Un paseo por las Islas Cíes, un paraíso en la costa gallega

  • Cíes, Ons y Sálvora forman el Parque Nacional de las Islas Atlánticas.
  • Entre las aves destacan la gaviota patiamarilla o el cormorán moñudo.
  • Desde el Faro da Porta se tienen vistas excelentes de San Martiño.
Una vista de la isla Sur de las Cíes desde la isla Do Faro.
Una vista de la isla Sur de las Cíes desde la isla Do Faro.
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Una vista de la isla Sur de las Cíes desde la isla Do Faro.

Las islas Cíes, junto con Ons y Sálvora, forman el Parque Nacional de las Islas Atlánticas. En las profundidades, al abrigo de buques hundidos, se esconden las riquezas marinas más valiosas de Galicia, mientras en la superficie se impone la luz de los faros.

El archipiélago de las Cíes cierra desde la distancia la ría de Vigo como un dique natural. Se trata de un conjunto de islotes conocido por los romanos como las Islas de los Dioses, habitado por monjes en la Edad Media y base de piratas turcos y normandos en siglos posteriores.

Las islas de Monteagudo, Faro y San Martiño son las más grandes, pero sólo se visitan las dos primeras. Desde Vigo y Cangas, salen a diario los catamaranes que llevan a sus playas de aguas claras así como al valioso santuario de aves.

El hogar de las aves

Anidadas en acantilados con más de cien metros de altura, caminando por playas paradisíacas de fina arena blanca o sobrevolando paisajes de dunas, las aves marinas de las Cíes se sienten seguras en esta reserva y multiplican las posibilidades de ser observadas a escasos metros.

Entre ellas, destacan la gaviota patiamarilla o el cormorán moñudo, que han establecido en las islas la mayor colonia de toda Europa. Junto a la playa de Nosa Señora, en la isla de Faro, a sólo trescientos metros del Centro de Interpretación de la Naturaleza y tras pasar de largo un merendero donde descansar a la vuelta, se encuentra el observatorio ornitológico de La Campana, uno de los puntos clave de esta ruta.

A los pies del faro

Como en las Cíes no se puede transitar en coche, navegar alrededor o caminar por ellas son las alternativas para conocerlas en profundidad. Los senderos señalizados en las islas de Faro y de Monteagudo permiten realizar cuatro rutas autoguiadas muy asequibles.

Sin duda, las que tienen que ver con las grandes balizas son las más emblemáticas; llegar hasta la que corona el monte Faro supone dos horas y media de excursión, si sumamos la ida y la vuelta, ascendiendo por un camino en zigzag que cruza una arboleda cuya sombra se agradece los días de sol.

A 175 metros de altura, el esfuerzo se premia con una panorámica excepcional de todo el parque natural. Desde allí, se divisan las dunas de la playa de Rodas, considerada una de las diez más bellas del mundo por la prensa especializada y la más solicitada en época estival. Atención: los usuarios han de dejar la arena impoluta cuando partan.

Horizontes lejanos

Si nos apetece conocer la isla de San Martiño, aunque sea en la distancia, nada como combinar la ascensión al monte Faro con otro sendero también relacionado con una gran linterna: la del Faro da Porta. Son cinco kilómetros más de recorrido de baja dificultad.

Situado en el extremo sur de la isla, este faro permite obtener vistas excelentes de la única de las Cíes que no cuenta con línea regular. Poco antes de llegar, podremos refrescarnos en la fuente de Carracido, al lado del embarcadero del mismo nombre.

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