El río Águeda sirve de análisis a investigadores de CyL sobre riesgos ambientales de cuencas transfronterizas

Se trata de un proyecto piloto europeo coordinado por la UEMC y cofinanciado con fondos Feder
Isabel Montequi, Roberto Martínez-Alegría Y María Ángeles Rojo
Isabel Montequi, Roberto Martínez-Alegría Y María Ángeles Rojo
EUROPA PRESS
Isabel Montequi, Roberto Martínez-Alegría Y María Ángeles Rojo

El río Águeda, frontera entre España y Portugal a lo largo de 40 kilómetros, sirve de análisis a investigadores de Castilla y León y del país luso para evaluar los riesgos ambientales de las cuencas transfronterizas, a fin de lograr una gestión de las mismas en las que "no haya límites nacionales".

Este Proyecto de Cooperación Transfronteriza España-Portugal (Poctep), conocido también como Proyecto Águeda, supone una iniciativa piloto promovida por la Comisión Europea, que lo cofinancia en un 75 por ciento a través de los fondos Feder.

Por su parte, el 25 por ciento restante de un presupuesto de cerca de 512.000 euros, lo aportan los organismos participantes, el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (Irnasa), vinculado al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (Cesic); el Instituto Politécnico de Castelo Branco (Portugal), y la Universidad Europea Miguel de Cervantes (UEMC) de Valladolid, a la sazón coordinadora del proyecto.

El proyecto analiza, por tanto, los 176 kilómetros de longitud de este río que nace en el municipio salmantino de Navasfrías y vierte sus aguas al Duero en la localidad portuguesa de Barca d'Alva tras hacer frontera durante 40 kilómetros entre la provincia española de Salamanca y la lusa de Guarda.

Las peculiaridades de este tipo de cuencas hace que "cualquier vertido en España afecte a Portugal" y viceversa, según ha explicado a Europa Press uno de los participantes en el proyecto, el profesor Roberto Martínez-Alegría de la UEMC. CONCLUSIONES

Por su parte la directora del mismo, Isabel Montequi, también de la universidad vallisoletana, ha explicado que la duración de Poctep será de 18 meses, los cuales empezaron a computar en enero, por lo que el 30 de junio de 2013 deberán entregarse las conclusiones.

Una vez obtenidas, los responsables de la iniciativa esperan continuar con la investigación "en función de los resultados obtenidos", para evaluar el estado del ecosistema y establecer previsiones que permitan desarrollar "ecosistemas sostenibles" que reactiven el entorno de estas zonas, las cuales cuentan con un menor desarrollo económico debido a su "periferia, tanto de Lisboa como de Madrid".

Así, han recordado que se tratan de zonas "con actividad minera", con industria y agricultura y con "un tráfico muy fuerte, incluido el de mercancías peligrosas", por lo que se da la circunstancia de que, dentro de la cuenca del Águeda, existen zonas "muy contaminados por lixiviados procedentes de la minería" y otras "en un estado casi perfecto".

A su vez, Isabel Montequi ha advertido de que los datos obtenidos en los meses que el proyecto lleva en marcha son "insuficientes" y ha subrayado que el hecho de que el año haya sido "muy seco" puede condicionar los resultados frente a los que se obtendrían "en uno húmedo", circunstancia que demuestra, a su juicio, la importancia de prolongar la investigación "más allá de 18 meses".

No obstante, los investigadores han puntualizado que el futuro del Poctep irá ligado a las disposiciones de financiación. En este sentido, Martínez-Alegría ha subrayado también la necesidad de mantener un flujo de comunicación con las autoridades a nivel estatal, autonómico y municipal para lograr "una buena base de conocimiento" que permita lograr "una unidad ambiental". MUESTREOS

Los trabajos requieren "frecuentes viajes" a la zona para desarrollar muestreos de campo que permitan recoger indicadores biológicos que revelen el estado del ecosistema, como agua —de la cual se analizan sus propiedades fisico-químicas tanto en superficie como bajo tierra—, fauna, plantas, algas o suelos.

Asimismo, los investigadores de los distintos centros participantes mantienen reuniones periódicas para intercambiar experiencias a la vez que realizan "contactos diarios" a través de Internet, bien mediante un acceso privado en la página web del proyecto, a través de correos electrónicos o de las redes sociales.

El equipo de investigación cuenta con en torno a una veintena de miembros, de los cuales cerca de una tercera parte pertenecen a la UEMC, cuatro de ellos profesores, a los que se suman antiguos licenciados de Ciencias Ambientales de esta universidad como colaboradores, así como un alumno becado.

En concreto, los profesores responsables son, al margen de Montequi y Martínez-Alegría, María Ángeles Rojo y Francisco Campos. La institución académica vallisoletana, que ejerce el papel de 'beneficiario principal', se encarga de analizar los indicadores fisico-químicos y biológicos, así como la recogida de información a través de mapas; mientras que el Irnasa se centra en los datos que ofrecen suelos, plantas y agua, y el Instituto Politécnico de Castelo Branco desarrolla modelos de simulación que permiten "incluir incidencias para ver cómo evoluciona el ecosistema".

Según han reconocido los promotores del Proyecto Águeda, la idea surgió en 2010 para "resolver los temas medioambientales donde había una barrera como es una frontera", dentro de las líneas básicas planteadas por la Comisión Europea a la que concurrieron para obtener los fondos Feder.

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