Los sindicatos han perdido tirón en Europa durante los últimos años.

Solo en ocho de los países 27 miembros de la Unión Europea más de la mitad de la población ocupada está afiliada a alguno, según la Federation of European Employers (FedEE), que estima que la densidad sindical -porcentaje de trabajadores asalariados afiliados a los sindicatos- en la UE seguirá cayendo. Polonia, Rumanía y Alemania arrastran las peores cifras.

En España, en términos absolutos, los sindicatos ganaron 317.000 afiliados entre 2000 y 2008, según la Comisión Europea. En 2009, según la OCDE, la densidad sindical en nuestro país era del 15,9%, 2,5 puntos por debajo de la media (18,4%) de sus 34 países miembros (Finlandia lideraba el ranking con el 69,2%); por último, en 2010, la Encuesta de calidad de vida en el trabajo del Ministerio de Trabajo reveló que el 16,4% de los trabajadores ocupados estaba afiliado, es decir, más de tres millones de personas.

Los sindicatos mayoritarios corrigieron al alza este dato, hasta el 19,7%, para circunscribirlo solo a los trabajadores asalariados, pero reconocieron que la crisis estaba haciendo mella en sus organizaciones. Las cifras de ocupados y asalariados han bailado mucho en los últimos años: la pérdida continuada de empleos, la creciente influencia de sindicatos minoritarios, independientes o nacionalistas y otros factores han contribuido a este ligero frenazo.

Un dato más: según Bruselas, en nuestro país existe una brecha entre las afiliaciones de los trabajadores indefinidos (el 20% pertenece a un sindicato) y los temporales (no llegan al 10%).

Comisiones Obreras (CC OO) y la Unión General de Trabajadores (UGT), que suman un 75% de las adhesiones en España, han sufrido más un deterioro en su empatía con el ciudadano medio que una reducción real de apoyos. La última manifestación convocada por Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, contra la reforma laboral del Gobierno, reunió a medio millón de personas, según sus propios datos. Apenas una quinta parte de sus militantes.

Esta nueva norma, además, va a disminuir su "poder" en la negociación colectiva, según ha reconocido el propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

Si nos remitimos al CIS, el 46,8% de los encuestados en el barómetro de marzo de 2011 dijo que había empeorado su opinión sobre los sindicatos tras la firma del acuerdo para la reforma de las pensiones; el 44,5% aseguró que su opinión no había cambiado y solo el 2,5% dijo que había mejorado. Un estudio de la empresa Infojobs del mes de octubre, además, reveló que siete de cada diez trabajadores en España no se sienten representados por los sindicatos.

Por otra parte, se ha vuelto a poner sobre la mesa el debate sobre las empresas que poseen las organizaciones sindicales o el dinero público que reciben: en 2010, el Ministerio de Trabajo concedió algún tipo de subvención a 80 sindicatos. Ellos se defienden de las críticas y proclaman su transparencia con vídeos como este de CC OO.

CC OO y UGT recibieron en 2010 7,4 millones de euros y 7,3 millones de euros en subvenciones, respectivamente; los siguientes que más dinero percibieron fueron Unión Sindical Obrera (USO), con 524.862,1 euros, y ELA-STV, con 486.478,2 euros.

Las subvenciones a los sindicatos se reparten en función de la representatividad de cada organización y se conceden, según las bases reguladoras correspondientes, porque estas organizaciones realizan actividades "consideradas de interés general". Están reguladas por la Ley general de subvenciones y su reglamento, contempladas en los Presupuestos Generales del Estado, y dentro de ellos, en la partida del Ministerio de Empleo.

A pesar de todo lo dicho, y si nos referimos a ese apoyo real, CCOO y UGT no han hecho más que crecer.

En diciembre de 2007, CC OO contaba con 1.141.321 afiliados, y en diciembre 2009, con 1.203.000, según datos de su Unidad Administrativa de Recaudación facilitados a 20minutos.es. Por su parte, UGT -que dispone de datos más actualizados- tenía en 2007 un total de 949.129 afiliados, mientras que en 2011 la cifra fue de 1.206.987, según ha confirmado a 20minutos.es su Secretaría de Organización Confederal.

En las elecciones sindicales en las empresas también se nota el respaldo: votan una media del 90% de los trabajadores -según datos de UGT sobre el total de sindicatos-, lo que supuso en 2011 un total de 16.026.750 votos.

Aun así, entre 2010 y 2011, UGT se dejó 3.000 afiliados por el camino, cuya pérdida se achaca desde el sindicato, fundamentalmente, a la pérdida de empleos. Es la explicación que también se ofrece desde Europa para el declive sindical conjunto y para la reducción de afiliados en países como Austria, Dinamarca y Suecia. La CE centra la "amenaza", sobre todo, en el sector público debido a los grandes ajustes que las administraciones reciben desde 2009.

En la Unión Europea hay, aproximadamente, unos 3.000 sindicatos entre grandes confederaciones y aquellos de carácter independiente, según datos de la CE en 2010. Entre 2000 y 2008, el número de afiliados en la UE cayó en 3 millones de trabajadores, mientras que el número de no afiliados aumentó unos 20 millones en total. Según la OCDE, en el conjunto de sus países miembros la densidad sindical cayó del 18,4% al 18,1% de 2009 a 2010.

En algunos de nuestros países vecinos, la situación sindical -a grandes rasgos- es la siguiente: en el Reino Unido el Trade Union Congress engloba a 58 sindicatos que suman 6,5 millones de afiliados; en Alemania, la German Federation of Trade Unions (DGB) aglutina a ocho sindicatos y a 7,7 millones de afiliados; Francia, con una de las tasas de afiliación más bajas, cuenta con cinco sindicatos mayoritarios, CGT (unos 700.000 afiliados), CFDT (unos 800.000), FO, CFTC y CFE-CGC, que sin embargo suelen tener mucho apoyo popular; en Portugal hay dos sindicatos mayoritarios, CGTP-IN y UGT, y más de 300 pequeños, que en total suman más de un millón de afiliados.

