Este hombre de mirada penetrante fue el responsable de la muerte de casi dos millones de personas en Camboya.
Místico y utópico, Ta Mok se ganó a pulso el sobrenombre a de "el Carnicero", aunque se pasó los últimos años de su vida tratando de convencer, a quien le quisiera escuchar, de que era un hombre pacífico, lejos de la imagen cruel que denotaba su apodo.
"Fui responsable en aquel periodo de construir presas, carreteras, puentes, canales y embalses para irrigación, de plantar arroz y de criar aves de corral", escribía Ta Mok en un comunicado.
No habrá pena para él
Hoy se ha ido sin rendir cuentas ante el tribunal internacional encargado de juzgar por genocidio a los líderes supervivientes del Jermer Rojo, el grupo radical maoísta que gobernó Camboya entre 1975 y 1979, tras un golpe de Estado.
Durante los cuatro años que duró su régimen, murieron cerca de dos millones de camboyanos a causa de las ejecuciones, las purgas y las hambrunas decretadas por los dirigentes del régimen.
Todavía no era el fin
En enero de 1979, y tras la caída del Jemer Rojo, propiciada por la invasión vietnamita, Ta Mok huyó de Phnom Penh en compañía de otros dirigentes y tomó el control de la región norte en la que se atrincheró las guerrilla.
Cuando en marzo de 1999 el Jemer Rojo se encontraba al borde de la desaparición, debido a las deserciones de sus líderes y unidades militares, Ta Mok fue capturado por el Ejército camboyano cerca de la frontera con Tailandia y encarcelado en la Prisión Militar de Phnom Penh.
La detención de Ta Mok, acusado inicialmente de pertenencia a un grupo rebelde y de evasión de impuestos, fue prolongada repetidamente y sin que fuera juzgado.
Así permaneció hasta 2002 en que fue acusado de genocidio, un crimen por el que nunca pagará.
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