Aston Martin V8 Vantage, una conducción elegante y hedonista

  • Cuesta 150.000 euros y es uno de los deportivos más convincentes del mercado.
  • Tiene un tiempo de aceleración de cinco segundos y una velocidad de 280 km/h.
  • Este capricho constituye un conjunto extraordinariamente armónico para los conductores más exigentes.
La forma en la que el V8 traslada toda su potencia a la asfalto es simple y llanamente sensacional.
La forma en la que el V8 traslada toda su potencia a la asfalto es simple y llanamente sensacional.
ASTON MARTIN
La forma en la que el V8 traslada toda su potencia a la asfalto es simple y llanamente sensacional.

El Aston Martin V8 Vantage Roadster es sencillamente una experiencia única. Pasar un día así con un roadster como éste es el equivalente a olvidarse por un día de las preocupaciones, las citas urgentes o las emisiones de CO2, ya que el único objetivo es disfrutar. Nada más y nada menos.

El modelo de acceso al catálogo de la firma británica desarrolla 420 CV, cuesta en torno a los 150.000 euros y es uno de los deportivos más convincentes del mercado.

Con un tiempo de aceleración de apenas cinco segundos y una velocidad máxima de 280 km/h deja espacio suficiente en la carretera para otros automóviles más rápidos y económicos.

Sin embargo, al contrario que su competencia —obligada a alcanzar perfección— el Vantage exhibe con orgullo una falsa modestia. La forma en la que el V8 traslada toda su potencia a la asfalto es simple y llanamente sensacional.

Nuestra unidad de prueba estaba equipada con el cambio secuencial de seis velocidades Speedshift, en lugar del cambio manual de serie, lo que significa una confrontación más intensiva del conductor con el vehículo.

En modo automático el cambio se inicia con un suave toque de pedal, mientras que en modo manual lo mejor es levantar ligeramente el pie derecho antes de engranar la siguiente marcha. Inmerso en el tráfico urbano el cambio automático se muestra en ocasiones algo inquieto, aunque a plena carga muestra todo su potencial y engrana las marchas de forma precisa y refrescante.

On/off

Otro detalle que pone de manifiesto el hecho de que el Vantage necesita un conductor activo tiene que ver con el ESP. Éste es binario, lo que significa que puede activarse o desactivarse.

Nada de medias tintas, nada de track mode con índices de guiñada ampliados y red de seguridad. El conductor deberá decidirse. Si realmente quiere entrar en faena, entonces tendrá que estar atento.

El tren de rodaje Bilstein es el resultado de la experiencia adquirida por Aston Martin en las pistas de carreras pero adaptada a la carretera. No dispone de regulación electrónica variable de muelles o amortiguadores y, aun así, tanto el confort en marcha como la precisión en situaciones límite se dan por supuesto.

La dirección también es directa sin ser demasiado mordaz y sus frenos progresivos completan una conseguida configuración que desataca por su exquisita capacidad de dosificación y su ímpetu mantenido.

Diseño clásico

En comparación con los modelos de configuración 2+2 de la casa (DB9, DBS, Virage), el pequeño V8 es considerablemente más ágil gracias a su batalla más corta. Este biplaza de líneas clásicas con su enorme capó y su zaga recortada parece exigir a gritos un diseño de propulsión igualmente clásico.

El motor con lubricación por cárter seco está ubicado en una posición rebajada justo detrás del eje delantero y la caja de cambios está montada en el eje trasero. De esta forma, más de la mitad del peso del vehículo se sustenta sobre el eje trasero impulsado.

La junta cardan es de fabricación ligera en fibra de carbono y el eje propulsor cuenta con un diferencial de bloqueo. El túnel de transmisión conforma una sólida unión entre el motor y el eje propulsor, lo que aumenta la precisión en curva.

Estamos seguros que a los más entendidos se les habrá dibujado una sonrisa en la cara y ahora mismo se están frotando las manos ante la posibilidad de conducir un motor atmosférico de régimen elevado.

Un rendimiento increíble

En trayectos virados el conjunto convence ya desde parado: el V8 de 4,7 litros desarrolla su potencia de forma excelente hasta 4.000 vueltas para, una vez superada esa barrera, echar verdaderamente el resto.

Respaldado en el plano acústico por válvulas bypass situadas en el escape, el V8 demuestra lo que vale hasta las 8.000 r.p.m. Este motor de régimen elevado transforma las órdenes del acelerador de forma impecable y el cambio secuencial realiza su trabajo de forma sumamente eficaz.

En curva y sobre pisos mojados la interrupción de la fuerza de tracción requiere la máxima atención por parte del conductor, sobre todo si éste se ha decantado por desconectar el ESP.

El tren de rodaje exhibe un rendimiento extraordinario y la tracción de las gomas Potenza (Bridgestone) en formato 285/35 montadas sobre llantas de 19 pulgadas en combinación con el gran ancho de vía es simplemente sublime.

Si bien los límites se hacen notar de forma amable –tal y como cabe esperar de una configuración perfectamente equilibrada–, la transición al drift se controla sin ningún tipo de problema. La acústica del Vantage es exquisita sin llegar a armar ningún tipo de alboroto.

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