Interpreta al protagonista de Toledo (Antena 3), Rodrigo, el magistrado de la ciudad en tiempos de Alfonso X, con cristianos, musulmanes y judíos conviviendo en un frágil equilibrio. Eduard Farelo es un actor versátil que combina el doblaje con el trabajo actoral frente a la cámara.

Este actor de 41 años ya era conocido en Cataluña por su papel protagonista en Nissaga de poder. Aunque hasta ahora era más conocida su voz que su rostro (ha doblado a Eric Bana, Vincent Cassel, Colin Firth, Edward Burns, e incluso al mítico Gollum en El señor de los anillos) ya tuvo un papel importante en la serie Hay alguien ahí, de Cuatro. Tiene cinco hijos.

¿Qué dificultades añadidas hay a la hora de rodar una serie de época?

Es una espada de doble filo. Hay una parte que dificulta el trabajo, todo el tema de las espadas, vestuario, aprender a montar a caballo con una cierta dignidad… Pero superada esa etapa esos mismos elementos ayudan mucho a la construcción del personaje. Hay una serie de comportamientos, usos y maneras que se convierten en referentes claros para ti y para el espectador.

¿Qué tal ha llevado las sesiones de entrenamiento para las escenas de acción?

Se ha hecho cargo de todo Cuco Usín, que es un gran especialista y hemos tenido casi un mes antes de empezar a rodar para trabajar con las espadas, los caballos y demás, y la verdad es que a estas alturas lo llevo bien. Siempre hay daños colaterales y algún golpe (muestra una uña amoratada), pero en definitiva ayuda a meter al espectador en la época. Es mucha caña a nivel físico, pero tiene un lado de divertimento y de jugar que tiene mucho que ver con el oficio de actor.

¿Le ha puesto nombre a la espada?

No (risas) no sé si debería o había costumbre de ponerle nombre. En cualquier caso mi espada la conoce todo el equipo porque mide bastante más de un metro, lo que implica que cuando estoy en plató voy dando golpes a todo el equipo técnico y el equipo de atrezzo me ha tenido que hacer un doble porque el de verdad pesa cuatro kilos y medio.

¿Se la quedará cuando acabe el rodaje?

No lo he contemplado, pero si me la regalan estaré encantado. La pondré en el salón de casa, lejos de los niños, porque es un bicho peligroso.

¿Es Toledo un ejemplo de convivencia entre culturas en un momento como éste?

Ni siquiera los historiadores se ponen de acuerdo sobre la convivencia en Toledo en aquella época, los hay que incluso dudan de la existencia de la Escuela de Traductores y de la figura de Alfonso X como rey de paz. Quizá por conveniencia se supone que intentó que se mantuviera esa convivencia. En la serie sí se intenta mostrar que es mejor intentar entender al extraño, generar la empatía hacia el otro.

No hemos avanzado mucho desde los tiempos de Toledo ¿no?

No hemos avanzado nada. Hemos avanzado en unas leyes y unas normas que parecen menos salvajes, pero lo de pensar mal del extraño lo seguimos manteniendo. Por no hablar de guerras, donde hay claros ejemplos.

¿Tiene solución el conflicto entre culturas?

El miedo al que piensa distinto, sobre todo en la fe, sigue provocando malentendidos y situaciones de violencia. Lo ideal es que eso desapareciera, pero está en los genes del ser humano.

¿Veremos sonreír a Rodrigo alguna vez?

Les he pedido a los guionistas que de vez en cuando me dejen hacerlo. Es verdad que es un tipo con una mochila muy pesada a sus espaldas y que está en una situación como para reírse, pero yo como actor lo agradecería.

Rodrigo sirve al rey, ¿Y usted?

No, yo no creo en la monarquía. Creo que deberíamos buscar otra manera de que se nos represente.

Rodrigo lleva el pelo muy corto… ¿Con qué se rapaban en la edad media?

No, no voy rapado, no me han dejado, esto es alopecia congénita. El pelo y las barbas, supongo que a cuchillo, como los hombres de verdad (Risas).

¿Por qué causa actual lucharía Rodrigo?

No lo sé, porque de entrada es un tipo con unos valores que hoy en día parecen pasados de moda, como el honor o proteger los principios. Sin embargo, si le quitas la pátina histórica tienen un sentido. Es un tipo al que la palabra justicia le pesa mucho, no sé si para bien o para mal. Se rebelaría ante las injusticias.

¿A qué personaje actual debería perseguir?

A todos los mangantes, que hay unos cuantos en este país, incluidos algún banquero que otro y a algún empresario del sector inmobiliario.

¿Qué le dice su familia cuando le ve vestido de caballero?

Mis hijos están encantados, pero mi mujer quiere que me quite la barba ya (risas). A los niños les hace mucha gracia, tengo críos de todas las edades y a los más pequeños les da la sensación de que su padre es un guerrero.

¿Sabe que en Facebook hay un grupo que se llama 'Yo también amo la voz de Eduard Farelo'?

Sí, lo sé. Lo que no sé es si lo ha creado algún familiar cercano o si citan solo la voz porque el resto no acompaña (risas). Todos los halagos son bien recibidos y entiendo que al final la voz es el 50% del trabajo de un actor.

¿Cómo lleva el tema de la fama?

No he notado grandes diferencias. Esta historia la he vivido ya en Cataluña y me pilla un poco mayor. No deja de ser un oficio que puede ser muy efímero.

¿Le cogió miedo al tema paranormal tras Hay alguien ahí?

Para nada, soy absolutamente escéptico y me cuesta creerme las cosas. Le tengo más miedo a las espadas y a las luchas de ‘Toledo’, que de vez en cuando dejan algún mamporro.

¿Es más difícil doblar que ponerse delante de una cámara?

No, no es más difícil. Yo he ido combinando siempre ambas facetas. Al principio de mi carrera me fue muy fácil entrar en el doblaje y lo he combinado con el teatro aficionado y con trabajos de imagen. Es un trabajo en el que he aprendido muchas cosas, he visto trabajar a muchos actores y me ha permitido tomarme la carrera de actor con mucha tranquilidad.

¿Le ha ocultado a alguien que fue usted Gollum?

Intento ocultarlo lo más posible, porque el paso siguiente es que me pidan que diga lo de “mi tesoro” y es una cosa que ya sólo puedo hacer si llevo dos Gin tonic encima.