La primera fotógrafa que vio Nueva York con ojos modernos

  • Exposición antológica en París de la incansable y polifacética Berenice Abbott.
  • Su serie 'Changing New York', que realizó entre 1935 y 1939, fue la primera en abordar el nacimiento de la gran megalópolis de Occidente.
  • La muestra contiene también fotos de sus viajes por EE UU retratando lo que llamaba "la escena americana".
Foto de Berenice Abbott
Foto de Berenice Abbott
Museum of the City of New York, Gift of the Metropolitan Museum of Art © Berenice Abbott / Commerce Graphics Ltd, Inc.
Foto de Berenice Abbott

Ayudante de Man Ray, promotora del legado de Eugène Atget —que murió poco después de que ella le hiciese un conmovedor retrato—, amiga de todos los integrantes del avant-garde parisino de finales de los años veinte, admirada por Jean Cocteau y James Joyce, polifacética e incansable fotógrafa de los rincones de los EE UU en los años cincuenta, quizá Berenice Abbott (1898-1991) sea recordada sobre todo por la serie documental Changing New York, un trabajo con el que logró, entre 1935 y 1939, presentar con una mirada realmente moderna a la gran megalópolis que estaba cambiando para convertirse en centro pivotal de la economía y la cultura mundiales.

La extensa obra de esta una mujer que no podía estarse quieta, es recorrida en la exposición Berenice Abbott (1898-1991), photographies, una amplísima antología de más de 300 piezas organizada por el museo fotográfico Jeu de Paume de París. La muestra es la más completa organizada nunca en Europa sobre una figura fundamental de la straight photography (fotografía directa), el movimiento que reivindicó un acercamiento puro a las imágenes, sin los artificios de los primeros maestros que entendían las fotos como una extensión de la pintura.

A punto de abandonar

En la exposición tiene una importante presencia Changing New York, el trabajo que Abbott abordó gracias a una subvención de la Administración federal estadounidense, como parte de la respuesta gubernativa a la crisis económica. La ayuda llegó en el último momento, cuando la fotógrafa estaba a punto de abandonar la idea —documentar el drástico cambio que se estaba produciendo en la fisonomía y la vida de la ciudad— por la negativa de todas las instituciones culturales a las que acudió a aportar fondos.

Durante seis años, planeando cada foto de una manera cuidadosa, pero sin tratar de esquivar la realidad del momento, Abbott y sus ayudantes hicieron 305 fotos en gran formato de la ciudad. Aunque algunas se han convertido en emblemáticas e inolvidables, tuvo problemas también para encontrar editor para el libro que reunía las imágenes, hasta que logró publicarlo en 1939, pero convertido en una especie de guía turística que desvirtuaba la idea original: una exploración de la naturaleza de la modernidad, la fusión del pasado con el futuro y el desarrollo de los espacios urbanos.

La "desaparición del momento"

En lo formal fue una de las primeras fotógrafas en trabajar el género documental. Buscaba la "desaparición del momento" mediante la yuxtaposición de motivos, la búsqueda del "instante de fuga" y el rechazo al enfoque nostólgico y el tipismo que hasta entonces dominaban la fotografía urbana

Abbott, que había empezado a hacer fotos en París, ciudad en la que vivió entre 1921 y 1929, siguió afrontando grandes proyectos. En un periódo de descanso de las fotos de Nueva York había viajado al sur de los EE UU para retratar las condiciones de vida en las granjas agrícolas afectadas por la depresión. Fascinada por lo que encontró se dedicó a recorrer la costa este del país más tarde, en 1954, haciendo 6.500 kilómetros. El resultado fue una colección de 2.400 fotos sobre lo que ella llamaba "la escena americana": tiendas, salones de baile, celebraciones...


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