Exponen violines que salvaron la vida a músicos judíos en los campos de la muerte nazis

  • Los 18 instrumentos eran de prisioneros de, entre otros campos, Auschwitz.
  • Los verdugos encargaban a los músicos que tocaran para tener un 'entretenimiento'.
  • 'Violins of Hope' se expone por primera vez en América.
El lutier Amnon Weinstein prepara la exposición de los violines
El lutier Amnon Weinstein prepara la exposición de los violines
University of North Carolina at Charlotte. Photo: Nancy Pierce.
El lutier Amnon Weinstein prepara la exposición de los violines

Ninguno de los violines pertenecen a la estirpe de las obras maestras de valor dinerario incalculable. Otra cosa es la carga sentimental, el peso de la historia de cada uno. Los dieciocho fueron propiedad de músicos judíos internados en los campos de concentración nazis. Algunos fueron asesinados, pero otros, y también sus familiares, salvaron la vida gracias a los instrumentos.

La exposición Violins of  Hope (Violines de esperanza) muestra los instrumentos musicales, cuenta su historia y, mediante un programa de actividades complementarias, permite escuchar cómo suenan. La muestra, que se exhibe en la Universidad de Carolina del Norte, en Charlotte (EE UU), concluye el martes. Hoy está programado un concierto de la Sinfónica de Charlotte en el que serán utilizados los 18 violines. Como solista actuará el israelí Sholomo Mintz.

Es la primera vez que Violins of  Hope llega al continente americano, apadrinada por el banco Wells Fargo, una de las entidades financieras más poderosas y criticadas de los EE UU por sus prácticas abusivas. La exposición fue presentada por primera vez en 2008 en Jerusalén (Israel) y dos años más tarde se exhibió en Sion (Suiza).

Uno proviene de Auschwitz

Algunos de los violines que forman la muestra sonaron antes y después de la II Guerra Mundial en campos de concentración nazis, entre ellos Auschwitz, el mayor centro de exterminio, con entre 1,5 y 2,5 millones de muertes. Los verdugos solían tener una mínima clemencia con los internos que sabían tocar un instrumento, porque la música les servía de entretenimiento. A veces les obligaban a interpretar canciones alegres mientras gaseaban a otros detenidos.

Otros instrumentos mostrados en Violins of  Hope eran utilizados para tocar música klezmer , un género del folklore musical judío empleado en bodas, bailes y otras celebraciones. Fue muy popular entre las comunidades judías del este de Europa, desapareció casi totalmente a raíz del Holocausto y ha experimentado un notable renacimiento a partir de los años ochenta del siglo XX.

El lutier perdió a 400 familiares

Los 18 violines fueron restaurados por el lutier Amnon Weinstein, de 73 años, que perdió a unos 400 miembros de su familia en los campos de aniquilamiento y opina que los instrumentos son un buen instrumento educativo. "No puedes traer de regreso a los muertos, pero los violines hablan por ellos", señala el artesano, cuyos padres lograron escapar a tiempo para establecerse en Palestina en 1938.

Weinstein comenzó con el proyecto en la década de los noventa, pero el verdadero inicio se remonta a finales de la Guerra Mundial, cuando el padre del lutier, Moshe, que también fabricaba violines, empezó a recibir instrumentos de músicos judíos de la Orquesta Filarmónica de Palestina —Israel no existía como país y la conviviencia era posible en la zona—. Recibía siempre la misma petición: "Cómpreme el violín o lo destuiré". La mayoría de los violines estaban fabricados en Alemania y los músicos a cuyas manos habían llegado no querán saber nada del país tras las atrocidades nazis

Moshe Weinstein compraba los instrumentos y los almacenaba, hasta que Amnon le hizo ver que algunos habían salvado la vida de los músicos y sus familias. El pequeño de los Weisntein restauró un violín, luego otro. Su labor empezó a ser conocida y le trajeron más. Hasta ahora ha restaurado 30. Los 18 que expone tienen que ver con la palabra hebrea para ese número, chai, que también significa vida.

Algunas de las piezas que le llegan nunca las restaurará. Hace poco recibió un violín con una esvástica y la frase 'Heil Hitler 1936' talladas en la madera.

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