Romney, el candidato con aura de actor que sigue generando desconfianza en los republicanos

  • Su temperamento calmado llama al voto del sector moderado republicano, pero el Tea Party desconfía de su falta de conexión con el "alma americana".
  • A Romney le lastra su pasado apoyo al aborto, un plan sanitario similar al de Obama y su perfil de 'tiburón financiero' que acumula una enorme fortuna.
  • "Lo importante es tener a un republicano en la Casa Blanca pese a que no represente exactamente nuestras ideas", asegura una conservadora de base.
  • Tras el Supermartes, el exgobernador de Massachusets lidera las primarias republicanas con una proyección de 415 delegados, frente a los 176 de Santorum.
El exgobernador de Massachusetts y candidato presidencial republicano Mitt Romney, junto a su familia.
El exgobernador de Massachusetts y candidato presidencial republicano Mitt Romney, junto a su familia.
Justin Lane / EFE
El exgobernador de Massachusetts y candidato presidencial republicano Mitt Romney, junto a su familia.

La californiana Maureen F. Gorsen, registrada como votante republicana desde los 19 años, no recuerda que Romney hubiese participado en las primarias de 2008. "¿Se presentó? Pues yo voté a McCain...", admite sorprendida al otro lado del teléfono. La primera palabra que se le pasa por la cabeza al pensar en Mitt Romney es "soseras". Pero su voto, sin embargo, será para el exgobernador de Massachusets cuando las primarias lleguen en junio a California. "Le falta un poco de 'aderezo', pero es que los otros candidatos no me inspiran demasiada confianza", admite esta vecina de 47 años residente en Sacramento.

Como Maureen, los republicanos estadounidenses tienen en estas primarias un problema con Romney. Por un lado, le consideran el candidato perfecto para expulsar a los demócratas del Gobierno de su país. Es un triunfador en los negocios. Salió al rescate de los Juegos de Invierno en Salt Lake City cuando las acusaciones de corrupción barruntaban un desastre olímpico. Y, además, es un tipo educado y con buen temperamento. Pero tiene vetas abiertas con el ala más conservadora de su partido. Por ejemplo, haber apoyado el aborto en el pasado; o haber desarrollado hace cinco años un costoso sistema sanitario en Massachussets parecido al Obamacare.

El triunfo de Romney en el Supermartes -ha ganado seis de las 10 elecciones primarias incluída la de Ohio, un estado cuyos votantes han acertado históricamente con el nominado republicano a la presidencia- le acerca un paso más a su elección en agosto durante la Convención Republicana de Tampa (Florida) para intentar arrebatar la Casa Blanca a Barack Obama. "Tras los resultados de anoche, podemos considerar a Romney el probable candidato republicano a la presidencia", afirma James Levy, presidente en España de la organización Republicans Abroad.

"A Santorum le tengo un gran respeto, pero su campaña ha estado más enfocada en la nostalgia que en el futuro. Ha tenido una gran oportunidad para desbancar a Romney pero ha preferido abordar temas sociales como la familia o las creencias que hablar de economía; y eso es lo que preocupa ahora a los ciudadanos de Estados Unidos", comenta el presidente de los republicanos residentes en España.

Una cara diferente para cada ocasión

"Entiendo lo que se necesita para hacer un negocio rentable y que florezca", había contado este lunes Romney a los trabajadores de una fábrica de Ohio, un estado dominado por la clase media de raza blanca y muy afectado por la explosión de la burbuja inmobiliaria. Frente a ellos, el exgobernador de Massachussets presumió de su currículum como empresario. Una carrera que le ha llevado a acumular una fortuna de 200 millones de dólares.

Pero Romney también posee un pasado capaz de aterrorizar al electorado republicano. Durante su desempeño en Bain Capital, una firma de inversión dedicada a comprar y reflotar empresas, cuatro de las diez compañías que más ingresos proporcionaron a la firma acabaron cerrando. Y cientos de trabajadores perdieron su empleo en Carolina del Sur. La maquinaria de campaña de Gingrich aprovechó el 'filón de Bain' hasta el punto de revertir los sondeos que daban entonces ganador a Romney y arrebatarle el triunfo en aquel estado.

La de 'tiburón financiero' es una de las caras de Romney. Pero es una de muchas, cuentan sus detractores, para quien el candidato mormón es una "veleta" cuyo discurso gira según la circunstancia. En Florida se esforzó por presumir de que su padre había nacido en México e inventó un término para gestionar los flujos migratorios ("la autodeportación", lo llamó) que provocó el desconcierto de sus compañeros de tribuna. Y su triunfo en Nevada, un estado tradicionalmente libertario, incluyó un fuerte mensaje contra la intervención estatal cuando precisamente se le reprocha implantar en 2006 el costoso Romneycare en Massachussets.

Por este camaleonismo político, el Partido Republicano sigue sin confiar en él. "Romney ha aprendido el 'lenguaje' conservador, pero su 'acento' aún no es perfecto", explica James Levy. "Procede de un estado progresista y no se crió con valores conservadores. Evidentemente no es el preferido por el Tea Party". El núcleo más conservador de los republicanos, ciertamente, prefiere a alguien como Rick Santorum, defensor de la educación en casa, reacio al matrimonio gay y al aborto. O como Newt Gingrich, de cuyo pasado en la administración Reagan ha presumido toda la campaña este exportavoz de la Cámara de representantes en el Capitolio.

