Los expertos alertan: "Los discapacitados tienen más riesgo de sufrir abusos sexuales"

Imagen de archivo de unos niños jugando.
Imagen de archivo de unos niños jugando.
M.M.
Imagen de archivo de unos niños jugando.

No existen estadísticas y son extremadamente difíciles de detectar, pero el abuso sexual a los menores discapacitados es uno de los problemas sociales más duros y difíciles de abordar.

"En los países más avanzados se calcula que el 25% de hombres con discapacidad ha sufrido alguna vez algún tipo de abuso y hombres y mujeres discapacitados tienen entre 3 y 10 veces más posibilidades que el resto de ser víctimas de abusos", explica el psicólogo Alberto Alemany, especialista de la Fundación Carmen Pardo-Valcarce y ponente en las charlas que sobre abuso infantil ha organizado por el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.

Este experto explica los factores que acrecientan la especial vulnerabilidad de los menores discapacitados, unos tienen que ver con el contexto, "los procedimientos, las entrevistas y las herramientas judiciales no están adaptados a estas personas, por eso no pueden acceder a la justicia con garantías. Su testimonio tiene menos credibilidad, se tiende a no creerlos", explica; pero también hay factores propios de su discapacidad: "tienen menor educación sexual, se les premia para que tengan relaciones sumisas, muy dependientes respecto a sus cuidadores y familiares, lo que genera que están más expuestos y sean más vulnerables".

Detectar los abusos, dice Alemany, es "sumamente difícil y el principal problema. La mayoría de las veces dependen de que una tercera persona dé la señal de alarma. Ellos no saben que son víctimas de una situación delictiva".

Buscar ayuda

En cuanto se tiene sospechas o indicios de que un menor discapacitado está siendo víctima de abusos sexuales, Alemany recomienda acudir a algún especialista. "Desgraciadamente en nuestro país solo existe una unidad especializada en este tipo de víctimas y está integrada dentro de la Fundación Carmen Pardo-Valcarce".

En la unidad de atención a víctimas de abusos sexuales, que también atiende gratuitamente a adultos discapacitados, en 2011 se trataron 45 casos, muchos procedentes de fuera de Madrid.

En el centro, un equipo de psicólogos clínicos y psicólogos forenses, un psiquiatra, educadores sexuales y trabajadores sociales estudia cada caso y su acompañamiento terapéutico. El objetivo: trabajar para superar completamente el trauma.

Para Alemany, no es posible establecer un perfil de víctima "todas las personas discapacitadas darían ese perfil por su circunstancias de aislamiento social, relación de dependencia y por tener una historia elevada de exposición corporal a los demás, es decir, muchos tienen dificultades físicas añadidas y dependen de otros para realizar sus tareas de la vida diaria: lavarse, vestirse, etc. Están acostumbrados a que otras personas accedan a su cuerpo y no saben que deben tener cuidado".

El perfil del abusador no es mucho más sencillo de establecer, "puede ser cualquier persona del entorno o una persona desconocida, aunque es verdad que en un porcentaje más elevado suele ser una persona conocida: un familiar, un vecino, un profesor…".

La sintomatología de la víctima tampoco ofrece una gran ayuda, aunque hay que estar atentos a los cambios conductuales que se detectan. En cualquier menor un cambio a nivel emocional y conductual puede ser indicio de que hay un problema, pero en el caso de los menores discapacitados, con mayores problemas para verbalizar sus sentimientos, es clave.

Evitar las secuelas

Alemany se muestra absolutamente convencido de que con la intervención adecuada y con mucho apoyo y trabajo en el círculo familiar un menor puede lograr la completa superación de su vivencia, pero subraya los problemas especiales de los menores discapacitados que suman a "sus propias dificultades cognitivas" otras circunstancias, como "el estigma de su discapacidad y encontrarse en familias ya golpeadas por las dificultades y que tienen que afrontar además el impacto de los abusos…".

La prevención se convierte en la intervención más acertada y eficaz para intentar atajar el problema, por eso este experto aboga por una mayor educación sexual, "que es muy deficiente" y que debe pasar por defender el derecho a que "los discapacitados tengan acceso a una vida sexual como la que disfruta todo el mundo". Alemany propone trabajar en "planes integrales de educación sexual que enseñen cómo debe de ser una relación sexual, con quién , qué es la intimidad, enseñarles a detectar abusos".

Los profesionales y los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado también deben estar muy presentes en esta reeducación para acercarse el problema. "Tenemos una sociedad, no solo los policías y los jueces, muy poco preparada para incluir a los discapacitados. No existen las herramientas adaptadas a estas personas, no reciben el trato que nos gustaría. Nuestra lucha es que logren acceder a una justicia con garantías, que ahora no tienen".

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