Los técnicos de Sodercan no recomendaron el proyecto y advirtieron de la sobrevaloración de la maquinaria

López: Revilla firmó el protocolo sabiendo que no se podía cumplir el plazo de expropiación, por lo que el socio puede "sentirse engañado"
López En La Comisión
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EUROPA PRESS
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El técnico de Sodercan encargado de la gestión del proyecto GFB, Miguel Ángel López, ha asegurado este martes que los técnicos de esta empresa pública emitieron un informe en el que "no se recomendaba en absoluto" acometer el proyecto de la fábrica de fibroyeso.

También advirtieron de la sobrevaloración de la maquinaria a los entonces consejero delegado de Sodercan, José Villaescusa, y al director, Francisco Royano, quienes "sabían perfectamente" que se estaban pagando 12 millones de euros más al cambio.

Pero, ha subrayado López, el proyecto de GFB "tenía que salir adelante sí o sí y prefirieron mirar un poco para otro lado. Se dejaron engañar claramente", ha asegurado, afirmando en este sentido que la decisión de invertir en la factoría fue "política. Así me lo manifestaron, incluso", ha corroborado.

López se ha pronunciado así en la Comisión parlamentaria de Investigación de GFB, a preguntas de la diputada 'popular' María Antonia Cortabitarte, para quien resulta "lo más grave de lo oído hasta ahora" que los responsables del Gobierno, que "tiraron el informe de los técnicos a la basura", permitieran que Euroamérica se "metiera en el bolsillo" una plusvalía de "2.000 millones de pesetas", advertidos como estaban.

López, que fue técnico de Sodercan desde octubre de 2002 a marzo de 2005 y comenzó a trabajar en el proyecto GFB en 2003, ha explicado que, antes de la firma del protocolo en Costa Rica, a principios de 2004, Sodercan pidió un plan de viabilidad a Euroamérica que envió un documento "inconexo", "cuatro páginas mal hechas", que la sociedad regional tuvo que pedir que se adaptara, lo que se hizo en marzo de 2004 contando con la ayuda de Sodercan.

Este plan de negocio carecía de las "necesidades obvias para que fuera viable a futuro" y tenía "muchas deficiencias", ha señalado este economista, que ha citado las "incertidumbres" en la adquisición de materia prima, el excesivo personal y el mercado, ya que se preveían unas ventas "difíciles de soñar dentro de Europa".

También había dudas sobre el coste del proyecto, que estaba "más diseñado para una planta en Costa Rica" que para España, además de que no se produjo "ningún control" para demostrar que la maquinaria pudiera ser efectivamente utilizada en nuestro país "desde el día cero". Además, a juicio de los técnicos, la fábrica estaba sobredimensionada pero no se podía hacer nada porque la instalación ya estaba comprada.

"Había demasiadas incertidumbres que no se podían resolver, y todo ello añadiéndolo al importante coste de la inversión. El equipo técnico de Sodercan, especialmente Ángel González y yo, reclamábamos que no había mucho rigor", ha subrayado, manifestando que esas incertidumbres no fueron corregidas pero sí figuran en un informe escrito que se les entregó a Villaescusa y Royano.

El informe "no recomendaba en absoluto acometer el proyecto" en aquel momento y con aquellas circunstancias y apuntaba que si se solventaran todas las deficiencias podría volver a analizarse y "ver las posibilidades".

A la pregunta de Cortabitarte de si existe este informe en Sodercan, López piensa que es posible que "lo hicieran desaparecer" porque cuando él y González lo presentaron a sus superiores, las reacciones de éstos "no las esperábamos". "Dijeron que daba igual el análisis porque habían dicho que eso tenía que seguir adelante".

Pero López sí tiene este informe en la copia del disco duro de su ordenador "de lo que yo había trabajado allí" que pidió hacer a un compañero cuando se fue de Sodercan y está dispuesto a aportarlo "mañana mismo".

