Tiene 43 años, vive en Arganda del Rey (Madrid), soltero, trabajaba en una empresa de seguridad informática, socio 1.224 de la Asociación de Internautas y n.º 10 en la lista electoral que IU presentó para la Alcaldía de Villarejo de Salvanés (Madrid) en mayo de 2007. Ya ha dejado la prisión de Soto del Real, a la espera de juicio.

Su nombre, según revela la Policía, es José María Luque Guerrero, y su rostro se escondía, presuntamente, hasta que fue detenido hace unas semanas tras la careta de Guy Fawkes, el protagonista de la película V de Vendetta, icono del movimiento Anonymous. 20 minutos desvela en exclusiva el rostro de Luque Guerrero (pixelado porque aún no hay sentencia judicial en su contra). Apodado Troy, está acusado de asociación ilícita, delitos continuados, daño informático y revelación de secretos.

El lote de fechorías que supuestamente perpetró junto a su socio José Ignacio Sánchez Parra, 41 años, vecino de San Sebastián de Los Reyes, alias Spectrum, es amplio, muy amplio. Atacaron las webs de Telefónica y el BBVA; publicaron nombres, cargos y carnés de identidad de policías de la escolta de Rodríguez Zapatero, de escoltas de la Casa Real, de miembros de los GEO, crackearon las webs de Rubalcaba, UPyD y la electoral de IU, y suplantaron la identidad de Cayo Lara (IU). A Luque y Sánchez Parra se les conocía como el grupo colmillos.

También, según la Policía, hicieron públicos los datos de personalidades como la exministra Ángeles González-Sinde y el actual titular de Educación y Cultura, José Ignacio Wert. Luque Guerrero es "el presunto autor material de los ataques más destacados y filtraciones reivindicadas por Anonymous en España", según la Brigada de Investigación Tecnológica (BIT) de la Policía Nacional.

En la misma operación fue detenido la última semana de febrero otro anons (nombre que reciben sus miembros), Francisco Javier Bernal Domínguez, 44 años, que reside en Málaga, alias Thunder y Pacotron. No conocía físicamente a Troy y Spectrum, pero lo acusan de lucrarse con la actividad de una empresa que montó para ofrecer servicios que ocultaban conexiones a Internet.

La Policía asegura que cobraba 40 euros por cada encriptación y utilizaba un sistema de pago muy enrevesado para que no se llegara hasta él: el Ukash, una forma de pago sin tarjetas que intenta ocultar el rastro de quien hace el pago y quien lo recibe. No le sirvió, la BIT llegó hasta él. Está en libertad con cargos. Pacotron era para la Policía el encargado de gestionar la infraestructura informática utilizada por Anonymous en España y Latinoamérica. Los servidores que utilizaba, alojados en la República Checa y Bulgaria, servían a los demás para comunicarse de forma segura y coordinar nuevos ataques.

Como el que ya tenía preparado Luque Guerrero: un listado con datos personales de policías Antidisturbios que estuvieron trabajando en las últimas y polémicas protestas de Valencia. La verdad es que la BIT define a Troy, Spectrum y Pacotron como "importantes ciberdelincuentes que reivindican sus acciones bajo Anony-mous", pero, ¿integran realmente este movimiento o se aprovechan de él para cometer sus delitos?

Anonymous no es una organización al uso. Es un movimiento sin líderes ni portavoces. Sin socios ni afiliados. Heterogéneo, sin ningún tipo de control. El perfil parece asemejarse más al de jóvenes idealistas, expertos en las nuevas tecnologías, cuya filosofía consiste en luchar por la transparencia, los derechos humanos y la libertad de expresión. Y en contra de la corrupción y los poderes económicos y políticos.

En junio de 2011, la BIT anunció la detención de "los máximos responsables directivos de Anonymous en España, en el sentido funcional y no jerárquico", tres jóvenes de entre 30 y 32 años, uno de ellos marino mercante. Ahora se ha detectado que nuevos hackers, actuando bajo el paraguas de Anonymous, el 29, día de huelga general, podrían realizar ataques informáticos a importantes empresas para evitar que sus empleados puedan trabajar.

Proceso democrático para consensuar los ataques. Está claro que Anonymous es un movimiento sin líderes cuyos miembros se comunican mediante canales IRC (Internet Relay Chat) en los que se proponen acciones que luego se refrendan o no. Una estimación poco fiable calcula entre 1.000 y 2.000 las personas que forman parte de este colectivo en España.

Es relativamente sencillo participar en uno de los ataques de Anonymous. A través de chats o Twitter se pueden coordinar las operaciones más simples como tumbar una web. Basta con que un anon difunda un enlace con el objetivo del ataque incorporado. Cualquier seguidor ve el mensaje y no tiene más que hacer clic. Así entra en la web de LOIC (Low Orbit Ion Cannon) una aplicación para realizar ataques ‘DDos’. Mientras mantenga esa web abierta, está atacando el objetivo señalado. Cuantos más participen más duro será el ataque.