Yann Tiersen y Placebo deslumbran en el cierre del FIB más masivo de la historia

Claves:
  • Cerca de 40.000 personas abarrotaron el recinto cada día.  
  • Depeche Mode, la banda de mayor reclamo popular, también provocó el delirio.  
Brian Molko de Placebo, durante su actuación en Benicàssim
Brian Molko de Placebo, durante su actuación en Benicàssim
Ángel Sánchez/Efe
Brian Molko de Placebo, durante su actuación en Benicàssim

Después de tres maratonianos días de frenesí musical, el FIB 2006 echó el cierre el domingo con la jornada de mayor esplendor musical y e histeria colectiva entre el público.

Como viene siendo tónica habitual desde que el jueves la fiesta de presentación diera el pistoletazo de salida a esta 12º edición, cerca de 40.000 personas se congregaron delante de los diferentes escenarios, lo que convierte a esta cita en la más masiva de la historia del festival.

Entre un elenco de nombres de muy diversa índole, donde She Wants Revenge y Grupo Salvaje llamaban especialmente la atención, Yann Tiersen se descolgó con la actuación más rompedora de la tarde y, además, demostró que su talento y sensibilidad parecen no conocer límites.

Después de apabullarnos con la exquisita banda sonora de Amelie, este iluminado francés ofreció un concierto de clara vocación rockera y que desbordó garra y emotividad a destajo.

Yann Tiersen ofreció el concierto más rompedor de la tarde y desbordó mucha garra y emotividad. Preciosas composiciones intimistas se entremezclaron a la perfección con orgías guitarreras y explosiones percusivas que causaron estupor a la asombradísima parroquia. Abrumador. De largo, la gran revelación del festival.

Poco después de Tiersen, Madness, ya en el escenario grande, comenzarían a amenizar la velada con mucho estilo y a provocar el delirio con su estrambótica fusión de pop y swing, y que tanto incitaría al baile, y con su inapelable sensualidad escénica.

Inmejorable aperitivo para que, instantes después, los anheladísimos Depeche Mode salieran a escena y Benicassim saltara por los aires.

Y es que pocas veces un concierto ha desatado semejante locura y fanatismo como el que Dave Gaham y Martin Gore, en muy buena forma, firmaron al filo de la medianoche.

Ligeramente lastrado por una prevalencia electrónica mayor de lo deseable y por una espíritu un poco verbenero en determinados clásicos (Personal Jesus, Enjoy The Silence), lo cierto es que la veterana formación inglesa demostró que sobre un escenario exhibe un pundonor y un magnetismo al alcance de muy pocos en su estilo.

Por si fuera poco, I Feel You, apoteósica, se erigió como una de las interpretaciones más abrasivas que ha percibido el oído humano desde que este festival castellonense echara a rodar en 1994, casi a la altura de la demoledora Stagger Lee con que Nick Cave dinamitó el FIB el año pasado.

Placebo, airosos

Tras este interesante despliegue de Depeche Mode, Placebo tenían difícil mantener el nivel de excitación entre la audiencia, pero por supuesto salieron airosos del trance.

La banda capitaneada por Brian Molko, con bastante menos carisma escénico que Gaham y compañía pero con más pegada emocional, ofreció el concierto más intenso y brillante de la noche, con una fijación especial por su exuberante Meds, publicado este año.

Placebo huyó del single fácil tras el apasionado bombardeo de hits de Depeche Mode.  Incisivos, apasionados y muy contundentes, estos venerables individuos británicos, y ninguneados en muchos sectores rockeros, huyeron de la previsibilidad, del single fácil y del saltito calculado y ofrecieron un repertorio oscuro y sinuoso en el que sólo Every You, Every Me tenía asegurada la pleitesía del público.

Y el público, tras la glamourosa banalidad de Madness y el bombardeo de hits FM de Depeche Mode agradeció este honesto detalle y se rindió al buen gusto de esta entrañable banda.

dEUS, por el contrario, sin ofrecer una mala actuación, fueron incapaces de mantener el frenesí creado por Gaham y Molko y brindaron un concierto correcto, con puntuales destellos de genialidad, pero deslucido por el notable protagonismo de sus últimas mediocres obras y por la escasa atención dispensada al primerizo, y potentísimo, Worst Case Scenario.

The Rakes, con su pop anfetamínico, pusieron la guinda a los conciertos en el escenario verde para que, posteriormente, la fiberpeople que aún conservara ganas de acción se retirara a las diferentes carpas de música techno, dance, house y demás y disfrutara del espectáculo.

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