M.El Observatorio de Cambio Climático analiza la situación de los conjuntos forestales de Sierra Nevada

El Observatorio Andaluz de Cambio Climático de Sierra Nevada, una iniciativa de la Consejería de Medio Ambiente que cuenta con la coordinación científica del Centro Andaluz de Medio Ambiente (Ceama) y la Universidad de Granada, evalúa de qué manera las principales actuaciones implementadas sobre los ecosistemas forestales de la Espacio Natural de Sierra Nevada por la actividad humana logran o no los efectos perseguidos.

El Observatorio Andaluz de Cambio Climático de Sierra Nevada, una iniciativa de la Consejería de Medio Ambiente que cuenta con la coordinación científica del Centro Andaluz de Medio Ambiente (Ceama) y la Universidad de Granada, evalúa de qué manera las principales actuaciones implementadas sobre los ecosistemas forestales de la Espacio Natural de Sierra Nevada por la actividad humana logran o no los efectos perseguidos.

En este sentido, señala que, en un panorama como el actual, en el que los impactos provocados por la actividad humana son "una evidencia constatada" como refleja la sobreexplotación de recursos, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, los cambios de uso del suelo o la contaminación; la gestión "responsable" de los recursos debe incorporar "necesariamente" el concepto de adaptación tanto en sus planteamientos teóricos como en las actuaciones concretas.

Por ello desde el Parque Nacional y Parque Natural de Sierra Nevada se apuesta por "una gestión adaptativa, combinando el conocimiento científico sobre los ecosistemas con la experiencia adquirida en campo", según se recoge en el informe 'Metodologías de seguimiento. Observatorio de Cambio Global Sierra Nevada', al que ha tenido acceso Europa Press. Así, la propia gestión que la administración realiza de los recursos naturales se convierte en objeto de seguimiento y análisis dentro del Observatorio.

De esta manera, el objetivo es mostrar las metodologías que permiten evaluar de qué manera las principales actuaciones implementadas sobre los ecosistemas forestales logran o no los efectos perseguidos. Estos métodos asumen, según indica, que "no existe conocimiento inequívoco sobre la manera en la que funcionan los ecosistemas y reconocen la incertidumbre que domina nuestra interacción con ellos", una idea que conlleva que "el planteamiento de las preguntas, el diseño experimental, la toma de datos, el análisis y la interpretación sean pasos iterativos, sin perder por ello la integridad de largas series de datos y mediciones básicas".

Así, se ha abordado, mediante estos protocolos de evaluación de la gestión, formaciones vegetales "claves" para Sierra Nevada como los pinares de repoblación, encinares, robledales y enebrales sabinares de alta montaña.

PINARES,

"graves" problemas ecológicos

En este sentido, apunta que la situación de los pinares de repoblación presentan en la actualidad "graves problemas ecológicos", pues el "exceso" de densidad y la falta de actuaciones selvícolas durante las primeras edades de los árboles han originado "unas masas monoespecíficas y coetáneas".

Además, la "excesiva" competencia por agua, luz y nutrientes no ha permitido el desarrollo de una masa de bosque "adecuado" ni la colonización de otras especies forestales bajo el dosel arbóreo. Todo esto se traduce, según añade, en "una gran vulnerabilidad ante posibles perturbaciones y en una oferta de servicios ecosistémicos más limitada de lo que cabría esperar en un bosque natural".

Al hilo de esto, el informe, que se ha presentado durante la celebración recientemente en Granada de las jornadas de investigación 'Sierra Nevada Observatorio de Cambio Global', apunta que en las últimas décadas la Administración forestal ha tratado tanto de mejorar sus condiciones frente a posibles incendios como de favorecer su naturalización y diversificación estructural y florística. "También se ha invertido un gran esfuerzo en la restauración de zonas incendiadas", añade.

Por otro lado, los robledales de Sierra Nevada han sido sometidos en las últimas décadas "a presiones cambiantes", observándose durante la investigación "un retroceso el número de ejemplares, vigor vegetativo y capacidad reproductiva de algunas poblaciones".

Los encinares "con frecuencia han sido eliminados o degradados por la acción humana", a lo que hay que añadir las cortas por carboneo y los frecuentes incendios. Frente a esta situación, se están realizando actuaciones encaminadas a favorecer el estado de estas masas de frondosas en aquellos lugares donde se prevé que puedan desarrollarse de manera satisfactoria según las predicciones climáticas, así como plantaciones y siembras en zonas adecuadas para su colonización.

Igualmente, el seguimiento ha concluido que las formaciones de enebral y sabinar de Sierra Nevada, de "enorme" diversidad e "importancia" paisajística, están "en claro retroceso" debido a las quemas de pastos y desbroces así como debido a las limitaciones de reclutamiento en las condiciones climáticas actuales.

Restauración de zonas incendiadas en 2005

Así, para revertir esta situación y aumentar la capacidad de adaptación de estos ecosistemas, se ha puesto en marcha un conjunto de actuaciones cuyo objetivo es la creación de núcleos de dispersión con los principales componentes de esta comunidad. Por otro lado, el apartado del informe denominado 'Evaluación de la gestión para la conservación y recuperación de biodiversidad y función ecológica' también aborda el diseño experimental llevado a cabo para evaluar las diferentes técnicas empleadas en la restauración forestal del incendio que calcinó 3.000 hectáreas, la mayoría de pinares, en el año 2005 en Sierra Nevada.

Así, los objetivos concretos de aquellas hechos, que afectó principalmente a pinares de repoblación en los términos municipales de Lanjarón, Nigüelas, Lecrín, Dúrcal y Cáñar, son evaluar los efectos de diferentes técnicas de restauración de la masa forestal; analizar la supervivencia y crecimiento diferencial de un amplio número de especies arbóreas y arbustivas utilizadas en la restauración; analizar la influencia del matorral pionero y la altitud sobre los plantones en los núcleos de dispersión, teniendo en cuenta la supervivencia, el crecimiento y la herbivoría; y analizar el efecto de la altitud y la exposición sobre la supervivencia y crecimiento de los plantones en las repoblaciones tradicionales.

Por otro lado, apunta que el planteamiento experimental consiste en el seguimiento de la restauración realizada a través de núcleos de dispersión y repoblaciones tradicionales. En ellos se ha introducido 'Crataegus monogyna', 'Rosa canina', 'Berberis hispanica', 'Prunus ramburii' y 'Quercus', con una separación de 25, 50 y 100 metros entre ellos. Cada uno de estos núcleos está rodeado de pinos, empleando 'Pinus sylvestris' en las cotas más altas y 'Pinus pinaster' en las cotas más bajas.

En total se han marcado entre 55 y 110 individuos de cada una de las seis especies y entre 550 y 560 individuos por cada uno de los cuatro escenarios. Por otro lado, En las repoblaciones tradicionales, las mismas especies se agrupan en bosquetes de dimensiones variables. En cada zona se marcan individualmente para su seguimiento 30 individuos de cada una de las seis especies escogidas, que se lleva a cabo dos veces al año, en primavera y en otoño, para evaluar la mortandad invernal y estival, respectivamente.

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