Ecologistas en Acción ha pedido a los poderes públicos que demuestren que han aprendido la lección del accidente nuclear de Fukushima-Daiichi (Japón) acaecido el 11 de marzo de 2011 y procedan al cierre escalonado de las nucleares españolas empezando por Garoña.

En este sentido, reclama del Gobierno español y del Consejo de Seguridad Nuclear que incorporen las lecciones de Fukushima-Daiichi y procedan a establecer un calendario de cierre de las centrales nucleares siguiendo el ejemplo de muchos países que están ya reduciendo sus programas nucleares o estableciendo calendarios de cierre como Alemania, Bélgica, Suiza, Italia o Japón.

Según explica Ecologistas en Acción, la central de Fukushima-Daiichi sufrió un "terrible" accidente nuclear que ha dado lugar al segundo escape radiactivo más grave de todos los tiempos, tras el originado por el accidente de Chernóbil (26 de abril de 1986) ya que, según lo cálculos realizados por investigadores de varias Universidades e Institutos de investigación de Noruega, Austria,

Ee uu y España, se fugó más del 20 por ciento de la radiactividad que escapó en Chernóbil.

De este modo, afirman que las consecuencias sobre la salud de las personas se conocerán dentro de 10 o 20 años dadas las dosis sufridas ya por la población y las que finalmente recibirá, según estimaciones del Departamento de Energía de

Ee uu. Así, alerta que los vientos "se han encargado de distribuir por el territorio suficiente radiactividad para que las personas que habiten zonas a más de 50 kilómetros de Fukushima reciban dosis superiores a 20 mSv al año, que son superiores a las permitidas para el personal profesionalmente expuesto".

Además, critican que "en contra de lo que proclamaron los expertos tras producirse el accidente", que afirmaron que la situación estaría bajo control en pocos días, "se ha tardado casi un año en llevar los reactores a parada fría e incluso se han observado aumentos de temperatura en el reactor 1, el más dañado, a los 11 meses del accidente".

Por otro lado, Ecologistas en Acción ha censurado la gestión del accidente por la compañía propietaria, TEPCO y por las autoridades japonesas y afirma que su gestión "se ha caracterizado por el secretismo y la mentira" ya que se tardó más de un mes en reconocer que el accidente tenía nivel 7 (el máximo en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares, INES) y se negó la evidencia de que los reactores 1, 2 y 3 estaban parcial o totalmente fundidos, con la consiguiente expulsión de sustancias radiactivas pesadas de larga vida.