Cuatro expertos analizan para 20minutos.es en profundidad la situación actual de los sindicatos en España a partir de la estructura metodológica DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades).

Los analistas son: Ramon de Alós-Moner (R.A.), profesor de Sociología de la UAB y miembro del centro de estudios sociológicos Quit; Joan Coscubiela (J.C.), diputado de Izquierda Plural (ICV), profesor de derecho del Trabajo y ex secretario general de CC OO en Cataluña; Félix Ortega (F.O.), catedrático de Sociología en la UCM; y Jesús Lahera (J.L.), profesor titular de Derecho del Trabajo de la UCM.

DEBILIDADES
R.A. - El profesor de la UAB cree, en primer lugar, que los sindicatos cuentan con "poca afiliación". Asimismo, la "elevada contratación temporal" en las empresas, así como la gran concentración del empleo "en pequeñas y muy pequeñas empresas", también les pasa factura.

J.C. - Los "poderes económicos", opina el diputado, están aprovechando la crisis "para debilitar cualquier forma de contrapoder social", y eso afecta a la propia "legitimidad social" de los sindicatos en España, siendo una de sus mayores debilidades.

F.O. - El profesor Ortega cree que los sindicatos tienen "fuerzas escasas y menguantes". Opina, además, que no constituyen una alternativa a la crisis -"no hay alternativas"- y que lo tienen "complicado". Las manifestaciones, dice, "les salían mejor" contra el Gobierno anterior y ahora tienen "difícil lanzarse a la piscina", porque "redundaría en una mayor pérdida de fuerza". Llevan tiempo en crisis; "están en declive", explica.

J.L. - Las nuevas reglas, según el profesor Lahera, quitan a los sindicatos "capacidad de control sectorial". Ese control se hace más débil.



AMENAZAS
R.A. - Se ha producido un "giro hacia un capitalismo financiero, especulativo, cortoplacista", explica Alós-Moner. Asimismo, constituyen una amenaza las "políticas neoliberales arropadas por un discurso que no admite alternativas y que es reproducido machaconamente en muchos medios de comunicación".  Por último, hay que considerar  la "desregulación del derecho laboral (reducción de su carácter tuitivo y regulador)".

J.C. - El mercado de trabajo español existente, muy "precarizado", dificulta para Coscubiela la organización sindical y la incorporación de los trabajadores a los sindicatos.

F.O. - Son una amenaza las críticas que inciden en que los sindicatos "solo se preocupan de los que tienen trabajo" o en el dinero que manejan -"la derecha siempre les va a criticar"-, las futuras reformas y la posible retirada de las subvenciones, etc. Asimismo, a medida que hay menos trabajo -se pierden empleos-, "hay menos militantes"; las condiciones sociales y económicas han cambiado y eso también les ha trastocado. Por otro lado, existen otros movimientos como el 15-M o ahora los estudiantes en Valencia que no parece que vayan a respaldarlos, dice el profesor.

J.L. - Al perder el control sectorial -apuntado en las debilidades- también se reduce la capacidad de negociación salarial de los sindicatos, algo que, según el profesor, puede derivar en que haya "un alto riesgo de competencia desleal entre empresas".

FORTALEZAS
R.A. - Los sindicatos, opina el sociólogo, tienen "ideas más o menos claras sobre su función social". Por otro lado, muestran "interés" y poseen un conocimiento "de las transformaciones existentes en el ámbito de la empresa y del empleo". Su estructura organizativa, explica, ya está "puesta a prueba".

J.C. - El hecho de que los sindicatos se sometan periódicamente a elecciones sindicales y ostenten "unos niveles de representación importantes" supone uno de sus puntos fuertes. De igual manera, lo es "la desarticulación de las fuerzas políticas de izquierda", ya que, según el político, provoca que los sindicatos puedan funcionar como un "contrapeso social".

F.O. - Para el profesor, los sindicatos son una institución con una sólida cobertura legal que se apoya en el Estatuto de los Trabajadores y en la militancia, aunque con la reforma laboral su posición sea más débil. Son un instrumento de equilibrio social, económico y político.

J.L. - La negociación sigue siendo una de las fortalezas de los sindicatos. Su capacidad de reivindicación y de lograr una fuerte presencia en las empresas para cumplir su función de mantener los salarios. El principal problema que tiene esto, según Lahera, es que "el tejido empresarial" español, que cuenta con muchas pymes -microempresas- "hace casi inevitable que el convenio sectorial tenga una función más importante".

OPORTUNIDADES

R.A. - Existe, dice el profesor, una "necesidad de defender y mejorar las condiciones de empleo de los trabajadores, hoy más amenazadas". Asimismo, hace falta una "voz colectiva por parte de los trabajadores que sea un contrapoder al poder y discrecionalidad empresarial". Otra oportunidad la encuentran en la defensa de un "sistema de bienestar (protección y servicios sociales) justo y eficiente frente a la ley del más fuerte".

J.C. - El diputado cree que es un buen momento para intentar "construir" una unión sindical potente en Europa para adquirir mucha más "fuerza" a nivel mundial.

F.O. - El profesor cree que esta es una oportunidad para lanzarse a la calle y protestar, aunque "no esté claro" que los sindicatos vayan a lograr un apoyo masivo.

J.L. - Existe una oportunidad, explica el profesor, de "implantar en los convenios el acuerdo social" que han firmado los sindicatos y que apuesta por la "flexibilidad interna" de las empresas.