El socio engañado

Por otra parte, en cuanto a la inversión del Gobierno en el proyecto, López ha manifestado que fue un "tema bastante cambiante" porque inicialmente el socio aportaba la maquinaria, y ha indicado que un "problema importante" fueron las subvenciones ya que se contaba con ellas para el capital. Fue "un dinero que prometió Sodercan con bastante ligereza", sobre todo porque había algunas que no controlaba, como los incentivos regionales.

En este sentido, ha dicho que cuando el expresidente Miguel Ángel Revilla (PRC) fue a Costa Rica a firmar el protocolo, "llevó un documento escrito desde aquí" pero se suscribió otro diferente en el que la maquinaria ya no la aportaba Euroamérica sino que la compraba GFB "con una operación financiera bastante singular" y que también variaba en cuanto a la aportación de los terrenos, otro "handicap" del proyecto.

Al respecto, ha subrayado que era "imposible" que Sodercan se hiciera con los terrenos en 90 días cuando ni siquiera había hablado con los propietarios. Además, ha opinado que los costarricences, más que retrasos, "podían haber pensado que les habían engañado" ya que desconocían el procedimiento de expropiación.

"Pero el Gobierno no. Y menos el presidente del Gobierno que firmó el protocolo y que había sido consejero de Obras Públicas. Y él si se lo lee, sabe de sobra qué es. Vamos, creo que ni en Venezuela son capaces de conseguir en 90 días poner a disposición de una empresa unos terrenos que son de 7 u 8 propietarios. Creo que en Costa Rica y con razón se pueden haber sentido engañados", ha sentenciado.

Por todo ello, el técnico ha explicado que, tanto por su parte como por la de directivos de Sodercan, había "muchos reparos" con el proyecto. De hecho ha reconocido que "intentamos por todos los medios ralentizar el proceso" y consiguieron que inicialmente se constituyera la sociedad sólo con el mínimo legal, 60.000 euros. Pero como se había firmado en Costa Rica que había que aportar el dinero "inmediatamente", al poco se tuvo que poner el capital que faltaba para poder comprar la maquinaria. Y, ha asegurado, "todo se pagó sin que Euroamérica aportara dinero más allá del que recibió de la venta de la maquinaria".

Además López ha indicado que, según las facturas originales en poder de Sodercan, la maquinaria estaba valorada en 40 millones de dólares, por lo que los técnicos de esta sociedad "desde el minuto cero" no querían comprarla "de inmediato", sino esperar un año, hasta que estuviera concluida la nave. "Pero ellos tenían prisa porque sino no tenían dinero para poner capital social y obtener los beneficios que luego consiguieron con la venta de la misma".

Además, a los técnicos les "llamó la atención" la diferencia de cambio de la compra en origen y de la compra cuatro años después, pues "se generaba una plusvalía implícita por parte del socio mayoritario", un hecho que del que fueron conscientes sus superiores, "a los que se lo comunicábamos a diario".

"De enero a agosto de 2004 los pasillos de Sodercan eran un run run de dónde nos íbamos a meter; incluso el director financiero estaba que se subía por las paredes porque era el que tenía que soltar la pasta. No era cuestión que supiéramos tres, ahí en un cuarto oscuro: lo sabíamos todos y se hablaba abiertamente tanto con el consejero delegado como con el director general", ha remarcado.

También ha dicho que el Fondo de Capital Riesgo Cantabria hizo un informe en el que "desaconsejaba" la inversión en GFB, y ha opinado que Sodercan hizo en el caso de GFB "bastante dejación de funciones en el control de esa inversión" en contraste con otros proyectos en los que participaba la sociedad pública aún no siendo parte del capital.

En este sentido y en cuanto a la declaración de Royano en la comisión, López ha manifestado que "se le olvidó decir que él era conocedor en todo momento de todas las circunstancias porque de hecho participaba en las reuniones, yo despachaba con él a diario y sabía más que yo: era el que más sabía del tema".

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