El 'Joker' de Joaquin Phoenix baila tan bien que ha fascinado a esta crítica de danza

Con todas la controversias que ha experimentado Joker casi nos hemos olvidado de uno de sus elementos más importantes: la música. En su momento ya hablamos de Hildur Guðnadóttir, la excelente compositora que ha estado a cargo de la banda sonora en el film de Todd Phillips, y ahora toca dedicarle un poco de atención al baile. Joaquin Phoenix, como ya demostró en una escena inolvidable de Two Lovers, es un bailarín de gran talento, cuya actuación en Joker ha sido alabada nada menos que por Gia Kourlas, crítica de danza del New York Times.

Son varias las escenas en las que Arthur Fleck se marca unos bailoteos a lo largo de la película, ya sea al ritmo de los violines de Guðnadóttir o del rock de Gary Glitter, pero hay una secuencia en concreto que a Kourlas le ha llamado la atención. Es la que tiene lugar después de la escena del metro, cuando se refugia en unos baños públicos y ahí comienza a bailar. Según parece, este momento fue totalmente improvisado por Phoenix, dejándose llevar por la música de Guðnadóttir, y Kourlas le ha dedicado un análisis concienzudo.

"No es sólo la forman en que se mueve, con una increíble delicadeza (soñadora, animal, como una estrella de rock)", escribe. "Ni cómo, cuando mueve sus brazos de un lado a otro, evoca los fantasmas de Jim Morrison o Brandon Lee en El cuervo. Tiene que ver más con cómo los matices de su cuerpo pueden expresar emoción: puedes ver su mente trabajando, y gracias a eso la danza llega a un lugar diferente".

La escena de Phoenix en el baño ya es poco menos que icónica. Sin embargo, a Kourlas también le interesa un baile anterior, que para ella acoge un gran significado. "La primera vez que baila no es en la escena del baño público, sino en el apartamento que comparte con su madre. Ahí emiten Shall We Dance, una película de Fred Astaire y Ginger Rogers de 1937, y el número es Slap that Bass, cuya letra dice: 'El mundo es un desastre, con políticos e impuestos, y la gente blandiendo sus hachas, no hay felicidad'".

"El baile es la evasión de Arthur, su fuerza vital", concluye, refrendando uno de los aspectos más potentes de la película de Phillips.