El primer coche lo podrían haber inventado los griegos

  • En la Grecia antigua ya existía la tecnología para construir un automóvil.
  • Herón de Alejandría inventó la primera máquina de vapor en el año 60 d.C.
  • Este ingeniero griego escribió 'La neumática', donde estudiaba teoría hidráulica.
Imagen de lo que podría haber sido el primer automóvil griego basado en la eolípila.
Imagen de lo que podría haber sido el primer automóvil griego basado en la eolípila.
JALOPNIK.COM
Imagen de lo que podría haber sido el primer automóvil griego basado en la eolípila.

No solo la democracia o las Olimpiadas, entre otras cosas, pertenecen originariamente a la cultura griega, también en la antigua Grecia podría haber nacido, entendido desde un punto de vista tecnológico, el primer vehículo de la historia.

Según explica Jason Torchinsky en el blog jalopnik.com, en el año 60. d.C los griegos ya tenían la tecnología suficiente como para construir un automóvil, no en el sentido estricto del coche actual (algo que habría que relacionar más bien con Mercedes-Benz), pero sí en cuanto a la mecánica.

El mérito pertenece a Herón de Alejandría, quien ya en el mundo antiguo describió la ley de acción-reacción de Isaac Newton tras experimentar con vapor de agua, logrando la que sería en realidad la primera máquina de vapor, conocida con el nombre de eolípila. Aunque revelador, el invento quedaría mucho tiempo en el olvido sin ser científicamente estudiado y su creador le dio un uso méramente lúdico.

Herón fue un ingeniero y matemático que vivió del 10–70 d. C y pasó a la historia como uno de los inventores helenos más relevantes de su tiempo. Escribió su teoría mecánica en la obra La Neumática, donde estudia la hidráulica, y también fue el autor de Los autómatas el primer libro de robótica de la historia.

La eolípila, primera máquina de vapor de la historia

Según explica el post, que indaga en la verdadera historia del coche, la eolípila inventada por Herón y considerada la primera máquina térmica, podría haber servido como base para mover una estructura similar a la de un coche.

La máquina consiste en una esfera con dos boquillas a cada extremo, apuntando en direcciones opuestas, y con dos tubos que conducen a un recipiente cerrado que se llena con agua y que funciona como una caldera sobre una fuente de calor.

Su funcionamiento es muy básico: el agua se calienta en la caldera generando vapor, que sale a través de las tuberías haciendo girar la esfera gracias a la ley de acción/reacción, lo quedaría resultado a un motor de reacción entendido de forma muy primitiva.

Herón se limitó a utilizar su invento como un juguete por puro entretenimiento, pero según Torchinsky, ampliando el tamaño de la eolípila, y por tanto su potencia, “no hay razón para pensar que este motor no pudiera haberse convertido en el primer coche de la historia”.

Tal y como explica el autor del post, en la época, los griegos ya tenían conocimientos matemáticos suficientes como para convertir la velocidad de rotación en algo útil, y Herón había utilizado en varias de sus máquinas sistemas de engranajes y relaciones de transmisión.

Según Torchinsky, si Herón hubiera utilizado un sistema de correas y poleas lo suficientemente grande como para aguantar el peso de una estructura grande, la energía de la esfera giratoria montada sobre un conjunto de poleas en un eje central se habría traducido en una velocidad de rotación de la esfera capaz de mover un motor de manera similar a la de un coche.

Las ruedas y el chasis

En cuanto al chasis, el autor lo tiene claro. Si los griegos habían sido capaces de construir carros a partir de una combinación de bronce y madera, sólo faltaría un poco de hierro para los ejes y otros elementos resistentes y la estructura del vehículo estaría lista.

“La carrocería se limitaría a un frontal como el de una chimenea que funcionaría como escudo en el centro, y que serviría para separar al conductor del fuego, la máquina de vapor quedaría funcionando justo detrás”. Este escudo tiene un agujero de acceso por el que se podría ir alimentando el fuego que genera el vapor (y por tanto el movimiento) como si fuera combustible.

Al hipotético coche griego pensado por Torchinsky sólo le faltarían las ruedas, cinco en total, dos grandes traseras (para soportar el peso de la máquina de vapor) y tres pequeñas delanteras, que ayudaran a soportar el peso total del vehículo y le dotaran mayor estabilidad.

Pese a sus limitaciones físicas, el autor del post concluye que, de haber sido de interés, una cultura capaz de construir el Acrópolis no habría tenido muchos problemas en crear el primer coche de la historia, más o menos eficaz, a partir del invento de Herón.

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