo. El mensaje ha pasado a la historia como el inicio de la rebelión de la bondad.

"Una mujer acaba de morir congelada esta madrugada en la acera del bulevar de Sebastopol, manteniendo aún aferrada a su mano la notificación judicial de expulsión de su domicilio. No podemos aceptar que sigan muriendo personas como ella. Cada noche son más de 2.000 personas soportando el hielo, sin techo, sin pan, más de uno casi desnudo; para esta misma noche es necesario reunir 5.000 mantas, 300 grandes tiendas de campaña, 200 ollas. Venid los que podáis con camiones para ayudar al reparto [...] Al Hotel Rochester, calle Le Boétie 92. Imploro, frente a los hermanos que mueren de miseria, aumente en nosotros el amor para hacer desaparecer esta lacra. ¡Que tanto dolor despierte el alma maravillosa de Francia!", dijo el cura en su improvisada alocución en la radio.

Avalancha de solidaridad

Aunque el Ministro de Telecomunicaciones intervinó casi de inmediato para intentar evitar que el discusro prosiguiera, las calles de París ya estaban llenas de gente que emprendía la guerra contra la miseria. Los responsables municipales, pillados de improviso por la avalancha, se subieron al carro que habían rechazado el día anterior en el pleno y dispusieron servicios especiales de autobuses para llevar al centro de coordinación a miles de personas. En cuestión de horas el Ejército instaló carpas y los particulares llevaron leña, mantas y comida. No hubo ningún muerto más entre los homeless en lo que quedaba de invierno.

Pero los planes del Abbé Pierre no se quedaban en las tiendas de campaña. Su pretensión era que los desfavorecidos pudiesen acceder a viviendas dignas. En cuestión de semanas y aprovechando el impulso solidario que había despertado, lanzó la campaña ¡Ayúdanos a conseguir casas ahora!, que pretendía conseguir la construcción de viviendas baratas para los sin techo. Logró que la marca de jabones Persil incluyese en cada paquete un vale de descuento de 10 francos que era entregado a financiar la iniciativa.

Para el diseño del prototipo, el sacerdote acudió al arquitecto, constructor, herrero y diseñador Jean Prouvé, un creador de acción interesado en las viviendas sociales e implicado en los ideales antiexclusión. En unos meses, el metódico e imaginativo Prouvé tenía listo el diseño: una casa casa de 57 metros cuadrados con dos dormitorios, baño, cocina y calefacción.

En las orillas del Sena

El primer prototipo, cuya construcción fue dirigida por Prouvé, se instaló a principios de 1956 en las orillas del Sena, una zona habitual de refugio para los homeless. El público quedó fascinado con el resultado, bautizado como Maison des Jours Meilleurs: la instalación se realizaba en siete horas, estaba basada en materiales baratos, se podía fabricar en serie y era digna y hermosa.

Le Corbusier, gran admirador de Prouvé, dijo tras visitar la construcción: "Jean Prouvé ha construido la casa más hermosa que conozco, el lugar perfecto para vivir, la vivienda más brillante que se haya construido nunca".

Pero todo acabo mal: la casa, de planta rectangular y diseño funcional, era demasiado revolucionaria para la época. La burocracía administrativa empezó a poner trabas. Primero adujeron que el cuarto de aseo debía dar al exterior. Después, que no podía ser fabricada en cadena. Los planes languidecieron y Maison des Jours Meilleurs quedó relegada a los libros de arquitectura.

"Capacidad de respuesta"

En un momento en que el modelo de mercado inmobiliario y diseño de viviendas ha demostrado tener grandes debilidades y estar inflado en los costes, la Galerie Patrick Seguin de París ha decidido reconstruir y exhibir en su sede la casa de Prouvé. Puede verse hasta el 29 de septiembre y pretende ser un homenaje a un creador convencido de que la utopía es posible. El proyecto, basado en la idea de la casa familiar duradera, barata y cómoda que Prouvé defendía, demuestra, dicen los organizadores, que la "capacidad de respuesta" en la edificación es posible ante una "crisis grave de la vivienda".

La Maison des Jours Meilleurs está levantada sobre una base cóncava de hormigón, dentro de la cual se coloca una carcasa prefabricada de acero que funciona como "unidad central" de cocina, baño y aseo. Apoyada en una viga de acero prensado, la unidad es la base de apoyo de la casa, cuyas paredes están fabricadas con paneles de madera sándwich termoformados. Las losas del techo son de aluminio y las ventanas de guillotina.

Prouvé, que también diseñó casas temporales para víctimas de guerra, fue también un pionero en la producción de mobiliario innovador. Estaba convencido de que la alianza del arte, el humanismo y la industria podía ser utilizada socialmente y desarrolló una filosofía constructiva basada en la funcionalidad y la fabricación racional, libre de todo artificio.


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