"Yo pensé que era normal, nadie me explicó que había sufrido una ablación en mi infancia"

  • Adama acaba de someterse a una operación de reconstrucción de clítoris.
  • Esta joven de 19 años fue mutilada en su infancia junto con su hermana gemela.
  • Desde 2008, la Fundación Dexeus ha realizado más de 30 operaciones gratuitas a mujeres mutiladas.
  • Este 6 de febrero se celebra el Día contra la ablación genital en todo el mundo.
Adama, quien prefiere no mostrar su rostro, ha sido víctima de una mutilación genital.
Adama, quien prefiere no mostrar su rostro, ha sido víctima de una mutilación genital.
A.B.
Adama, quien prefiere no mostrar su rostro, ha sido víctima de una mutilación genital.

Más que difícil es imposible meterse en la piel de una mujer que ha sido mutilada. La cifra estremece. Cada año, cerca de tres millones de niñas y mujeres en el mundo son víctimas de la ablación genital según la OMS, una práctica inaceptable que sigue vigente hoy en día en 28 países africanos.

La historia de la joven Adama, de 19 años, también estremece. Desde hace tan solo diez días afronta una nueva etapa en su vida tras realizarse una reconstrucción de clítoris: "Yo pensé que tenía los mismos órganos genitales que todo el mundo, a mi nadie me había explicado nada. No sabía que yo era diferente".

Hasta hace menos de un año, hablar de la ablación para Adama era referirse al continente en el que vivió los primeros diez años de su vida, era hablar del país de origen de sus padres, pero nunca pensó que tuviera que hablar de la ablación en primera persona.

Adama no sabía que ella había sido víctima de una mutilación genital cuando tenía 5 años.

"Nos la hicieron a mi hermana gemela y a mí"

Todo empezó cuando se disponía a hacer un trabajo de investigación de 2º de bachillerato sobre África. Adama eligió este continente por todo lo que le une: "Quise investigar sobre el país de mis padres, el maltrato a la mujer en África... y de ahí llegué a la mutilación femenina" cuenta esta joven.

Fue su propia madre quien le confesó su triste secreto: "Yo no lo aceptaba, mi madre me contó que me lo habían hecho mientras ella vivía en España, yo pasé mi infancia sin ella en África aunque nací en Barcelona. Nos la hicieron a la vez a mi hermana gemela y a mí. Sin embargo yo tuve muchos problemas y llamaron a mi madre porque no me recuperaba, y ahí fue cuando supo todo".

Adama creía no haber tenido ninguna secuela psicológica. Para ella todo su órgano genital mutilado era normal, pero cuando supo su verdadera historia todo le encajó: sus miedos, sus problemas sexuales... todo empezaba a tener sentido.

"Tenía problemas en la penetración y lo justificaba con el vaginismo. Tengo que admitir que sentía algo de miedo que alguien me tocara, pero de verdad, no sabía por qué" explica Adama.

Desde un primer momento esta joven catalana tuvo claro que quería recuperar su órgano femenino, aquel con el que sería "una persona 100% normal".

"Quería recuperarme a mí misma"

Tras conocer el trabajo que desarrolla la Fundación Dexeus acudió con su hermana gemela a la consulta del cirujano Pere Barri.  Esta entidad, que lleva desde 2008 desarrollando el Programa de Reconstrucción Genital post ablación, ha operado ya a 30 mujeres que, como Adama, han podido reconstruirse su clítoris en una intervención quirúrgica de menos de 45 minutos.

"Cada operación requiere un traje a medida, pero el resultado es bastante bueno, se puede alcanzar el 90% del aspecto normal" explica el doctor Barri.

En cuanto a la sensibilidad, el doctor Barri asegura que es recuperable en un 75% de los casos, dependiendo de cada mujer.

Y es que hay varios tipos de mutilación genital femenina. Según la OMS, el caso más común en este tipo de mutilación es la escisión del clítoris y los labios menores (en un 80 % de los casos), mientras que la más severa (15%) es la infibulación, consistente en la extirpación del clítoris, los labios menores y parte de los mayores, seguida del cierre vaginal mediante sutura.

Adama tenía una mutilación de tipo II, es decir carecía de clítoris y labios menores.  A su hermana, con algo más de suerte, no le ha hecho falta ningún tipo de intervención quirúrgica.

"Ahora me cuesta imaginar que estoy operada. Estoy feliz, aunque soy consciente que no volveré a ser una persona como las demás. Eso es lo que más me duele" asevera Adama, aún convalenciente de la operación que le practicaron el pasado 27 de enero.

Adama siente dolor porque no encuentra explicación a esta práctica, es consciente de que no encuentrá ni encontrará una respuesta que justifique su ablación y la de tantas miles de mujeres: "Me duelen que se justifiquen con la religión, el Corán no dice nada de eso".

A pesar de todo, esta joven hispanoafricana no guarda rencor a los que le realizaron la mutilación: "no lo justifico, pero es la tradición. He vivido allí casi diez años. Soy africana y española a la vez, hay cosas en las que estoy muy de acuerdo con África y otras cosas en las que no, con Europa me sucede igual".

10.000 niñas en riesgo

En España no existen datos oficiales, pero expertos de la Universidad Autónoma de Barcelona calculan que hay entorno a 10.000 niñas en riesgo de sufrir una ablación, todas ellas procedentes de alguno de los 28 países del mundo (la mayoría de la franja subsahariana) en los que esta práctica está muy extendida.

Hasta el momento, la técnica de la Fundación Dexeus se ha extendido a hospitales de Valencia, Madrid y Zaragoza y está disponible únicamente para mujeres residentes en España.

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