Tampoco gustaron a la clase media republicana algunas declaraciones de Romney respecto a su fortuna (reconoció sin tapujos que su mujer Ann conducía "dos cadillacs"), sus amistades ("tengo algunos amigos propietarios de equipos de la NASCAR", afirmó en Michigan) o el placer que experimenta por ser capaz de "despedir a la gente". "Además, Romney es mormón. Es un asunto delicado y en los debates no se ha hablado de ello, pero está presente en la cabeza de una buena parte del electorado", apunta James Levy.

El dinero, clave para el cansancio

Para Abby Schachter, de 42 años, autora del blog 'Capitol Punishment' en el New York Post y republicana registrada desde 2007, la derrota de Santorum en el Supermartes, pese a estar atenuada por sus triunfos en los estados de Dakota del Norte, Oklahoma y Tennessee, ha podido ser "un golpe definitivo" para el exsenador de Pennsylvania. "La gente empieza a estar cansada de estas primarias y Santorum puede sentirse presionado para finalizar su carrera a la Casa Blanca".

Un cansancio que también admite James Levy: "Ha sido un espectáculo, con debates más duros de lo previsto, pero ya hay ganas de que acabe. Creo que en seis u ocho semanas tendremos ya un candidato", apunta el presidente de Republicans Abroad.

Schachter señala otro factor definitivo que apuntalaría la candidatura de Romney: los dólares. "Santorum no arrastra tanto dinero como Romney o Gingrich [la campaña de éste último la financia el multimillonario Sheldon Adelson, impulsor del proyecto Eurovegas] y le puede empezar a pesar el esfuerzo financiero en las próximas semanas".

Precisamente fue el equipo de campaña de Romney y la financiación de los SuperPAC -comités de acción política a los que se permite financiar libremente a los candidatos- quienes han logrado reavivar su candidatura tras sus derrotas iniciales en Iowa y Carolina del Sur. El SuperPAC del exgobernador de Massachusets ('Restore our Future') había gastado hasta el Supermartes mas de 32 millones de dólares (unos 24 millones de euros), un cifra muy superior a la financiación recibida por Gingrich (16 millones de dólares) y Santorum (4,5).

"Pero Romney no tiene aún los suficientes delegados para considerarse ganador de las primarias", afirma Schachter. De hecho, solo acumula 415 delegados tras las primarias celebradas en 22 de los 50 estados de la Unión. Una cifra todavía alejada de los 1.144 que necesitaría para asegurarse la nominación en Tampa.

Descubriendo a un nuevo Romney

"El favoritismo de Romney no procede solo de su dinero [ganó más de 42 millones de dólares en los dos últimos años] y por estar bien financiado", advierte sin embargo James Levy. "Su equipo también trabaja con gran disciplina. Conozco a un compañero suyo en la Universidad de Harvard que recuerda a Mitt como una persona brillante y extremadamente trabajadora. Eso se ha notado mucho en la preparación de los debates. Y luego está su aspecto. Es alto. Es guapo. Es como un actor que interpretase el papel de presidente..."

Abby Schachter, por su parte, observa una clara evolución en Romney como candidato. "En 2008 perdió las primarias ante McCain por no realizar una buena campaña. Esto ha cambiado en 2012. Aunque sigue sin ser un hombre de ideas, como Gingrich, y sin contactar con el alma de América, como Santorum", comenta esta republicana residente en Pittsburgh. El presidente de Republicans Abroad estima también un cambio en el exgobernador de Massachussets: "Hemos descubierto a un Romney más duro que en aquellas primarias; ha aprendido a defenderse y luchar en el barro cuando ha sido necesario".

¿Y los trapos sucios de Romney que se airearon en la campaña, como su reducido pago de impuestos o sus depósitos en las Islas Caimán? ¿Podrían ser una piedra en su camino a la Casa Blanca? "Sin duda, les hemos dado a los demócratas un tesoro. Pero así es la política estadounidense; los candidatos no se designan, deben luchar y sudar su nominación", afirma James Levy. Tampoco Schachter lo considera un obstáculo. "Romney ha tenido la oportunidad de defenderse ahora de los ataques que en otoño recibirá de los demócratas. Ahora sabrá cómo defenderse de ellos...".

Obama, al final del camino

Pese a que las encuestas consideran que Romney sería el rival más duro para Obama -Real Clear Politics estima que perdería por cinco puntos frente a una distancia de siete puntos con Santorum-, algunos votantes republicanos consideran que Gingrich -a doce puntos en las encuestas- podría confrontar mejor al presidente estadounidense. "Muchos conservadores salivan con la idea de un cara a cara entre ambos, porque Newt se comería a Obama vivo", afirma Abby Schachter.

Pero los debates no serán suficientes para conquistar la Casa Blanca. También influirá la coyuntura económica. Si el empleo sube y los precios de la gasolina se estabilizan en los meses anteriores a las elecciones presidenciales del 6 de noviembre, , cualquier republicano lo tendrá complicado para derrotar a Obama. "Y eso, a pesar de la rabia, la frustración y la decepción de sus cuatro años de mandato", lamenta Schachter.

La californiana Maureen F. Gorsen, por su parte, esperará paciente hasta junio para dar su apoyo a Romney. Para ella, la elección del candidato debería realizarse con pragmatismo. "Prefiero votar a una persona moderada que no cabrea a nadie y que relanzará la economía, que a un 'iluminado' como Ron Paul con sus ideas locas sobre política exterior". "Además", zanja Maureen, "lo importante es tener a un republicano en la Casa Blanca pese a que no represente exactamente nuestras ideas".

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