Piquetes de estudiantes paralizan la Facultad de Letras de la UAB, la más afectada por los recortes

  • Sufrirá un tercio de los recortes que se aplicarán en esta universidad.
  • Además del despido de más de 64 profesores asociados y lectores.
  • Un grupo de alumnos duerme en las aulas, al menos, hasta este viernes.
  • Han creado cuatro comisiones: logística, cocina, comunicación y actividades.
  • Celebrarán el lunes un referendum para decidir si continúan con la huelga.

Es la cenicienta de la Autónoma de Barcelona (UAB). La Facultad de Filosofía y Letras sufrirá un tercio de los recortes que se aplicarán en toda la universidad y el despido de más de 64 profesores. Enormes pancartas reivindicativas cuelgan de sus paredes y algunos de sus 4.000 alumnos forman piquetes en las entradas de las aulas para impedir que se imparta clase, al menos, hasta este viernes.

En uno de ellos, estudiantes de primero de Filología Hispánica se reparten bocadillos y Cacaolats, tras pasar toda la noche en sus sacos de dormir. "Tengo la sensación de que si no nos hacemos notar es como si no estuviésemos haciendo nada, aunque estoy muy cansada y no sé si me quedaré más noches", confiesa Cristina, de 19 años. Uno de sus compañeros, Gerard Marín, reconoce que hasta ahora no estaba muy implicado a nivel organizativo, pero cree que es su deber estar aquí. "Puede que no sirva para nada todo esto, pero hay que probar", se lamenta.

Unos pasillos adelante, otro piquete impide la entrada de estudiantes y profesores a un aula. "En Letras sufriremos los mayores recortes porque nuestros estudios no son productivos para el mercado. No somos ingenieros. Además nos subirán la matrícula de 1.000 a 1.600 euros", se queja Andrés Burbano, alumno de cuarto de Historia, que también ha dormido en la facultad junto a otras 80 personas.

Han convertido algunas aulas en dormitorios y por la noche les dejan una puerta abierta y acceso a los baños. Además, han creado cuatro comisiones para organizarse al modo del 15-M: logística, cocina, comunicación y actividades. "Estaremos aquí hasta el viernes para presionar a la decana, que aceptó los recortes, para defender un modelo de universidad pública que no esté controlada por empresas privadas y para concienciar a nuestros compañeros", explica.

De hecho, algunos alumnos no comparten la protesta ni que se impida el acceso a las aulas. "Que se manifiesten, pero en los pasillos y que nos dejen hacer las clases", piden Aroa y Alicia, dos alumnas de segundo de Humanidades, que prefieren salir de espaldas en la foto para no ser reconocidas. "Tenemos exámenes que hacer y trabajos que entregar, pero no hemos podido ir a clase. Nuestra profesora ha intentado razonar con los piquetes, pero no la han dejado entrar en el aula", protesta Alicia. "Y yo he venido desde Badalona y he pagado el billete de tren para nada", añade Aroa, que no sabe si el lunes habrá clases.

Un profesor de cabellera canosa aparece por el pasillo y también acepta hablar con 20minutos.es, siempre que sea de modo anónimo. "Yo estoy de acuerdo con la protesta, pero igual las formas no son las adecuadas. Es cierto que la facultad está muy recortada. Estamos sin presupuesto y no podemos hacer actos culturales, pero estas acciones no facilitan el diálogo. Además, hay gente que quiere venir a clase y yo tendré que darla en algún otro sitio porque los profesores no estamos convocados a la huelga", se lamenta. Tras criticar la falta de comunicación entre las autoridades de la facultad  y los alumnos, este docente asegura que si tuviera un hijo en edad universitaria preferiría que formara parte de los que protestan y no de los que quieren ir a clase.

"Yo creo que los que pasan de la protesta tienen una actitud que cae en la frivolidad. Sobre todo, si no participan en las asambleas donde se toman las decisiones", explica Haizea Arrizabalaga, una alumna de 21 años de cuarto de Filosofía, que afirma que hay que ser consecuente con uno mismo. Su compañero Joan Vicens también cree que hay que movilizarse porque les pueden subir la matrícula hasta un 66%, pero piensa que hay otras maneras de protestar. "Las consecuencias de hacer huelga las pagamos nosotros mismos. Creo que sería mejor dar clase, pero en la plaza Catalunya, para que fuese algo reivindicativo", explica.

Mientras cientos de alumnos se reúnen en una asamblea sobre el referendum que se celebrará el lunes para decidir si continúan la huelga, Mireia charla con dos compañeras en un banco. "Si despiden a tantos profesores, las aulas van a estar masificadas. Me he quedado a dormir por ese motivo, para enterarme de lo que está ocurriendo. Aunque baja mucho la moral que haya gente que pasa de la protesta", reconoce.

El aula magna de Comunicación

Al otro lado del campus, alumnos de la facultad de Comunicación ocupan hasta el viernes el aula Magna, un salón de actos, con butacas, sin mesas y sin apenas luz.  "Aquí se imparten clases masificadas a hasta 250 alumnos. Antes estaban en cuatro grupos atentidos por cuatro profesores y ahora juntan a todos aquí con un solo docente", denuncia Miranda.

"Los del plan Bolonia pagan el doble de matrícula, 1.400 en vez de 900 euros, y reciben la mitad de clases, solo tres horas diarias" explica Jordina Arnau, una de las estudiantes que han decidido pernoctar en la facultad como medida de protesta. En el aula magna no comen ni fuman ni duermen, solamente se usa para dar charlas y hacer talleres reivindicativos. También se han organizado en comisiones, en este caso tres: logística, que incluye cocina, actividades y contenidos. "Pagamos más por menos calidad y cantidad. Si suben tanto las matrículas y las tasas, habrá gente que no podrá estudiar y eso es  muy clasista. Se está desmontando la universidad  pública", se lamenta Arnau.

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