Jennifer Lopez, la poseedora del mejor trasero del mundo

  • La diva exhibe su cotizada anatomía en su último videoclip, que ha sido censurado por algunos canales de televisión por su tono sexual.
  • La cadena Fox ha sido la primera en censurar la cinta y solo emite los 15 segundos que considera aptos "para toda la familia".
Jennifer Lopez con el rapero Pitbull.
Jennifer Lopez con el rapero Pitbull.
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Jennifer Lopez con el rapero Pitbull.

Brillantina, curvas de infarto, miradas de pecado y una orgía surrealista (en el techo de una habitación de hotel) con muy poca ropa y toneladas de sensualidad. Así es Dance Again, el último vídeo musical de Jennifer Lopez, por el que muchos han puesto el grito en el cielo en Estados Unidos. "Jennifer Lopez debería preguntarse si dejaría a sus gemelos ver los vídeos que rueda", dijo Dan Gainor, vicepresidente del Instituto de Cultura y Medios de Estados Unidos, que ha calificado el videoclip de "completamente inapropiado para una audiencia familiar".

La cadena Fox ha sido la primera en censurar la cinta y solo emite los 15 segundos que considera aptos "para toda la familia". Polémicas aparte, en Dance Again la diva se luce a gusto y sin un ápice de pudor con su toyboy, Casper Smart, un joven bailarín 18 años menor (ella tiene 42) con quien actualmente disfruta las horas. A la vista queda, entre ellos hay pura química, una bomba de atracción sexual que se traduce en una increíble complicidad en el baile. ¿Será eso en realidad lo que tanto molesta a los censores estadounidenses?

Hay que reconocerlo: Jlo -nombre mediático que recibe la diva- reúne una generosa suma de atributos que son objeto de deseo: sangre latina, sensualidad por los cuatro costados, piernas esculturales y el trasero más mediático del mundo. En revistas, portales y programas televisivos, sus posaderas lideran con holgura los rankings de las nalgas más valoradas de las celebridades.

En las consultas de cirugía estética, las mujeres quieren un culo como el suyo. No en vano, dicen que tiene asegurado su trasero con 4,5 millones de euros. Pero no es su único logro. En 2011 fue elegida la mujer más bella del mundo por la revista People, que también la considera la artista latina con mayor influencia en Estados Unidos. Cuando menos, es la persona más rica en Hollywood de ascendencia latinoamericana, con una fortuna que supera los 250 millones de dólares.

Sus ingresos proceden mayoritariamente de su carrera musical; y aunque ha tenido sus intentonas como diseñadora de moda y cuenta con un catálogo de perfumes que llevan su nombre -dos cualidades propias de casi cualquier famosa que se precie-, su deuda pendiente sigue siendo el cine. Por más que se ha empeñado, no ha logrado destacar: ninguna película en la que ha aparecido ha conseguido recaudar 100 millones de dólares, y algunas de sus interpretaciones más trabajadas, como la de El cantante (2006), no lograron un reconocimiento, a pesar de que ella misma llegó a declarar que merecía el Oscar. En cuanto a galardones cinematográficos, se ha tenido que conformar con una nominación al Globo de Oro por Selena (1997), que no cuajó, un premio MTV a la actriz mejor vestida por La celda (2000) y seis nominaciones a los premios Razzies (los llamados "anti-Oscar"). Ganó uno de ellos por su actuación en Una relación peligrosa (2003). Eso sí, este año curará su alma dolida con una flamante estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, aunque aún no queda claro qué categoría figurará en ella, si la musical o la cinematográfica.

La carrera amorosa de la cantante-actriz no destaca precisamente por su éxito. Para ella no existe ningún "príncipe encantado", ha dicho en ocasiones; extremo comprensible si se tiene en cuenta que su primer marido, el cubano Ojani Noa, con el que se casó en 1997 y se divorció al año siguiente, la ha extorsionado durante años con un vídeo sexual casero. Más tarde, salió durante dos años y medio con el magnate del hip hop Sean Combs, con el que acabó involucrada en un tiroteo en Nueva York. Después pasaron por su vida Cris Judd, un bailarín con el que se casó en 2001 y tuvo un efímero matrimonio, y el actor Ben Affleck, con el que formó la pareja peor valorada de la década, según desvelan unas recientes encuestas realizadas por un grupo de webs de contactos.

Con Ben Affleck se habló incluso de boda, pero parece que hubo una brecha cultural. Por eso cuando apareció Marc Anthony en su vida, puertorriqueño como su familia, pareció el hombre definitivo. Tras un fugaz noviazgo, se casaron en 2004. En  2008 llegó la ansiada descendencia: dos mellizos llamados Max y Emme. Pero en 2011, el sueño se rompió por sorpresa. Enseguida llegaron los desprecios, las pullas mutuas, las acusaciones de infidelidad, las exhibiciones con otras parejas para dar celos, las peleas por la custodia de sus hijos... El divorcio de Jennifer y Marc ha resultado un infierno. Ahora, en cambio, ambos se muestran cordiales en público. ¿Habrá reconciliación? ¿Estará condenado su idilio con Casper?

Una niña católica del Bronx

Una niña alegre, aplicada en sus estudios y muy atlética. Así era Jennifer Lynn Lopez, una niña que nació en el seno de una familia humilde de puertorriqueños en el Bronx (Nueva York). Al igual que sus dos hermanas (ella es la mediana), asistió a colegios católicos. A los cinco años recibió sus primeras clases de baile y canto. A los 15 se echó su primer novio, David Cruz, con el que tuvo su relación más duradera: 10 años.

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