Esta publicidad «ataca la dignidad femenina al presentar a varias mujeres en actitudes homosexuales para incrementar las ventas», asegura la plataforma HazteOir.org, el brazo cibernético del Foro Internacional de la Familia, que ha hecho un llamamiento, desde su página web, a todos los «ciudadanos inspirados por el humanismo cristiano» para que boicoteen una publicidad «que atenta contra la dignidad de la mujer» y que «lleva implícito el mensaje de que el auténtico yo es desear a personas del mismo sexo».
Este es el último capítulo de una serie de desencuentros entre creativos y espectadores. En los 90, las campañas del fotógrafo Oliverio Toscani para Benetton –la imagen de un enfermo de sida o el beso entre un cura y una monja, entre otras– levantaron airadas polémicas.
Geles, cafés y lavadoras
Los geles de baño tampoco escapan a la polémica. Bien por usar la desnudez femenina como reclamo, bien por anunciar cuidados para el prototipo ario, como el anuncio de Sanex que decía: «Será rubio, tendrá los ojos azules... ».
Más sonado fue el anuncio de Marithé Françoise Girbaud –prohibido en Francia e Italia– en el que unas mujeres imitaban La última cena. Tras años de protestas por anuncios que menospreciaban a la mujer, el café Marcilla cambió las tornas con su «Felicidades chicos, ya podéis hacer dos cosas a la vez».
La audacia de Benetton
Tras 18 fructíferos años de arriesgadas e impactantes campañas, Toscani firmó la última publicidad para Benetton en el año 2000. Las fotos de 28 condenados a muerte en los EE UU levantó la polémica en plena campaña de George W. Bush a la presidencia.
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